Opinión

El invisible e imprescindible papel de las mujeres en la economía de los cuidados

Cuidados

Cuidados / Joan Cortadellas

Cristina Colom

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Millones de personas en todo el mundo se suman hoy a las reivindicaciones por el Día Internacional de las Mujeres, una fecha todavía necesaria en la lucha por la igualdad de género. Esta conmemoración nos recuerda que todavía nos falta mucho camino por recorrer para acabar con la lacra de la violencia de género, avanzar en retos como la igualdad salarial entre hombres y mujeres o equilibrar la carga desproporcionada del trabajo doméstico y de los cuidados que siguen recayendo principalmente en mujeres. 

Los nuevos tiempos no han estado necesariamente ligados a avances y logros en pro de la igualdad de género. Más de 25 años después de la celebración de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing de las Naciones Unidas, que suponía el plan más progresista que jamás había existido para promover los derechos de la mujer, se constata que todavía ningún país ha logrado la igualdad de género. Además, la crisis por la pandemia está poniendo en riesgo décadas de progreso en la participación de la mujer en el mercado laboral, en su independencia económica y en igualdad salarial entre ambos sexos.

El mundo actual también trae asociados riesgos de desigualdad, discriminación e invisibilidad hacia la mujer. Un ejemplo elocuente lo encontramos en los sectores económicos de los cuidados y el trabajo doméstico. En España, las mujeres de la familia han sido las que históricamente se han ocupado de los niños, personas mayores o dependientes y, pese a que en las últimas décadas un volumen significativo de mujeres se ha incorporado al mercado de trabajo, no se ha visto una proporción similar de hombres soportando el peso del trabajo doméstico y de cuidados. Por otra parte, los servicios sociales y de asistencia públicos han demostrado ser insuficientes para cubrir plenamente las carencias en materia de dependencia. 

España es uno de los países donde se está produciendo una privatización y externalización de los servicios de los cuidados, empleando sobre todo a mujeres, muchas de ellas inmigrantes. Aunque no hay estadísticas oficiales sobre la proporción de mujeres extranjeras que trabajan como cuidadoras internas, según el último informe de Digital Future Society “Los cuidados a domicilio y las plataformas digitales en España, algunos estudios cifran que podría alcanzar el 80%. Esta tendencia ha ocurrido tanto con los cuidados a domicilio como con el trabajo doméstico, dos sectores que además se caracterizan por una gran precariedad y por estar infravalorados socialmente. 

Según los datos del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO), en el 2020, el 89% de los cuidadores no profesionales eran mujeres, es decir, familiares que cuidan a una persona anciana o dependiente y reciben prestaciones económicas del Estado. La aprobación de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia (LAPAD) en el año 2006 fue un gran avance, al reconocer el derecho universal a recibir asistencia. No obstante, la denominada Ley de Dependencia también ha puesto de manifiesto sus lagunas, la necesidad de abordar la precariedad y la falta de protección de las trabajadoras mediante la profesionalización del sector de los cuidados. La realidad es que la atención a personas ancianas y dependientes sigue siendo una responsabilidad que recae fundamentalmente en las mujeres de la familia.

Con este contexto, hay que destacar que el sector de cuidados se está viendo impactado por la aparición y crecimiento de plataformas digitales laborales que actúan como intermediarias entre los empleadores y los trabajadores domésticos y de cuidados, cubriendo una brecha existente entre la demanda y la oferta de servicios de cuidados. Un vacío que se ha hecho especialmente evidente durante la pandemia de la COVID-19 y que han tenido que asumirlo las familias, mayoritariamente las mujeres. 

En la actualidad, hay ocho plataformas que operan en el sector de los cuidados a domicilio en España, se trata de un sector emergente, todas las plataformas han surgido en los últimos años. La actividad económica de los cuidados en España tiene un peso considerable sobre su economía y representa un 4,65% del PIB, lo que equivale a 42.000 millones de euros aproximadamente. La informalidad es una de las características que definen a este sector económico dado que un 4,30% de ese PIB se genera mediante empleo informal, por lo tanto, solo un 0,35% corresponde a empleo formal. De igual forma, se trata de un sector muy feminizado porque representa alrededor del 20% del empleo femenino total.

El anterior estudio mencionado de Digital Future Society incide en que no hay ninguna revisión sistemática de literatura que abarque el sector de las plataformas de cuidados a domicilio. Asimismo, tampoco está presente en el debate público sobre el trabajo en plataformas, el cual se centra en el segmento del transporte y las entregas a domicilio, dos sectores muy masculinizados. 

Hay que poner en valor el imprescindible papel de las mujeres en la economía de plataformas, y en especial en el sector de los cuidados. El motivo es evidente: si lo invisibilizamos una vez más, estamos invisibilizando el trabajo, el talento y los derechos de las mujeres, la mitad de la población mundial.