"En España, sólo los ricos pueden emprender a costa de sus ahorros"

2019 es año de citas electorales y con ellas se presenta también una oportunidad para poner en el mapa político y social al ecosistema startup. Esta es la meta del presidente de la Asociación Española de Startups, Carlos Mateo, que ahora está a punto de cumplir seis meses en el cargo. “Vamos a trabajar para que los programas electorales de todos los partidos tomen en consideración nuestras demandas”, asegura. Así, este abogado y emprendedor con más de 10 años de experiencia en el sector, reconoce que es fundamental unir todas las fuerzas del ecosistema y de la industria digital. Por eso, aboga por construir un País Startup para poder desarrollar todo nuestro potencial como sociedad emprendedora.

Una de las metas de la Asociación es que los políticos tengan más en cuenta a las startups, ¿cómo pueden apoyarlas?

Este último año hemos avanzado mucho en ese sentido. Hemos escuchado muchas manifestaciones políticas de los diferentes partidos que reconocen la necesidad de apostar por las startups. Incluso, se aprobó por unanimidad, en el Congreso, una Proposición No de Ley para aprobar medidas concretas que deberían incluirse en una futura Ley de Startups. Es un buen comienzo, pero nosotros queremos medidas concretas.

¿Qué tipo de medidas?

Algunas como el reconocimiento de la singularidad de la startup, la eliminación de la burocracia, las deducciones fiscales para invertir en estas compañías, mejoras para atraer y retener talento o la reducción de la cuota de autónomos societarios. También creemos que es importante que el Gobierno se siente en una mesa de trabajo con todo el ecosistema para acordar, no sólo una idea general de País Startup, sino también todos sus matices y sus detalles.

¿Cómo ayuda la Asociación a cumplir estas metas?

Lo primero es hacer pedagogía ante los gobiernos, las empresas y el conjunto de la sociedad ya que todavía existe un desconocimiento grande sobre la figura de la startup. El siguiente paso es tejer acuerdos con otras organizaciones para tener más fuerza en el conjunto de reivindicaciones. Lo tercero es poner en valor todo el conocimiento y las buenas prácticas que se están generando en el ecosistema.

¿Es difícil crear una startup en nuestro país?

Aunque ha mejorado tanto el conocimiento como los programas de incubadoras y tenemos más casos de éxito en los que fijarnos, sigue siendo una odisea. En primer lugar, porque la burocracia en nuestro país es realmente tediosa. Además, al constituir la sociedad, lo primero que tienes que hacer es pagar a Hacienda, aunque todavía no tengas ingresos. Esto hace que sólo los ricos puedan emprender a costa de sus ahorros y que muchas ideas se queden en el aire por falta de financiación. Además, aunque en España siempre ha habido buenos emprendedores, la cultura del emprendimiento es algo que tarda en desarrollarse.

De hecho, más de la mitad de las startups fracasan, ¿por qué?

Es un compendio de razones. Hay que tener en cuenta que montar una startup tiene un componente de riesgo elevado. Es parte de su atractivo, pero hay que tenerlo en consideración. Muchas veces se tiene una buena idea, pero no se acaba encontrando, ni el modelo de negocio, ni el producto que consigue tener tracción. También es muy importante el Time to market, porque tu idea puede haber llegado demasiado pronto o puede quedar desfasada en poco tiempo. En otras ocasiones, no consigues encontrar a nuevos inversores.

Sobre las ayudas al emprendimiento, ¿crees que se gestionan correctamente?

Hay algunos programas que han entendido lo que es una startup como ENISA, pero es necesario seguir creciendo y redoblar nuestra apuesta por modernizar nuestra economía. Para eso, necesitamos más startups, más casos de éxito y, en definitiva, más generación de empleo en nuestro país.

Últimamente, parece que emprender se ha convertido en una moda, ¿supone esto un peligro para los ahorros de algunos emprendedores?

Hace 20 años un emprendedor en España era alguien que lo arriesgaba todo y se tiraba a la piscina para ver si había agua, si triunfaba era un tío con suerte y si se hundía era un fracasado. Ahora, tenemos mucha más información y sabemos que fallar implica aprender a no cometer los mismos errores la próxima vez. Además, es una experiencia muy valorada tanto a la hora de emprender otros proyectos como para ayudar a las grandes empresas a innovar.

¿Estamos por tanto ante un ecosistema más maduro y profesionalizado?

Por supuesto. Todos hemos aprendido. Los emprendedores que llevan más tiempo ahora son inversores y los que están comenzando tienen mejor formación y se asesoran mejor. Por otro lado, los programas de incubadoras y aceleradoras ya tienen un bakcground acumulado, lo que les hace impulsar proyectos de más calidad.