EMPRENDIMIENTO FEMENINO

Humus de lombriz o repostería con pan: así emprenden estas mujeres en agroalimentación

Diez mujeres emprendedoras han sido seleccionadas en España para participar en el programa EWA (Empowering Women in Agrifood). El objetivo: fomentar su formación y mentorización e impulsar sus proyectos emprendedores.

Diez mujeres emprendedoras han sido seleccionadas en España para participar en el programa EWA (Empowering Women in Agrifood). El objetivo: fomentar su formación y mentorización e impulsar sus proyectos emprendedores

Repostería con pan o humus de lombriz: así emprenden estas mujeres en la agroalimentación

Repostería con pan o humus de lombriz: así emprenden estas mujeres en la agroalimentación / economia

Nora Benito

Nora Benito

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El consorcio europeo EIT Food buscaba mujeres emprendedoras del sector agroalimentario para impulsar sus carreras. Y así lo hizo: de un total de 60 propuestas, diez fueron las elegidas en nuestro país.

Ahora estas mujeres emprendedoras tienen la oportunidad de participar en el programa EWA (Empowering Women in Agrifood), una iniciativa activa en otros cuatro países de Europa: Portugal, Turquía, República Checa y Rumanía. 

“El objetivo es motivar a las mujeres emprendedoras en etapa temprana para aprovechar su poder, comprender su capacidad, equiparlas con el conocimiento, la confianza y las redes adecuadas para iniciar y desarrollar con éxito negocios sostenibles”, aclara Lara Rodríguez, project manager en EIT Food en el Sur de Europa. Y es que los obstáculos a los que se enfrentan las emprendedoras en el sector agroalimentario son innumerables.

Entre los requisitos, haber creado la empresa hace dos años como máximo. Bebidas vegetales orgánicas, snacks saludables aptos para veganos, harina procedente de larvas de mosca para pienso animal y abono… Todas estas ideas han sido reconocidas por el programa.

Elena Fernández y Raquel Camarero son dos de las mujeres seleccionadas por esta iniciativa, que consiste en seis meses de formación, apoyo y mentorización, con la opción de conseguir premios de hasta 10.000 euros para potenciar sus negocios. Todo ello en regiones que cuenten con tasas bajas o moderadas de innovación.

PANDURU: RECUPERAR EL TRADICIONAL PAN PARA LA REPOSTERÍA

El proyecto Panduru nació de la mano de Elena Fernández y Ana Belén Marcos durante el confinamiento. Basado en la repostería, centra su atención en el pan recuperado fermentado con masa madre como ingrediente principal, con recetas tradicionales y productos de proximidad, en este caso, asturianos.

“El pan es un ingrediente maravilloso para utilizar en repostería porque aporta textura y nutrientes. Puedes hacer bizcochos, galletas e incluso vamos a hacer helado de pan y nata”, comenta Elena Fernández. “Con el pan todos tenemos un vínculo especial, es un alimento universal, el que más hambre quita y aporta muchos nutrientes”, añade. De ahí que decidieran que tenía que ser el producto estrella de sus elaboraciones.

Enmarcado en el ámbito de la economía social y la lucha contra el desperdicio alimentario, Panduru aspira a tomar impulso en los próximos meses para sacar un producto que prototipar y vender en mercados sociales próximamente. Sus creadoras se encuentran inmersas también en el diseño de talleres educativos contra el desperdicio alimentario con el fin de sensibilizar sobre este problema.

“No hemos inventado nada, esto ya lo hacían generaciones anteriores y la cultura del aprovechamiento se está perdiendo. No hacemos nada que otras mujeres no hayan hecho y ya estaba en los hogares, antes ya había residuo cero”, subraya Elena Fernández.

HUMUS DE LOMBRIZ COMO FERTILIZANTE

Raquel Camarero, de Burgos, es otra de las emprendedoras escogidas en el programa EWA. Junto a sus dos socios, ha puesto en marcha Naturfera, con el objetivo de producir humus de lombriz, un fertilizante orgánico y ecológico.

“Somos apasionados del huerto, empezamos a investigar hacerlo y decidimos que era una buena forma de crear algo interesante y respetuoso para el medio ambiente”, indica a BYZness.

Aún en fase de gestación, sus próximos pasos se destinarán a impulsar un producto mínimo viable basado en la lombricultura, fabricando vermicompost (humus de lombriz) a través de revalorizar residuos de la ganadería. “Procesamos los residuos, hacemos un pequeño compostaje, se lo damos de comer a las lombrices y ellas lo transforman en el humus de lombriz, que es un fertilizante orgánico”, explica Raquel Camarero.

Asentados en plena Ribera del Duero, su idea es llegar a bodegas y viñedos con su producto. “Este tipo de fertilizante es como una enmienda para otros fertilizantes químicos, que pueden agotar los terreno: el vermicompost los regenera”, apunta esta emprendedora.

Son ideas de mujeres basadas en la agroalimentación que requieren empuje y que iniciativas como las de EIT Food pueden propulsar. “Es necesario reforzar los programas de apoyo a este colectivo de mujeres”, concluye Lara Rodríguez. Un colectivo de un sector que por lo general queda al margen de las ayudas.