Cómo invertir en criptomonedas en la 'nueva normalidad'

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Luis Vaello (Binance)

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La inestabilidad de los mercados más convencionales tras la crisis del Coronavirus, sumada a la ya definitiva implantación de la digitalización en el día a día de la sociedad ha abierto el espectro en el vasto ámbito de la inversión. Y aquí es precisamente donde el mundo de las criptomonedas se ha consolidado como una opción de valor. 

Finanzas, en este caso digitales, que han puesto en valor en los últimos meses su mayor estabilidad respecto a los mercados tradicionales y su superior capacidad de recuperación. A raíz del COVID-19, se ha democratizado el acceso a los diferentes activos criptomonetarios, lo que supone el espaldarazo definitivo en este mercado y un cambio de mentalidad y percepción respecto a las monedas digitales:

BITCOIN

El Bitcoin (BTC) es, sin duda alguna, la criptomoneda rey. La moneda virtual que dirige las tendencias del mercado -cuando Bitcoin sube, el mercado crece; cuando Bitcoin cae, el resto va detrás-. Es el activo a seguir y el que suele iniciar a quienes se adentran en el ámbito cripto debido, principalmente, a que es la más extendida y la que mayores usos ofrece. 

A raíz del COVID-19, se ha democratizado el acceso a los diferentes activos criptomonetarios, lo que supone el espaldarazo definitivo en este mercado y un cambio de mentalidad 

El Bitcoin va ligado a una menor volatilidad en comparación con el resto de opciones, lo que la presenta como una magnífica opción en fondos de inversión o inversores más adversos al riesgo. Además, este mismo año se ha producido el halving, un evento que acaparó la atención de todo el mercado en el mes de mayo y que marca cada cuatro años un punto de partida hacia nuevos máximos en el precio del BTC -a tenor de la experiencia de los halvings anteriores-.

ETHEREUM

El Ethereum (ETH) es otra de las criptomonedas donde poner el foco y prestar atención. Durante el mes de julio está previsto que se produzca el cambio a Ethereum 2.0, y el mercado lo espera con gran interés, dado que es la segunda criptomoneda más importante. 

En julio se espera el cambio a Ethereum 2.0, lo que supondrá un cambio completo en el funcionamiento de su blockchain y, por consiguiente, afectará de manera directa a su precio. 

Un cambio que ronda la moneda virtual desde hace mucho tiempo, pero que se ha ido posponiendo. En él su equipo planea cambiar su sistema de uno PoW -proof of work- como el que utiliza Bitcoin, a uno PoS -proof of stake-, en el que las recompensas se obtendrían por mantener los ethers en un nodo validador que ayudara al mantenimiento de la red, y no en la minería que rige actualmente. Esto supondrá un cambio completo en el funcionamiento de su blockchain y, por consiguiente, afectará de manera directa a su precio. 

STABLECOINS

En un año en la que el mercado parece inestable, otra alternativa son las Stablecoins. Criptomonedas que emulan a divisas tradicionales como el dólar o el euro, pero con las ventajas de la tecnología blockchain. Por ejemplo, dos muy populares son el USDT (tether) y el BUSD (stablecoin de Binance), ambas respaldadas por dólares, en una paridad de 1-1. 

Estas monedas virtuales permiten disponer de liquidez en mercados de criptomonedas sin exponerse a la volatilidad, por lo que muchos inversores conservan parte de su inversión en estos activos a la espera de buenas oportunidades en el mercado.

 El mejor indicativo de salud de una criptomoneda es su liquidez o, dicho de otra manera, la facilidad con la que podremos comprarla o venderla

Dadas las opciones, la inversión realizada siempre va íntimamente ligada al riesgo que se esté dispuesto a asumir. Por ello, el mejor indicativo de salud de una criptomoneda es su liquidez o, dicho de otra manera, la facilidad con la que podremos comprarla o venderla.

Pero también hay que investigar y hacer un estudio de mercado personal para evaluar esos riesgos. Un buen indicador es que la criptomoneda cotice en diferentes exchanges, lo que demuestra que existe demanda y disminuye el riesgo de centralizar todo en un único mercado -si dejara de funcionar, cerraría el acceso a la compra y venta de nuestra criptomoneda-. La seguridad y relevancia de ese exchange, es uno de los factores a valorar y hay plataformas que ofrecen multitud de servicios que aumentan la seguridad de las operaciones.

Además, las redes sociales y la comunidad que sigue día a día el avance de las criptomonedas son dos factores que, aunque no tienen relación con lo económico, indican en cierto modo la consistencia del proyecto. Desde el total de inversores en la actualidad que posee una criptomoneda en cuestión o que está pendiente de su evolución, y su volumen de potenciales usuarios. Una criptomoneda sin comunidad no sale adelante. 

 Las redes sociales y la comunidad que sigue el avance de las criptomonedas son dos factores que, aún sin relación con lo económico, indican en cierto modo la consistencia del proyecto

Realizando un símil con el fútbol, los jugadores serían la criptomoneda, el club sería la empresa y los aficionados los seguidores de la comunidad. Debe existir un equilibrio, dado que, sin un buen proyecto, no hay buenos jugadores, y por consiguiente hay malos resultados y menos aficionados.

Conocer el mercado e investigar acerca de ello es el mejor consejo que se le puede ofrecer a cualquiera que invierta -desde el principiante, al mayor experto-. Además, una maniobra interesante de cara a compensar el riesgo es diversificar las inversiones, ya sea entre criptomonedas o con diferentes plataformas. Cada persona es responsable de su propia inversión y es su obligación hacer la debida investigación antes de invertir en cualquier criptomoneda para entender todos sus riesgos.