democratización de la robótica

mClon, el robot gallego de 20 euros que convierte a los alumnos en ingenieros

Visitamos en su estudio de A Industriosa a María Loureiro y Bernardo Álvarez, dos de los creadores del robot mClon. Su objetivo, poner a disposición de la gente un recurso educativo económico y mucho más completo que los robots comerciales que ya existían.

Visitamos en su estudio de A Industriosa a María Loureiro y Bernardo Álvarez, dos de los creadores del robot mClon. Su objetivo, poner a disposición de la gente un recurso educativo económico y mucho más completo que los robots comerciales.

mclon maria loureiro bernardo alvarez

mclon maria loureiro bernardo alvarez / economia

María Refojos

María Refojos

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María Loureiro y Bernardo Álvarez son profesores de Tecnología en dos institutos de Vigo. No son habituales de eventos tecnológicos ni acumulan miles de seguidores en sus redes sociales. Sin embargo son los responsables junto con Miguel Gesteiro, tecnólogo y parte del colectivo maker A Industriosa, de dar vida a un proyecto que está democratizando la robótica en las aulas. Y no solo en Galicia, sino con un alcance global.

Este proyecto es mClon, un robot educativo especialmente indicado para Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, que cuenta con dos elementos novedosos responsables de que esté llegando a centros todas partes de España e incluso a países como Argentina o Brasil. 

Qué hace único al mClon

Para empezar, las capacidades que permite desarrollar. Porque si bien existen otros modelos, como el mBot, estos solo permiten practicar con programación, mientras que el mClon está concebido para ser montado de cero: accedes a la documentación disponible y vas dando forma a cada uno de sus componentes. De esta forma, los alumnos aprenden mecánica, electrónica, ensamblaje, diseño 3D y programación.

El segundo factor revolucionario es el precio. Mientras que modelos como el mBot cuestan unos 100 euros, los componentes necesarios para dar forma al mClon se pueden obtener por menos de 20 euros, que es el coste mínimo asociado a la placa y las piezas. La información para el diseño y el montaje está en abierto en su web y es gratuita. Un importe asequible para institutos públicos y formadores, con presupuestos muy limitados para recursos extra. 

¿Qué consigue el mClon? Sus creadores destacan la mejora en la motivación y en las competencias técnicas del alumnado. Algo a tener en cuenta en una sociedad cada vez más digitalizada y en un contexto educativo caracterizado por el poco interés en la rama STEM, debido a cuestiones como la dificultad académica o la falta de orientación y conocimiento sobre salidas laborales y opciones a su alcance.

“Es muy importante la introducción a esto no como algo accesorio y opcional, sino cultural y básico. Que entiendan realmente cómo funcionan las cosas, y también por qué no funcionan, y trabajar la resolución de problemas prácticos”, explica María Loureiro.

Hablamos con ella y con Bernardo Álvarez en su estudio de A Industriosa para ahondar en el mClon, nacido sin apoyo institucional de ningún tipo y con la vocación de ser montado por cualquiera que lo desee. Y que acaba de ganar uno de los premios de ‘Desafíos STEM’ de la Xunta de Galicia.

¿De dónde sale la motivación para lanzar mClon?

María: Yo llevaba tiempo con la idea en la cabeza de que hacía falta un robot para Secundaria, porque las alternativas que había no me acababan de convencer, y cuando empezó La Industriosa la pusimos en marcha.

Pensamos, si ya tenemos el mBot y los chavales saben programar con ellos, ¿por qué no hacemos uno que funcione igual y que también se pueda programar? Pero queríamos también que se pudiera trabajar el hardware desde cero, para que trabajasen la robótica no solo desde el punto de vista de la programación, sino con todos los elementos de los que consta un robot: diseño, estructura, mecánica, electrónica... 

¿Es esta es la principal diferencia con el mBot?

Bernardo: Sí. El mBot es una caja cerrada, con una placa y una cubierta, no puedes montarlo. No sabes a donde van las conexiones, no puedes trabajarlas físicamente. Así que cuando vi el proyecto del mClon pensé que era justo lo que nos hacía falta. Porque en cuanto dices a los alumnos que pueden modificarlos o averiguar en qué fallan, sabes que todo lo que tú como profesor quieras que aprendan, lo van a aprender. O al menos lo intentan.

Si un instituto de Cuenca quiere llevar el mClon a sus clases, ¿cómo puede hacerlo? ¿Se pone en contacto con vosotros? 

M: No, nosotros lo que hicimos fue documentar cómo se hace, con que material y como montarlo para que funcione. Pero no vendemos nada; no tenemos una finalidad económica ni lucrativa. Esto es software libre y hardware libre. Los componentes puedes comprarlos en cualquier tienda electrónica por Internet o física, puedes imprimirlos o mandarlos imprimir… Incluso hay empresas que ya venden el kit para poder montar el mClon. Pero nosotros no tenemos ningún interés económico.

