FINANCIACIÓN

¿Eres un emprendedor clásico? Te contamos cómo financiar tu negocio

El 60% de los emprendedores recurre a sus propios ahorros

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Ana García Moreno

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Son muchos los nombres que reciben quienes deciden sacar al mercado una nueva compañía, desde el tradicional autónomo, hasta el más moderno startapero. Pero ni las nuevas tecnologías ni la más avanzada innovación han cambiado la forma de empezar los negocios: buscando financiación. Por eso, si estás pensando en montar tu propia compañía, aquí te proponemos tres fórmulas tradicionales para financiarte.

  • Fondos propios:

Es la fórmula tradicional de comenzar un proyecto y también la más común. De hecho, según el Mapa del Emprendimiento 2018 de South Summit, el 60% de los emprendedores españoles recurre a esta vía como primera fuente de financiación.

Dentro de esta opción, pero en una fase más avanzada, se enmarca el Bootstrapping, un tipo de crecimiento por el que la startup es capaz de generar sus propios recursos y no necesita otro tipo de fondos. De este modo, el emprendedor no cede capital de la empresa a terceros ni tiene que pagar intereses. Sin embargo, pierde ventajas como el asesoramiento o el conocimiento que aportan los inversores privados.

  • Apoyo institucional

Cada vez más organismos públicos dan subvenciones o créditos a nuevos proyectos. Es el caso del programa Horizonte 2020, de la Comisión Europea, o de Enisa, que financia las primeras fases de vida de pymes y startups lanzadas por emprendedores. Sin embargo, y aunque son mecanismos muy útiles, suelen requerir un esfuerzo extra. Así, tal y como advierte Jordi Vinaixa, profesor especializado en emprendimiento del Departamento de Dirección General y Estrategia de ESADE, “hay que tener cuidado con este tipo de ayudas porque a veces incluyen procesos largos y el proyecto tiene que estar alineado con unas directrices concretas”. Esto puede traducirse en que el emprendedor tenga que dedicar demasiado tiempo a la búsqueda de financiación, olvidando su tarea más importante: estar pendiente del negocio en sí.

  • Financiación bancaria

Con ella, el dueño de la empresa puede seguir manteniendo el control de su capital. Sin embargo, conseguir este tipo de créditos en negocios que acaban de empezar y no tienen activos ni forma de respaldarse puede ser complicado. Esta situación se generalizó especialmente durante los años de la crisis económica, lo que llevó, a su vez, al impulso de otro tipo de financiación: la inversión privada, cada vez más común en el entorno emprendedor.