Crisis energética

¿Quién controla la energía de Europa?

Un mercado de gas "irracional" con múltiples variables geoestratégicas lleva el precio de la luz a marcas estratosféricas sin visos de cambio a medio plazo

buque metanero de gas en Sagunt

buque metanero de gas en Sagunt / Activos

Ramón Ferrando

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El precio de la luz se ha multiplicado por seis en el último año en el mercado mayorista respecto a la media de los últimos quince años. Esta semana ha roto la barrera de los 300 euros el megavatio hora (MWh). El coste se ha disparado porque para generar energía en España hace falta quemar gas y el sistema marginalista de casación provoca que la tecnología más cara para cubrir la demanda eléctrica marque el precio final. Por eso, la explicación del porqué sube la luz hay que buscarla en el porqué del encarecimiento del gas. Los expertos advierten que el mercado del gas se ha vuelto "irracional" desde el inicio de la pandemia.

El gas cerró en abril de 2020 a 17,65 euros MWh y esta semana se ha pagado a 130 euros MWh. "Hubo un día en octubre que llegó a 160 euros. Eso supone un coste de la electricidad de 500 euros MWh. Pensábamos que el mercado se partía ese día. Salió [el presidente de Rusia, Vladimir] Putin y dijo que iba a inyectar más gas en Europa y se relajó momentáneamente la tensión. Ahora parece que no lo está cumpliendo", alerta Antonio Picazo, fundador y CEO de la comercializadora Gana Energía, para subrayar la importancia de la geoestrategia mundial en el coste del recibo de los hogares.

Los analistas coinciden en que detrás del elevado precio del gas hay un complicado entramado de situaciones geopolíticas que han dejado a Alemania y a buena parte de la Unión Europea en manos de Rusia. El clima bélico entre Ucrania y Rusia, las trabas por razones políticas al gasoducto ruso Nord Stream 2, la tensión entre Marruecos y Argelia, la decisión de Alemania de desterrar la nuclear y el carbón, la penalización de las emisiones de CO2, el abandono antes de la pandemia de la prospección de nuevos pozos e incluso la cancelación de las compras de carbón de China a Australia y su sustitución por gas, lo que ha elevado la demanda de este carburante, han terminado de complicar el panorama. Algunos analistas auguran que hasta dentro de 5 años el precio del gas (y, por tanto, de la luz) no empezará a bajar.

Antonio Picazo subrayó, durante una mesa redonda en la escuela de negocios Edem, que la razón de fondo de la situación actual es que Europa ha decidido, liderada por Alemania, que la transición ecológica a la renovable se va a hacer a través del gas natural frente a la nuclear o el carbón como fuente de generación y además con gas ruso por gasoducto en vez de diversificar con gas natural licuado que puede llegar por barco de otros productores como Estados Unidos, Trinidad y Tobago o Catar.

"Rusia suministra el gas a través de Gazprom, que está dirigido por Putin y no funciona con reglas de mercado claras. Putin es un teniente coronel de la KGB que hace política todo el tiempo y la compañía no está enviando gas por los dos gasoductos que tiene con Europa: el de Ucrania porque está en guerra y el de Bielorrusia porque bombea menos de lo que debería", destacó Picazo.

Putin está haciendo fuerza para transportar el gas a Europa a través del nuevo gasoducto conocido como Nord Stream 2, que canaliza directamente el combustible desde la península siberiana de Yamal hasta Alemania. Estados Unidos presionó en un primer momento a la Unión Europea para que no autorizara el nuevo gasoducto para evitar la dependencia energética de Alemania y ahora es la Agencia Federal de Redes alemana la que ha frenado el proyecto, coincidiendo con un momento de gran tensión entre Rusia y Occidente por los movimientos de tropas rusas junto a la frontera de Ucrania y con la crisis de la frontera entre la UE y Bielorrusia, aliado de Moscú. 

Juan José Montiel, profesor en la EAE Business School, precisa que Rusia siempre ha considerado a Ucrania como una parte de su territorio y ya en 2014 ocupó la península de Crimea para tener acceso al mar Negro y al Mediterráneo. "Rusia tiene cogido a Alemania, socio principal de la Unión Europea, con su gas. Ahora tiene apostados a 115.000 soldados junto a la frontera con Ucrania. Intervendrá en enero o febrero cuando los campos están helados. No esperará a abril o mayo porque el terreno se embarrará. Rusia no consiente que la OTAN se acerque más a sus fronteras y dispone de un arma estratégica que es el gas. Ucrania va a ser abandonada a su suerte porque Europa no va a hacer nada".

El problema ruso afecta en menor medida a España. El 44,9% de las importaciones de gas de España procede de Argelia, muy lejos de las de Rusia (10,5%), EEUU (9,6%), Catar (6,4%), Trinidad y Tobago (4,3%), Francia (4,6%) y Noruega (3,6%). Sin embargo, la tensión en el norte de África ha complicado el suministro por el cierre del gasoducto del Magreb (que atraviesa Marruecos y llega a Tarifa). Argelia ha dejado de bombear gas por el gasoducto del Magreb para no pagar peajes a los marroquíes.

"La tensión de Marruecos y Argelia tiene que ver con el dominio del Magreb y la injerencia marroquí en asuntos políticos argelinos con la financiación de partidos opositores al régimen o el espionaje masivo a las autoridades", precisa Ernesto Pascual, politólogo y profesor de Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). La consecuencia es que Argelia envía el gas a España por el gasoducto Medgaz (que tiene menos capacidad) y con barcos metaneros. Muchos de esos metaneros se están desviando a China a última hora porque paga más.

China compite con España por el gas argelino porque tiene problemas con el suministro de carbón para sus plantas térmicas. Las relaciones entre China y Australia se volvieron tensas el año pasado después de que Canberra impulsara una investigación internacional sobre el origen del coronavirus sin consultas diplomáticas previas. Pekín respondió cancelando la compra de carbón. La medida se volvió en su contra porque Australia ha acabado vendiendo el carbón a India.

Manuel Alcaraz, profesor de la UPV e investigador del Instituto de Ingeniería Energética, asegura que la Unión Europea apuesta ahora por incrementar las importaciones a través de España, Italia y Grecia para reducir la dependencia del gas ruso. Alcaraz advierte del riesgo de apostar todas las cartas a la energía renovable por razones políticas como ha hecho Austria donde se ha planteado el riesgo de apagones "tras el cierre de todas las plantas térmicas" de carbón.

Juan Antonio Martínez, analista de la consultora energética Grupo ASE, añade que la situación se ha complicado porque la decisión europea de descarbonizar la economía frenó en 2018 y 2019 las prospecciones de yacimientos. "Grandes petroleras como Repsol o Total están reorientando su negocio hacia la energía verde y los fondos de inversión también canalizan su dinero a proyectos no contaminantes. Es un problema grave porque la apertura de un nuevo pozo requiere de un plazo de entre cuatro y cinco años", asegura. Martínez está convencido de que ya no volveremos a ver precios de la luz como los de antes.

Suscríbete para seguir leyendo