CIBERSEGURIDAD

¿Cómo podemos mejorar la seguridad de nuestros datos en la red?

Nuestra actividad en la red conlleva la cesión de datos e información que, en ocasiones, no controlamos. Por ello, es muy recomendable analizar qué podemos hacer como usuarios para salvaguardar de la mejor manera posible esos datos.

Nuestra actividad en la red conlleva la cesión de datos e información que, en ocasiones, no controlamos. Por ello, es muy recomendable analizar qué podemos hacer como usuarios para salvaguardar de la mejor manera posible esos datos

Ciberseguridad

Ciberseguridad / economia

Fran Leal

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En la actualidad, teniendo en cuenta la cantidad de servicios a los que accedemos a través de Internet y que buena parte de nuestra vida la hacemos en la red, la gestión y seguridad de nuestros datos se ha convertido en un auténtico reto.

Por ello, debemos tomar consciencia de que somos nosotros, los usuarios, quienes tenemos que tomar cartas en el asunto y velar por la protección de nuestra información. La otra opción, dejar esto en manos exclusivamente de la buena voluntad de terceros, no parece una opción muy recomendable.

Toma de responsabilidad del usuario

En esto que comentamos parecen estar de acuerdo los expertos consultados. José Luis Mendoza, director del Centro Latinoamericano de Investigaciones sobre Internet, considera que lo más importante “es la capacidad del usuario de discernir qué uso da a sus datos”. Y es que, se han convertido en “una moneda de pago” a la hora de acceder a servicios y bienes supuestamente gratuitos o a un menor precio. Además, cabe recordar que, “si bien la legislación internacional, en especial la de la Unión Europea, busca regular para evitar abusos, siempre irá por detrás de los avances tecnológicos que posibilitan la recolección y el tratamiento masivo de datos”, advierte. En definitiva, tenemos que estar muy pendientes e intentar “entregar nuestros datos solo cuando sean compañías responsables, apegadas a la ley”, sostiene Mendoza.

Por su parte, Pedro González, perito judicial experto en Ciberdelincuencia, recuerda en qué mundo vivimos y reflexiona sobre lo que supone garantizar la seguridad de nuestros datos: “Desde el momento en que hacemos uso de una conexión a Internet, nuestros datos ya están en manos de no sabemos quién, ni con qué objeto”. Quizá pueda parecer una afirmación muy tremendista, pero advierte con meridiana claridad que “si no estamos dispuestos a eso, debemos dejar de usar la red”. Ahora bien, incluso así, abandonando el mundo virtual, no podemos estar seguros de que nuestros datos “no estén o no continúen” ahí, porque todo lo que se sube a la red, “lo está para siempre; otra cosa es que seamos capaces de encontrarlo nosotros”, afirma.

Llegados a este punto, González apunta hacia la misma idea defendida por Mendoza, que “tratemos nuestros datos con la debida diligencia”. Para ello, aporta unas recomendaciones obvias, pero que olvidamos con frecuencia, como “no facilitar más información de la estrictamente necesaria para el servicio que solicitemos, reducir al máximo la difusión de información de carácter personal que pueda identificarnos de un modo inequívoco (ya se encargará de eso la Inteligencia Artificial), así como no facilitar información personal de ningún otro individuo, al margen de poder ser constitutivo de delito”, recuerda.

¿Cómo protegernos?

Más allá de estas medidas, podemos habituarnos a otras prácticas que también nos ayudarán a preservar la seguridad de nuestros datos. Por ejemplo, cuando almacenamos información en la nube (Drive, Dropbox...), es recomendable “subirla ya cifrada o hacer uso de almacenes online tipo Mega, que ya la almacena de ese modo”, detalla González. 

Del mismo modo, será muy beneficioso desconectar el GPS o la wifi si no los estamos utilizando. Son obviamente muy útiles cuando los necesitamos, pero tendemos a dejarlos activados, con lo que podemos estar generando información que salga de nuestro control. En relación con el GPS, González señala que llevarlo constantemente activo “no hace sino trazar nuestro itinerario en un mapa, además de geolocalizarnos tanto a nosotros como a la información que generamos”. Y en cuanto a la wifi, recomienda activarla únicamente “cuando vayamos a conectarnos a una red de confianza”. De hecho, sostiene que nunca deberíamos hacerlo en redes públicas y, en caso de hacerlo, nunca usar servicios sensibles que requieran de usuario y contraseña, como la banca online, el correo o el comercio electrónico.

El tema de las contraseñas es ya una recomendación muy manida, pero no por ello deja de ser necesario recordarla. Al respecto, González aconseja “llevar una política de renovación de contraseñas con cierta periodicidad”, las cuales deben cumplir con “un mínimo de complejidad” y, “por supuesto, no utilizar bajo ningún concepto la misma contraseña para distintos servicios”.

Controlar qué aplicaciones instalamos, cerrar la sesión al dejar de utilizarlas o el vaciado de caché, cookies e historial del navegador son otras medidas muy acertadas, en opinión de González. Y a ello podemos sumar otras prevenciones como el uso de aplicaciones de detección de malware pero, eso sí, manteniendo siempre “un equilibrio entre usabilidad y seguridad, rivales acérrimos y complementarios” en el mundo digital.

Facetas a mejorar

Desde la compañía de ciberseguridad Check Point advierten, en palabras de su director técnico Eusebio Nieva, que “llevamos tantos años utilizando la red, que hemos perdido la sensación de peligro relacionada con el mundo virtual, por lo que cada vez se toman menos precauciones. Y, sin embargo, la realidad es bien distinta”.

De hecho, han detectado una serie de acciones que realizamos en nuestro día a día y que suponen un riesgo para nuestra integridad y la seguridad de nuestros datos en la red. Algunas ya las hemos citado.

En resumidas cuentas, se trata de no perder de vista que nuestra mera existencia en el mundo virtual deriva en la generación de información de forma constante. Por tanto, solo desde la toma de consciencia estaremos en disposición de asegurar nuestros datos de la mejor manera posible. Eso sí, sin olvidarnos como recuerda González de un ingrediente básico: “el sentido común, que es vital en Internet”. Y podríamos decir, que en todas las esferas de la vida.