EMPLEABILIDAD

¿Por qué ha vuelto la titulación universitaria a quitarle el trono a la FP?

Tras años de escalada de la Formación Profesional, los estudios universitarios han recuperado el liderato, aunque por poco, como los más solicitados por el mercado laboral.

Tras años de escalada de la Formación Profesional, los estudios universitarios han recuperado el liderato, aunque por poco, como los más solicitados por el mercado laboral

Titulación universitaria

Titulación universitaria / economia

Fran Leal

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Desde hace tiempo, es conocido por todos el debate que existe en torno a la empleabilidad que ofrecen los estudios, según sean universitarios o de formación profesional (FP). Así, los últimos años la FP había ido ganando terreno a la universidad, llegando incluso a ser la formación más demandada por el mercado laboral.

Sin embargo, el XXIII ‘Informe Infoempleo Adecco: Oferta y Demanda de Empleo en España’ revela que durante 2019 esta tendencia se truncó, volviendo a recuperar el liderato la formación universitaria como la más demandada.

Un ligero cambio en la tendencia

En 2019, según el citado informe, la lucha entre FP y universidad no ha podido estar más reñida, con una victoria por la mínima de la formación universitaria, que registró un 38,82% de las ofertas de empleo, por el 38,76% de la FP, que retrocede desde el 42% que marcaba en 2018.

Entre los motivos que podrían justificar este cambio de tendencia, Francisco Javier Blasco, director de The Adecco Group Institute, menciona el hecho de que “la oferta educativa de FP, y sus posibilidades de cara al empleo, en nuestro país no siempre es bien conocida”, a lo que habría que añadir que algunas opciones tienen menor desarrollo que en otros países de la Unión Europea (UE), a la vez que la FP Dual no acaba de implantarse de forma uniforme en todos los territorios. De hecho, cerca del 60% de las ofertas que solicitan FP se concentran en tres comunidades: Cataluña, Comunidad de Madrid y País Vasco.

Una casuística muy variada

No obstante, como recuerda Blasco, el reparto entre los grupos de titulaciones está tan igualado que cualquier pequeña variación puede provocar este baile en la clasificación. En su opinión, existe una fenomenología dispar a favor de la demanda de universitarios, pues “la ralentización económica conlleva mayor demanda de empleo y esto a veces distorsiona al alza las exigencias de los empleadores”, apunta. Habría que sumar que 2019 fue aún un año de crecimiento, aunque menor que en los ejercicios anteriores. Y esto, podría haber motivado que los empleadores hayan buscado “profesionales con mayor titulación de cara a una posible promoción profesional futura”, sostiene Blasco, que recuerda que además hay que contar con que la FP parte con desventaja cuantitativa, es decir, que “la oferta de alumnos con títulos de FP es mucho menor que la de alumnos con grados universitarios”.

En cambio, como nos señala Víctor Espinosa, director de Desarrollo Corporativo de Nexian, no podemos olvidar el enorme esfuerzo que ha hecho nuestro país “a la hora de adaptar las enseñanzas de la FP a las necesidades sociales y de las empresas, una política que ha resultado muy beneficiosa para el mercado laboral”. Una apuesta que tiene como resultado que se haya duplicado el número de FP en una década, si bien como recuerda Espinosa aún seguimos por debajo de la media de la OCDE.

En la misma línea apunta Juan Luis Rubio, vicerrector de Universidad-Empresa de la Udima, quien defiende que uno de los aspectos por los que la FP ha tenido mejor aceptación en los últimos años ha sido por la facilidad con que sus cursos se adaptaban a las necesidades del mercado. Algo que se contrapone con el modelo universitario, “que tradicionalmente ha ofertado titulaciones más o menos estandarizadas”.

Ahora bien, la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior con los planes de Bolonia, basados en grados de 4 años “ha permitido aumentar la cantidad y la diversidad de las titulaciones ofrecidas; carreras que hasta hace poco no existían las podemos encontrar en las facultades y escuelas, así como combinaciones que antes resultaba imposible encontrar y que hacen la oferta académica universitaria mucho más atractiva”, expone Rubio. Además de esto, el hecho de que los grados sean de 4 años, a su parecer, ofrece ciertas ventajas de incorporación más temprana al mercado de trabajo frente a los 5 ó 6 años de las carreras de planes antiguos. Y por último, cabe destacar la “mayor adaptación de los estudios a la demanda de las empresas en base a una mayor práctica”. Así, la suma de todos estos elementos, como sentencia Rubio, “hace que los estudiantes universitarios sean cada vez más demandados frente a otro tipo de titulaciones”.

Un 2020 que acentúa la tendencia

En lo que respecta al año que estamos viviendo, marcado sobremanera por la pandemia, la tendencia de aumento de la demanda de titulados universitarios respecto a FP “puede acentuarse”, afirma Blasco, debido a una mayor demanda de empleo, es decir, por el efecto de distorsión al alza de las exigencias de titulación por los empleadores. Algo que va acompañado, además, por el hecho de que, en el corto plazo, “algunos de los sectores más castigados por la crisis suelen ser más demandantes de profesionales de familias de FP y formación para el empleo”, como ocurre en la hostelería o el comercio.

Sin embargo, a medida que estos sectores se vayan recuperando, previsiblemente a partir de primavera de 2021, “asistiremos seguro a un nuevo tirón de la demanda de titulados de FP”, argumenta Blasco. En este sentido, Espinosa también considera que la FP “volverá a atraer la atención de muchos jóvenes interesados por incorporarse cuanto antes al mercado laboral”. De hecho, según reflejan las proyecciones de Cedefop en las que se apoya el portavoz de Nexian, en 2030 el 65% de los puestos de trabajo que se generen en nuestro país requerirán profesionales con FP. Una tendencia en la que “se profundiza más coincidiendo con periodos de crisis”, asevera.

Por último, recuperando las reflexiones de Rubio, además del baile de cifras, con motivo de la pandemia también nos encontraremos con un cambio “en cuanto a las preferencias de los estudiantes, tanto en FP como universitarios, en el sentido de decantarse más por estudios relacionados con la sanidad, la biotecnología y el medio ambiente”, en contraposición con disciplinas más clásicas que hasta ahora “han copado las ofertas de trabajo”, concluye. Y es que, la dicotomía universidad-FP seguirá existiendo, sin duda, pero también es cierto que la crisis afectará tanto en las cifras como en la elección de las ramas por parte de los estudiantes, con un ojo puesto en las demandas del mercado laboral.