IDEAS DE NEGOCIO

Estos cinco negocios de éxito nacieron por error o casualidad

Inventos y utensilios habituales como el microondas, o los post-it, surgieron de las equivocaciones de creadores que lejos de hundirse, lograron ver en ellos una nueva oportunidad de negocio

Inventos y utensilios habituales como el microondas, o los post-it, surgieron de las equivocaciones de creadores que lejos de hundirse, lograron ver en ellos una nueva oportunidad de negocio

Publicidad vintage de Coca Cola.

Publicidad vintage de Coca Cola. / economia

Nieves Ruiz

Nieves Ruiz

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En 1492 Cristóbal Colón creía que Europa y Asia estaban separadas por 135 grados de distancia, una cifra 94 grados inferior a la real. Buscaba una ruta más corta para comerciar con las Indias, así que partió al continente asiático junto a 88 hombres, a bordo de tres carabelas: la Pinta, la Niña y la Santamaría. Ese error de cálculo le llevó a hacer, sin él saberlo, uno de los mayores descubrimientos de la historia de la humanidad: el continente americano. Un hallazgo, que no sólo cambió el mundo tal y como lo conocemos, si no que abrió un nuevo marco de relaciones comerciales y culturales entre dos continentes hasta entonces desconocidos.

Ya lo decía el poeta inglés, Alexander Pope, “errar es de humanos”, aunque podríamos añadir la frase “y de innovadores”. Son muchos los negocios, y adelantos humanos que se han producido por errores de cálculo. Sus creadores, más que dejarse abatir por los malos resultados, supieron ver en ellos una nueva oportunidad de negocio. Estos son algunos de los principales ejemplos:

La Coca Cola:

Esta bebida creada en Atlanta en 1886, es en la actualidad la más vendida a nivel mundial. Tras 132 años de existencia, podemos adquirirla en 200 países repartidos a lo largo de los cinco continentes. Según los últimos datos, el grupo ha registrado en los primeros nueve meses de 2018, un aumento en sus beneficios de un 48% respecto al mismo periodo del año anterior, alcanzando los 5.935 millones de dólares.

Sin embargo su origen dista mucho de lo que es hoy en día. El farmacéutico John S. Pemberton buscaba crear en su pequeño laboratorio, un jarabe contra los problemas digestivos, y creyó conseguirlo tras fabricar una bebida hecha a base de sirope de vino y extracto de coca. En un primer momento vendía 9 vasos de este licor al día, por un coste inicial de 5 centavos el vaso. Sin embargo su efecto estimulante, unido a la implantación de la Ley Seca en Atlanta, llevó a que la bebida de Pemberton se coronara como un éxito entre los consumidores. En 1899 firmaba su primer contrato para embotellarla y distribuirla en todo el territorio estadounidense. Todavía se desconoce su secreto, pero nadie, ni siquiera Pemberton habría podido imaginar hasta dónde iba a llegar.

Los Post-it:

Se trata de uno de los productos de oficina que más usamos en nuestro día a día. Ha evolucionado a tal ritmo que en la actualidad existen hasta apps con post-it virtuales para nuestros smartphones. Hoy los podemos encontrar de las más variadas formas y colores, aunque no han cambiado su particular esencia: un adhesivo de suave agarre que permite pegarlos y quitarlos con facilidad.

Su inventor fue un químico de la compañía 3M llamado Art Fry que los ideó a finales de los 70. Buscaba la manera de no perder el separador de páginas de su libro de cánticos eclesiásticos. Recordó que dos años antes, su compañero de trabajo, Spencer Silver, había creado un adhesivo hecho a base de acrílico que terminó desechando por su poca sujección. Fry vio en este nuevo invento una oportunidad de negocio ya que podría ser útil para fijar papeles sin dañar las superficies. En 1980 la compañía 3M los lanzó al mercado, y su éxito ha sido tal que cada año figuran entre los cinco artículos de oficina más vendidos en solo Estados Unidos.

Los cereales de desayuno:

En 1898 los hermanos John Harvey y William Kellogg, firmes creyentes de los beneficios de incorporar los cereales a la dieta diaria, se dispusieron a hervir granos para hacer granola para el sanatorio de Battle Creek donde trabajaban. De forma accidental olvidaron al fuego una mezcla hecha con cereales, semillas y maíz. Para solventar su descuido decidieron aplastar la masa resultante con un rodillo, ofreciendo el resultado a sus pacientes. Con esta improvisada solución nacían los mundialmente conocidos Corn Flakes de Kellogg's. Tal fue su éxito que en 1906 los hermanos abrieron Battle Creek Toasted Corn Flake Company, formada por 44 empleados. Juntos crearon la primera hornada de sus cereales. Sus ventas han ido creciendo a lo largo del tiempo, hasta tal punto que en 2018 la compañía llegó a elevar sus ganancias un 67% respecto al año anterior, hasta alcanzar los 444 millones de dólares.

El microondas:

Es en la actualidad uno de los pequeños electrodomésticos de cocina más utilizados. Gracias a él podemos hacer acciones tan cotidianas como calentar un vaso de leche, cocinar o descongelar nuestros alimentos. Muchos no podríamos imaginar ya nuestras vidas sin este pequeño aparato. Sin embargo su origen llegó de la forma más accidental, gracias a una barra de chocolate. El Doctor Percy Spender la llevaba en su bolsillo mientras trabajaba en un proyecto de investigación con un magnetrón. Tras finalizar el experimento y coger su tableta de chocolate, se dio cuenta de que se había derretido. Sospechando si las ondas habían afectado a la composición química del chocolate, decidió utilizar granos de maíz, obteniendo a los pocos segundos palomitas. Nacía el microondas, un nuevo invento que revolucionaría la forma de cocinar.

Las patatas fritas:

Nadie podría imaginar que un enfado pudiera ser el origen de uno de los más sabrosos inventos culinarios. Este es el caso de las patatas fritas. Este producto alimenticio, omnipresente en nuestros platos, nació en 1953 debido al enfado de George Crum, el chef del restaurante newyorkino, Moon Lake Lodge’s. Uno de sus comensales le había hecho una reclamación porque sus patatas estaban cortadas demasiado gruesas, por lo que exigió una nueva remesa de patatas esta vez más finas. Herido en el orgullo, decidió cortar las patatas de una forma extremadamente fina, y las introdujo en aceite más tiempo del habitual para hacerlas crujientes. El comensal quedó encantado con el nuevo invento. Su éxito fue tan inmediato que el chef abrió su propio restaurante.