NUEVAS GENERACIONES

Seis jóvenes acercan las marcas tradicionales a la generación Z

Muchas marcas siguen chapadas a la antigua y no saben cómo adaptarse a estas nuevas generaciones cuya tendencia de consumo no tiene nada que ver con las anteriores. Esta startup tiene como objetivo conectar estas empresas tradicionales con los nativos digitales.

Muchas marcas siguen chapadas a la antigua y no saben cómo adaptarse a estas nuevas generaciones cuya tendencia de consumo no tiene nada que ver con las anteriores. Esta startup conecta estas empresas tradicionales con los nativos digitales

mazinn-marcas-generacion-z

mazinn-marcas-generacion-z / economia

Lidia Álvarez Vellido

Lidia Álvarez Vellido

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La irrupción de las nuevas tecnologías y la digitalización ha traído consigo un cambio en el hábito de compra de los consumidores de todas las edades, sobre todo de la generación Z (los jóvenes nacidos entre mediados de los 90 y la primera década del siglo XXI), la cual es nativa digital y ha crecido adaptándose a las nuevas herramientas. 

Además de ser la generación más exigente con las marcas, la forma de llamar su atención nada tiene que ver con la que se usaba para atraer a sus padres, ¿el problema? Las marcas todavía no saben cómo llegar a ellos.

A las empresas les cuesta mucho conectar con nuestra generación que vamos a caballo entre el mundo offline y online.Sin ir más lejos, muchos de los anuncios de la televisión nos chirrían, mientras que para las generaciones anteriores son lo normal”.

Así lo explica Adrián Ballester, cofundador de Mazinn, una startup formada por seis jóvenes de entre 20 y 24 años que quieren acercar las marcas tradicionales a su generación siendo, no una consultora que te dice lo que tienes que hacer, sino  “el puente entre ambas” facilitándoles el escenario y las plataformas para escuchar al consumidor.

Los principales errores de las marcas

La startup ha trabajado con marcas como Mahou o Telepizza, las cuales a simple vista podrían considerarse empresas dirigidas a un público joven y por lo tanto, con una buena estrategia para llegar a ellos, pero nada más lejos de la realidad. 

Un ejemplo que pone Ballester es el uso de las redes sociales donde “muchas empresas interpretan usar, por ejemplo, Instagram como un canal para adaptar a la versión móvil lo que estaba haciendo hace diez años en la televisión, que es bombardear con anuncios y publicidad”.

En este sentido, una de las características de esta generación es la importancia que le dan a que les tengan en cuenta en la toma de decisiones, por lo que diseñar productos “presuntamente” dirigidos a un público joven desde un equipo de marketing senior lo hace complicado, pero es importante “abrirse y escuchar”.

Además, englobar a esta generación “en un todo” es otro de los principales errores que cometen las grandes marcas, algo que con esta generación tan heterogénea no funciona.

“No por hablar de trap, vas a conectar con todos los jóvenes de entre 16 y 24 años. Es clave entender a qué nicho se dirigen, cuanto más concreto sea es mejor".

Acercarse al público joven en tan sólo tres pasos

Para alcanzar su objetivo, Mazinn fundamenta este acercamiento en tres pasos:

  • Conocer: Conocer las inquietudes del consumidor, los gustos, opiniones… es decir, conocer al público joven de verdad. 

Para ello, Mazinn realiza, por un lado investigación online y, por otro lado, organiza eventos en los que reúne a 10-15 personas para que den su opinión sobre la marca y el sector al que pertenece, cómo consumirían ciertos productos...  

  • Cocrear: Una vez que les has entendido “permíteles entrar en tu empresa y tomar parte de las decisiones”, hace hincapié Ballester. En esta fase, la startup organiza eventos pero en formato de competición, donde juntan a 25-30 jóvenes, los dividen en distintos equipos y con la base que ha salido en la primera fase se generan ideas ya que “que haya surgido directamente del consumidor genera mucho valor”.
  • Conectar: Una vez se tienen estas ideas el último paso que aplicamos es el de conectar las mismas, darles formas y ayudar a la empresa a llevarlas a la práctica.

Desde su creación en septiembre Mazinn ha crecido a un ritmo de un cliente por mes y ha facturado cerca de los 100.000 euros, algo que sus fundadores quieren duplicar, así como incrementar su credibilidad. 

“No en todas las empresas le dan mucha credibilidad a seis chavales que quieren decirles cómo deben gestionar su estrategia de marketing, pero si hemos llegado hasta aquí y tenemos estas marcas en el porfolio, no lo estaremos haciendo tan mal”.