De vivir en la calle a empezar un negocio: así es 'Homeless Entrepreneur'

Andrew Funk quería emprender con un amigo. Consiguió reunir los 300.000 euros que necesitaba, pero algo salió mal y lo perdió todo. Literalmente, porque tras esta aventura laboral fallida, acabó sin hogar. Cuando volvió a recuperar el control de su vida, un año y medio después, se hizo una promesa: no olvidar lo que le había sucedido y ayudar a otras personas en esa situación a conseguir empleo y recuperar la dignidad. Así, en 2016 vio la luz Homeless Entrepreneur: una iniciativa para ayudar a personas sin hogar a encontrar trabajo y techo. Hoy la asociación cuenta con un equipo de 9 personas, más otras 13 en la junta y alrededor de 250 voluntarios en todo el mundo.

Su alcance es global, con equipos trabajando activamente en países como EE.UU. o Paquistán; y, por ahora, “la tasa de éxito es de alrededor del 33%”, señala Andrew. De todos los que están en el programa, ya han ayudado a 9 personas a salir de su situación de desamparo. Una de ellas es Beto, que pasó de vender Kleenex en un semáforo a ser fotógrafo de fútbol en el Camp Nou. Actualmente, está en marcha la campaña #AyudemosaGabi, en colaboración con la escuela de negocios IEBS. Una acción para ayudar a Gabriel, ex empresario del sector medioambiental de 56 años, a encontrar un “empleo digno”, en sus propias palabras. Además, una vez al mes (una vez en Barcelona y otra fuera de España) organizan el evento TDELC (#TodosDurmiendoEnLaCalle), que consiste en un compromiso de las personas que participen de pasar 24 horas viviendo en la calle, para crear conciencia sobre la necesidad de un cambio. También están en contacto con ayuntamientos y entidades de Asturias (Llanes), Madrid o Tarragona (Cambrils, Reus...).

Lucha contra el 'sinhogarismo'

La asociación, que se define como “un eje entre administraciones públicas, empresas privadas, universidades y ciudadanos” lucha contra el sinhogarismo. Un término que define “por un lado una mentalidad y por otro una situación que está estipulada en el marco de la FEANTSA (la Federación Europea de Asociaciones Nacionales que trabajan con Personas sin Hogar). Según esta Federación, hay 12 tipos de sinhogarismo, en las que las personas literalmente sin techo serían el primer nivel y el más complicado, son personas que no pueden gestionar sus propios recursos”.

Para conseguirlo aplican lo que llaman una “solución holística”. Cada caso personal se trata con un coordinador y 9 responsables de ámbitos como la salud, innovación, educación, financiero, legal, mentor o el desarrollo personal que “les ayudan a convertirse en ciudadanos activos”. Además, recalca Andrew, "no aplicamos caridad: tú pones de tu parte y nosotros ponemos de nuestra parte. Vamos trabajando juntos hacia una solución".

¿Quién entra en el programa?

Sin embargo, la asociación no puede asistir a cualquier persona sin hogar: es fundamental que “estén limpios de drogas, mentalmente sanos, dispuestos a contar su historia y con ganas y capacidad de trabajar. A veces nos encontramos con casos con trastornos graves, que requieren ser derivados a otras instituciones que pueden darles una ayuda más precisa”. El programa consta de tres fases: un primer año centrado en el objetivo de conseguir un trabajo y mantenerlo; posteriormente, identificar y traer a dos personas nuevas en situación de desamparo a la asociación (“ellos saben mejor que nadie cómo buscarlos”); y, por último, trabajar con la asociación como un voluntario más, “como un profesional que colabora mientras trabaja en lo suyo”.

Este año es importante para Homeless Entrepreneur: en enero visitarán por segunda vez el Foro Económico Mundial de Davos. Y, ya en España, el Senado les ha invitado a presentar la iniciativa en el primer semestre de 2019. El objetivo está claro: “conseguir apoyo a este modelo de trabajo con personas sin hogar. Porque el asistencialismo funciona en momentos puntuales de crisis, pero tenemos que ir más allá y apoyarles para tener una vida normal”. Consideran que el trabajo es la clave para que superen esa situación. Esperan escucha y reconocimiento de la Cámara. Un empujón institucional para seguir creciendo y ofreciendo oportunidades.