La brecha norte-sur dentro de Europa se ve en el apoyo público a los emprendedores

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Financiación startups / economia

Grégoire de Lestapis (October)

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El ecosistema emprendedor de cada país sirve como dinamizador y polo de atracción para el talento y la inversión. Convertirse en un hub de emprendimiento al estilo de Silicon Valley es un sueño de muchos, pero son solo algunos gobiernos los que se han puesto manos a la obra en este proceso de desarrollo para reforzar su potencial de innovación. En Europa continental, tenemos ejemplos destacados como son los de Francia o los Países Bajos, que desde sus instituciones han decidido dar ese impulso a sus iniciativas a favor del desarrollo de las startups.

Con este estímulo desde las propias instituciones no es de extrañar que en el prestigiado ranking de los ecosistemas emprendedores, el Global Start up Ecosystem Report 2019 (GSER) del Startup Genome, aparezcan Paris o Ámsterdam como hubs destacados en Europa continental, detrás de ciudades reconocidas por reunir las mejores condiciones para hacer bullir la innovación, como son Silicon Valley, New York City, London, Beijing, Boston, Tel Aviv, Los Ángeles y Shanghái. 

La presencia de Paris o Ámsterdam no es una cuestión del azar. El gobierno francés, por ejemplo, creó en 2013 la French Tech, que reúne a empresarios, inversores, incubadoras, asociaciones y organismos públicos para apoyar a las startups francesas. Como parte de este gran proyecto, se creó el ranking Next 40, que hace referencia al CAC40 (el Ibex francés) y que selecciona a 40 startups francesas por su condición de unicornios franceses, es decir empresas tecnológicas no cotizadas valoradas en más de mil millones de dólares; o en función de sus resultados económicos; y en 2020 se incluirán otras 80 startups para crear el Tech 120.

Estas 40 startups francesas, entre las que se encuentra October, aspiran a convertirse en líderes mundiales en el campo de las nuevas tecnologías y recibirán el apoyo del gobierno francés, que ha movilizado 5.000 millones de euros de inversión institucional en tres años para el desarrollo y el crecimiento de éstas. Además, contarán con el apoyo de las instituciones gubernamentales francesas que escucharán, priorizarán y responderán a las necesidades de cada una de ellas, proporcionando una respuesta personalizada e individual a sus proyectos.

Este apoyo que está recibiendo October me ha hecho reflexionar sobre cómo el respaldo a nivel institucional puede influir en el despegue de un proyecto innovador y contribuir al desarrollo no solo de esa idea, sino al de todo un país. Y he centrado mi análisis en aquellos mercados donde tenemos presencia y que conocemos bien, como son España, Francia, Italia, Países Bajos y ahora también Alemania.

El respaldo institucional puede influir en el despegue de un proyecto innovador y contribuir al desarrollo de todo el país

En los Países Bajos, por ejemplo, no se ha desarrollado una iniciativa tan grande como la francesa, pero se están dando grandes pasos en este sentido con el objetivo de convertir su ecosistema emprendedor en el mejor de Europa. En los últimos años, el gobierno neerlandés ha desarrollado de manera exitosa el proyecto StartupDelta, que ha sido relanzado bajo el nombre de TechLeap.NL. Se trata de un esfuerzo colectivo para estimular el crecimiento y prestigio de sus startups, centrándose en el capital, el talento y desarrollo del mercado. Como parte de este proyecto, el gobierno ha lanzado una serie de medidas, como por ejemplo un ajuste del régimen fiscal en la opción de compra de acciones, la designación de seis startups para coordinar seis hubs, y un programa para atraer talento de fuera de la Unión Europea.

En cambio, Italia y España no cuentan con iniciativas de esta envergadura, lo que hace evidenciar las diferencias entre los países del norte y el sur de Europa. En el caso español, en particular, la inestabilidad política ha ido relegando a un segundo plano los proyectos más globales para potenciar el ecosistema emprendedor. La propuesta de Ley de Fomento del Ecosistema de Startups se ha quedado en el tintero, pero se espera que recoja muchas de las demandas del sector para dinamizar el ecosistema innovador en España, y así competir con las grandes potencias. 

Italia y España no cuentan con grandes iniciativas como las de Francia o Países Bajos

La banca pública también cumple un papel importante en este impulso a los emprendedores. La Comisión Europea y el Fondo Europeo de Inversiones (FEI) pusieron en marcha en 2018 un programa de fondos paneuropeos de capital riesgo, denominado VentureEU, para estimular la inversión en las startups europeas y contribuir a su expansión en Europa. Como parte de este programa, se presentaron 6 fondos respaldados por la Unión Europea con hasta 410 millones de euros con el objetivo de movilizar hasta 2.100 millones de inversiones públicas y privadas. 

En esta línea, por ejemplo, en Francia, el Banco Público de Inversiones (BPI) pone a disposición de los emprendedores ayudas financieras y asesoramiento. Actualmente cuenta con un programa denominado 'Becas FrenchTech' con el cual se financia hasta 45.000 euros de las innovaciones que presentan las startups y que reciben al mismo tiempo asesoramiento de organismos o incubadoras. Además, cuenta con un acelerador de startups que facilita la alianza entre grandes corporaciones con startups que tienen posibilidades de crecimiento. 

En Italia, el Cassa Depositi e Prestiti (CDP) está apoyando a sus startups a través del Fondo Italiano d'Investimento, en el cual tiene un 43% de participación. Este fondo de capital riesgo de 100 millones de euros está dedicado a GrowITup, que es una plataforma de innovación creada por el hub Cariplo Factory en colaboración con Microsoft, para apoyar a las startups italianas. 

En España, el Instituto de Crédito Oficial (ICO) ofrece un importe máximo por cliente y año de 12,5 millones de euros, en una o varias operaciones de manera indistinta a autónomos, emprendedores, empresas, entidades públicas y privadas, pero no ha lanzado hasta ahora ningún programa que este dedicado a impulsar a las startups.

Más allá del apoyo gubernamental, el ecosistema emprendedor de estos cuatro mercados atrae al capital riesgo. Según The state of Venture Capital in Europe & Spain, las startups francesas recibieron en 2018 un total de 3,7 mil millones de euros en 615 rondas de financiación, ocupando el tercer lugar de los países europeos por detrás de Reino Unido y Alemania. Las españolas fueron receptoras de la mitad de lo recibido por las galas, con un total de 1,4 mil millones de euros en 298 rondas a través de venture capital, mientras que las neerlandesas consiguieron unos 0,6 mil millones de euros en 230 rondas y las italianas 0,5 mil millones de euros en 208 rondas. 

En 2018 las startups españolas recibieron del capital riesgo la mitad de financiación que las francesas

Este panorama nos lleva a pensar que los gobiernos tienen que crear iniciativas para fomentar la confianza, atraer el talento e inversión y facilitar la colaboración entre las grandes instituciones a favor de la innovación tecnológica. Los cambios en materia de fiscalidad y a nivel de normativa son de vital importancia para acabar con esta brecha entre los países del norte y sur de Europa, y así empezar a competir en los mercados de Asia y América. El impulso del ecosistema emprendedor debe de dejar de ser una tarea pendiente para el próximo gobierno que lidere España.