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¿Debo cerrar mi empresa? 5 síntomas que te podrían estar avisando

El cierre de un negocio es una decisión que nadie querría tener que tomar nunca, al menos por falta de viabilidad. Sin embargo, en ocasiones se mantiene abierto un negocio que no funciona o que tiene muy complicado su futuro. ¿Es esto conveniente?

Tomar la decisión de echar el cierre en un negocio no es nada fácil, pero alargar la agonía puede conllevar graves problemas económicos y de salud.

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Fran Leal

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Una de las peores consecuencias que está teniendo a nivel económico la pandemia que estamos sufriendo es el innumerable cierre de negocios que está teniendo lugar en nuestro país. De hecho, la Confederación Española de Comercio (CEC), patronal del sector, prevé de aquí a finales de año el cierre del 50% de los establecimientos en su segmento, casi 250.000, con la consiguiente pérdida de unos 600.000 empleos.

El cierre de un negocio es, sin duda, una decisión que nadie querría tener que tomar nunca, al menos por falta de viabilidad. Sin embargo, en ocasiones se mantiene abierto un negocio que no funciona o que tiene muy complicado su futuro. ¿Es esto conveniente?

Las señales de alerta

Sea como sea, lo cierto es que tomar la decisión de cerrar un negocio no es fácil y alargar la espera puede generarnos graves problemas de ansiedad, estrés y angustia, por no hablar de las pérdidas económicas que puede llevar aparejado ese aplazamiento del cierre.

Desde cierratuempresa.com, compañía que facilita el cierre de una empresa de forma completamente online y automatizada, han compartido una serie de indicios que podrían avisar de que, quizá, el cierre sea lo más conveniente.

- En primer lugar, que no existan proyecciones de ingresos, porque cuando no se obtienen beneficios y la liquidez escasea el mayor riesgo radicaría en la solicitud de préstamos que agranden el endeudamiento y que provoquen que los propietarios se vean obligados a emplear su dinero personal.

- Si el negocio pasa factura a la salud, también puede ser un síntoma de que algo no va bien, porque los problemas (sobre todo financieros) suelen derivar en ansiedad, trastocando nuestra personalidad e incluso nuestro peso.

- Otra de las señales de alerta que puede estar enviando nuestro negocio la encontramos cuando los objetivos marcados pierden intensidad y sentido. Porque si hemos perdido el rumbo o la pasión en el proyecto, es el principio del fin.

- La huída de los empleados clave del proyecto es, sin duda, otro motivo de preocupación, aunque a veces no se quiera ver. Si las personas huyen, y sobre todo las de mayor talento, algo estamos haciendo mal. Incluso, puede ser que antes de marcharse hayan intentado decirlo, pero sin que se les haya escuchado.

- Por último, el ‘modo standby’, como recuerdan desde cierratuempresa.com, no es una opción, dado que la inactividad no significa que nos exima de las obligaciones fiscales y legales. Esto no quiere decir que no existan situaciones en las que el parón sea factible, sino que antes de parar tenemos que hacer cuentas y estudiar nuestra situación con calma y sinceridad.

Un riesgo muy español

Según afirma Joaquín Casanovas, fundador de cierratuempresa.com, cuando la situación de una empresa es delicada hay que identificar sus problemas reales: si tiene deudas acumuladas, cuál es el nivel de las mismas, tipo de acreedores, si tiene trabajadores contratados, y, de la misma forma, analizar sus diversas soluciones jurídicas.

No obstante, aunque lo mejor sea cerrar el negocio muchas veces se estira al máximo la actividad y, con ello, los riesgos. En opinión de Casanovas, esto se debe a que “en España existe un prejuicio sobre el hecho de terminar sin éxito proyectos empresariales, aunque sea para comenzar otro”.

En estas aventuras como emprendedores, aunque no cosechen el éxito deseado, se adquiere una experiencia en la gestión y dirección de gran utilidad, pero muchas veces “se intenta aparentar normalidad en la gestión de una empresa, donde no la hay”, sostiene. En otras, en cambio, simplemente no conocemos o no somos conscientes de elementos que pueden perjudicar el devenir de nuestro proyecto, como “posibles cambios de tendencia en el mercado en el que estamos, la aparición de nuevos competidores que aportan más valor que nosotros o el hecho de que nuestra cuenta de resultados con pérdidas pueda prolongarse en el tiempo”, detalla.

Los riesgos, además, no siempre son perceptibles a simple vista, porque puede ser que nuestra actividad sea completamente normal pero, eso sí, con resultados negativos. Entonces, “estaremos asumiendo las consecuencias de las ineficiencias y los sucesivos riesgos de pérdida de rentabilidad”, asevera Casanovas. Y eso, si se prolonga en el tiempo, puede comprometer muy seriamente nuestra situación financiera futura.

Atención a los impagos

Otro de los aspectos que están influyendo en el cierre de negocios es el aumento de los impagos que, según el último 'Informe Europeo de Pagos' de Intrum que analiza la salud financiera de las empresas de 29 países europeos, estarían detrás de los despidos en las plantillas según el 42% de las pymes españolas.

Al respecto, Alejandro Zurbano, director general de Intrum en nuestro país, considera necesario que el hecho de contar con unas condiciones de pago razonables gane peso en la gestión corporativa, con lo que las organizaciones serían “más conscientes de sus flujos de caja”, podrían reaccionar “ante la caída de la demanda” y, en definitiva, evitar “el cierre de negocios”.

En este sentido, según el Estudio de Riesgo de Crédito, que impulsan Crédito y Caución e Iberinform, dos de cada tres empresas españolas sufren los impactos negativos de la morosidad, con un 12% que llega a afirmar que pone en peligro su continuidad.