políticas de privacidad y consentimiento informado

Consent Commons o cómo saber "cuánto riesgo corren" tus datos al aceptar las políticas de privacidad

¿Cuando navegas por internet o te descargas una app le das a aceptar los permisos que te piden sin leer las condiciones legales? Si tu respuesta es afirmativa, no estás sola: formas parte del 80% de personas que dan su consentimiento sin prestar atención a estos textos.

¿Cuando navegas por internet o te descargas una app le das a aceptar los permisos que te piden sin leer las condiciones legales? Si tu respuesta es afirmativa, no estás sola...

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consent commons / economia

María Refojos

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¿Cuando navegas por internet o te descargas una app le das a aceptar los permisos que te piden sin leer las condiciones legales? Si tu respuesta es afirmativa, no estás sola: formas parte del 80% de personas que dan su consentimiento sin prestar atención a estos textos. El 20% restante destina a leer unos 30 segundos antes de dar el ‘sí quiero’.

Para ponernos en situación, la actualización de la política de privacidad de Google, que en formato PDF son 32 páginas, o la de de TikTok, la app estrella del confinamiento, que ocupa 20 páginas de archivo DOC. Mucho material de lectura para medio minuto. 

En estos textos las empresas nos cuentan para qué necesitan nuestros datos y qué van a hacer con ellos, entre otras cuestiones relevantes. Sin embargo, en esta vida acelerada e hiperconectada que llevamos, pararnos a leer todo con detalle se hace cuesta arriba. Habría que dedicar un mes al año de media para leer al 100% todas las políticas de privacidad de las webs que visitamos, según calcularon las autoras del estudio ‘The Cost of Reading Privacy Policies’ hace unos años. Y eso sin tener en cuenta las aplicaciones móviles. 

“Las estadísticas dejan claro que prácticamente nadie lee las condiciones de privacidad y que las personas que empiezan, dejan de leerlo porque no lo entienden”, señala Paloma Llaneza, abogada especializada en el ámbito tecnológico y creadora, junto con Visual One, del sistema Consent Commons

Iconos para facilitar la comprensión

Consent Commons es un método de clasificación basado en iconos que traslada el contenido legal a un lenguaje más accesible. Utiliza iconos similares a los que Creative Commons aplica a derechos de autor o, por poner un ejemplo más cercano, el etiquetado de lavado de la ropa. 

De la mano del visual thinking transforman “textos legales complejos”, que todos estamos obligados aceptar, en algo “corto, visual y sencillo”, explica Llaneza. El objetivo es que cuando el usuario haga click en el ‘Ok’, sepa “cómo de arriesgado es dar sus datos, cuánto riesgo corren”. 

Cada vez que aceptamos una política de privacidad, instalamos una app o nos damos de alta en un servicio web, estamos cediendo nuestros datos. Es el precio real que pagamos por productos y servicios digitales que nos dan gratis “y no nos preguntamos el porqué”. En este periodo de confinamiento, con una presencia online aún más intensa“hemos visto la casa de todo el mundo en los últimos tres meses: la exposición es enorme”, recuerda la abogada. 

¿Consentimiento informado?

Los ciudadanos ya contamos con el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), la normativa europea que regula el tratamiento de información de carácter personal para protegernos. Sin embargo, para la ideóloga del código, sigue siendo necesario un sistema como Consent Commons. 

¿Por qué? Según expone, “en la redacción de estos textos normalmente no se busca que quien lo lee lo entienda, sino que la empresa que recaba los datos esté completamente cubierta desde el punto de vista legal”. Y esto genera un problema, porque la RGPD “pone el peso” en el consentimiento del usuario, al determinar que este debe ser informado. Es decir, que hemos aceptado las condiciones de forma voluntaria y habiendo comprendido la información. 

“La realidad es que hay un texto, generalmente largo, incomprensible para la media de los ciudadanos, que es el paso previo para acceder a un servicio que quieres y que generalmente es gratuito”, detalla esta experta en derecho Ti y ciberseguridad. 

Las empresas cumplen su parte: nos avisan de lo que van a hacer con nuestros datos. ¿Nosotros? En teoría también, porque damos nuestro consentimiento. Pero en la práctica no sólo no hemos entendido ni una palabra, sino que posiblemente no nos hemos molestado en leer el tecto. 

“No es obvio que la culpa sea del usuario, ni muchísimo menos”, apunta Llaneza, quien rechaza este argumento esgrimido por empresas como Google o Facebook. “No es aceptable, y menos cuando se hacen servicios adictivos. Más bien se desanima el conocimiento de esas condiciones legales y la trascendencia de lo que la gente firma”, afirma. 

Ausencia de transparencia

En opinión de Paloma Llaneza, existe una “ausencia de transparencia especialmente trágica” que tiene como resultado un consentimiento “viciado, que no se da libremente ni es informado”.

Por eso, una de las prioridades de la iniciativa es acometer las tareas de divulgación, paradas a causa de la pandemia, para hacer llegar el sistema a la gente “fundamentalmente a jóvenes y desarrolladores”. “Esperamos retomar en septiembre y trabajar directamente con los usuarios finales, ver su reacción y testarlo con charlas, ponencias, talleres, etc”, indica Llaneza.

En cuanto a las empresas, consiguieron reclutar a dos importantes suscriptores para su presentación, en diciembre del año pasado: Telefónica y Renfe. Durante estos meses, han registrado un “número elevado de descargas” y otro de los planes sobre la mesa es crear una certificación, que avalaría el uso correcto de los logos, y una comunidad en torno a este sello de calidad. 

Ante la “complejidad y opacidad” del mercado de datos, Consent Commons Se implementa de forma gratuita y es escalable tanto para web como para móvil, para que lo use cualquier empresa y developer. Y sobre todo, para que esté al alcance del propio usuario y todas las partes implicadas conozcan las reglas del juego.