B: Es parte de nuesta cultura, del espíritu maker: compartir el conocimiento. Si yo hago esto, lo publico y todos pueden acceder, y estoy contribuyendo a que crezca el proyecto y la comunidad. La placa está documentada, el chasis también… Lo que nos gusta es ver que hay gente que lo hace y que aporta cosas. Alguien en Zaragoza hizo el chasis para cortar con la cortadora láser en madera. Otro le puso un siguelíneas de seis sensores… Y lo que sí pedimos es que documenten para que otros puedan reproducirlo. 

¿No habéis considerado los ingresos ni siquiera para autofinanciar el proyecto?

M: No. Para financiar esto hicimos un par de cursos, pero la verdad es que tampoco nos financiamos mucho (risas).

B: Dimos un curso en Coruña que nos pagaron el billete de tren… (risas) 

M: La idea es poner a disposición de la gente un recurso educativo económico y mucho más completo que los robots comerciales que ya existían. 

 La idea es poner a disposición de la gente un recurso educativo económico y mucho más completo que los robots comerciales que ya existían". 

¿Cuál es el coste de un mClon?

B: Hay componentes distintos. Las placas, por ejemplo, las puedes encargar a empresas que las hagan: por 10 euros tienes 10 placas y haces diez robots. Y los componentes son otros 15 euros, aproximadamente.

M: Cuando hicimos los talleres compramos en China para 20 robots y nos salieron a menos de 20 euros. Si quieres ahorrarte el trabajo de buscar online, siempre puede comprar los kits que ya vienen preparados, que pueden costar unos 30 o 35 euros.   

¿Que sea tan barato de montar ha ayudado a que esté presente en más aulas?

B: Creemos que hemos seguido el camino que nos ha parecido más sencillo y más lógico. Al integrar Arduino, que es la plataforma que todos conocen, los sensores que más se utilizan y en un formato que es muy práctico, es como si hubiéramos creado un estándar. 

M: Y al ser abierto, con materiales fáciles de encontrar, también se abarata el coste. Es versátil y accesible. 

¿Recibís feedback de otros profesores o institutos?

M: Hay un grupo de Telegram donde la gente se puede inscribir para consultar dudas o hacer comentarios. A través de esta red nos llegan cosas y también a través de Twitter. 

Bernardo: En Telegram ya somos 158 y sabes que son gente interesada, suelen poner fotos de sus progresos… El otro día publicó un profesor catalán que iba a hacer 6 mClon este año.

Y los alumnos, ¿cómo reciben este tipo de iniciativas?

M: El año pasado el grupo que trabajó esto estaban encantados. No es lo mismo que cuando les das un robot comercial, que solo pueden programarlo. Lo diseña el alumno, a veces tunean las piezas… Como lo montan desde cero lo sienten de ellos y lo llevan mucho mejor. El año pasado cuando llegaba a clase ya estaban trabajando en los robots. Y tocaba el timbre y no se querían marchar… (risas) 

B: Los de segundo de la eso hasta les ponen nombre (risas). Se encargan hasta de la parte de la impresión en 3D. Lo dirigimos nosotros, pero las piezas las tienen que preparar ellos. Se implican más y es mejor también para nosotros, porque no es lo mismo dar la teoría de los sensores, por ejemplo, que hacerlo de forma práctica y tener que montarlos en el robot, programarlos y ver cómo funcionan.

Comprender el entorno tecnológico que nos rodea es fundamental. Y no solo para despertar vocaciones, que también, sino por conocimiento cultural". 

¿Cuál es la importancia de que los alumnos tengan la robótica y la tecnología de una forma tan interactiva? 

B: Algo que les rodea, como la programación, la impresión 3D…. Que hayan trabajado con ello y sepan para qué sirve y qué se puede hacer, es muy importante. Aunque sea una asignatura pequeña y aunque no vayan a hacer carreras técnicas después. 

M: Hay que considerar la tecnología como parte de nuestra cultura, porque estamos inmersos en ella, independientemente de a qué te vayas a dedicar. Comprender el entorno tecnológico que nos rodea es fundamental. Y no solo para despertar vocaciones, que también, sino por conocimiento cultural. El robot integra un montón de conocimientos: electricidad, electrónica, mecánica, programación, incluso dibujo técnico… Es un conjunto de tecnologías, de disciplinas, y eso es lo que estamos trabajando.

¿Concebís el mClon solo para uso en ámbitos académicos? 

B: No, para cualquiera que le interese.

¿No necesito un profesor que me guíe? 

M: La información en la web está completamente detallada, para que cualquiera se lo pueda montar. 

B: Si tienes algo de experiencia en electrónica, lo montas fácilmente. Y si no, con un poco de paciencia lo sacas.