MOVILIDAD SOSTENIBLE

¿Por qué no se ven todavía coches autónomos por la calle?

Que el coche autónomo sea una realidad depende de muchos factores. El desarrollo tecnológico y las necesidades de cambiar el modelo actual de movilidad facilitan que esta última se plantee inteligente y sostenible. Ahora bien, su implantación llevará su tiempo: “sin prisas, pero sin pausa”.

El desarrollo tecnológico y las necesidades de cambiar el modelo actual de movilidad facilitan que esta última se plantee inteligente y sostenible. Ahora bien, su implantación llevará su tiempo: "sin prisas, pero sin pausa"

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Fran Leal

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La aparición del coche autónomo y conectado en nuestras carreteras puede, y de hecho lo hace, provocar rechazo en parte de la ciudadanía. En resumidas cuentas, no deja de ocurrir como con toda innovación que debe calar en la sociedad: cuesta tiempo y pedagogía. En nuestro país, con vistas a preparar para este cambio a la población y fomentar la transformación necesaria, la Asociación Española del Vehículo Autónomo y Conectado (AEVAC) aboga por la adopción de un modelo de movilidad inteligente del siglo XXI, que vaya sustituyendo al del presente. Este nuevo modelo (cimentado en la conectividad, la Inteligencia Artificial, el reconocimiento de imágenes, la geolocalización y el aumento de la potencia de los microprocesadores), buscaría, entre otras cosas, minimizar las muertes por accidentes de tráfico, el consumo inmenso de energía que conlleva el modelo actual o los niveles de tráfico y contaminación con los que convivimos hoy día. A fin de cuentas, y como nos afirma David Fidalgo, co-founder y senior advisor de la Asociación, “la innovación debe ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas”.

Dicho esto, que el coche autónomo sea una realidad depende de muchos factores. Entre ellos, la tecnología y su desarrollo marcan en buena parte los tiempos en este cambio de paradigma.

Diferentes niveles de autonomía

Quizá pensemos en el coche autónomo en términos de dicotomía (blanco o negro, bueno o malo, autónomo o no autónomo), pero no es real. De hecho, según la Sociedad de Ingenieros Automotrices (SAE, por sus siglas en inglés), existen seis niveles de autonomía de los vehículos:

Nivel 0: digamos que no existe ningún tipo de autonomía y es el conductor el que lleva a cabo todas las tareas de conducción.

Nivel 1: el conductor sigue teniendo el control del vehículo en todo momento, pero puede contar con alguna asistencia en la conducción. Un ejemplo sería la velocidad de crucero.

Nivel 2: aquí ya comienzan a aparecer funciones automatizadas combinadas, como la aceleración y la dirección. No obstante, el conductor continúa siendo imprescindible y debe estar atento a todo lo que suceda alrededor.

Nivel 3: el asunto se pone interesante. Aunque siga siendo necesario el conductor, el sistema ya puede controlar aspectos del entorno y actuar en consecuencia, como si se nos cruza un animal o una persona. Pero aún es necesaria la presencia del conductor para hacerse cargo del volante si algo se tuerce.

Nivel 4: la automatización ya tiene mucho peso y el vehículo puede llevar a cabo todas las funciones, pero no aún en todas las circunstancias. Si las condiciones lo permiten, ya no es necesario el conductor, aunque puede tener opciones para controlar el vehículo.

Nivel 5: a este nivel nos referíamos al comienzo de este punto. Aquí ya hablamos del coche que podría no llevar ni volante ni pedales. El vehículo está en disposición de hacerlo todo y en todas las condiciones, por lo que el conductor no sería necesario.

Una vez vistos los estadios, hoy día podríamos decir que nos encontramos en el nivel 2, con incursiones en el nivel 3. Por tanto, aún queda bastante tiempo hasta que veamos circulando por nuestras calles coches sin volante, sin pedales y sin conductor. Aunque sí es cierto que algunas compañías van dando pasos ya en los niveles superiores con vistas al futuro.

Infraestructuras y ciberseguridad

Dejando a un lado el desarrollo de los propios vehículos autónomos, existen otros aspectos que influyen, y mucho, en el desarrollo y avance de este modelo. Se trata del ámbito normativo, los centros de control del tráfico y las infraestructuras. A este respecto, el proyecto de I+D+i europeo AUTOCITS (proyecto piloto en Madrid, Lisboa y París), liderado por Indra, hace ya dos años que se propuso estos retos para mejorar la interoperatividad de los coches autónomos, asegurar su correcta circulación a través de todo tipo de carreteras de los diferentes países europeos y su convivencia segura con el resto de vehículos. Porque uno de los puntos más importantes es precisamente garantizar la seguridad en esa convivencia entre vehículos automatizados y los que no lo son, debido a lo impredecible de nuestra conducción.

Otro de los aspectos a los que hay que prestar especial atención es a la ciberseguridad de los vehículos autónomos, así como de los centros de control y las infraestructuras. Esto se debe a la necesidad de preservar la privacidad y de garantizar la seguridad de los datos y los sistemas automatizados. No olvidemos que la conectividad y los sistemas de automatización precisan de una seguridad y privacidad sin fisuras, para que esa llegada e implantación del vehículo autónomo y conectado sea completamente segura.

Se irá paso a paso, pero aún habrá que esperar para que un robotaxi nos lleve a cualquier sitio totalmente despreocupados, pero seguros.