Beneficios no monetarios

El 'salario emocional' no tiene precio a la hora de buscar trabajo

El salario aún es clave al elegir un empleo, pero las nuevas generaciones son más exigentes con otros aspectos que no tienen que ver con el dinero. El ambiente laboral, el recorrido del proyecto o la relación con el jefe ganan peso entre los motivos para elegir o no un trabajo.

Las nuevas generaciones son más exigentes con aspectos que no tienen que ver con el dinero: el ambiente laboral, el proyecto o la relación con el jefe ganan peso

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Agustina Barbaresi

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La dicotomía “vivir para trabajar, trabajar para vivir” es probablemente una de las más discutidas en lo que respecta al empleo. La búsqueda de un equilibrio entre vida personal y profesión ha evolucionado con el paso de los años. Hace unas décadas era impensable pensar en algo que no fuese encontrar una empresa en la que asentarse y prosperar, entendiendo prosperar como ganar cada vez más dinero y escalar posiciones en la jerarquía vertical. Sin embargo, en los últimos años ha tomado forma un concepto que cada vez tienen en cuenta más empresas. Es el llamado salario emocional.

El salario emocional es “toda retribución no monetaria que hace que estemos comprometidos con la compañía, que estemos enganchados a ella. Se traduce en una mayor productividad de los trabajadores y tiene impacto directo en las cuentas de resultados de las compañías”, explica Carolina Mouné, responsable de Recursos Humanos de Adecco. Es decir, podríamos considerar salario emocional las medidas que toma una empresa para que sus empleados concilien, su política de RSC, la buena comunicación interna, el team building, escoger jefes que apliquen un liderazgo positivo o el buen ambiente de trabajo. Otras definiciones incluyen algunas de las prestaciones en especie que ofrecen algunas empresas, beneficios como seguros médicos, subvenciones o ayudas para la guardería, por ejemplo.

No nos engañemos: el salario sigue siendo un factor clave a la hora de buscar trabajo. De hecho, “el 55% de las personas lo señala como primer elemento en España”, señala Miguel Valdivieso, director de Randstad Human Capital Consulting. Y es que hay que tener en cuenta las implicaciones psicológicas que tiene para un trabajador su percepción de lo que cobra frente a las tareas que desempeña. Según Mouné “el sueldo debe ser aceptable. Porque cuando eres consciente de que tu salario no está en equidad con tu trabajo, se rompe cualquier emocionalidad, por positiva que sea”.

Empuje de los 'millennials'

Sin duda, que el salario emocional esté ganando puntos tiene que ver con un cambio generacional. Que estemos hablando de conceptos como gestión de la felicidad, en vez de la gestión de recursos humanos de toda la vida “no es una moda, tiene mucho que ver el empuje millennial, que son los que más demandan que el tiempo que estés en la empresa sea de calidad y positivo para uno mismo. Es algo que era impensable en los 80, pero que ha venido para quedarse. Y a los departamentos de RRHH nos obliga a reinventarnos”, señala Mouné, que añade que cada vez más millennials preguntan en las entrevistas de trabajo por estas cuestiones.

Las jerarquías horizontales en las empresas refuerzan la importancia de este cambio. Si bien son estructuras “a las que hemos llegado por casualidad, por la situación de las empresas en España, las nuevas generaciones, que cada vez tienen más peso en las compañías, demandan sentarse con el jefe de manera más flexible y cordial”, afirma Valdivieso. Ahora no se crece tanto en cargo como en proyecto, en opinión de este experto.

Cómo retener talento

Podría pensarse que el salario emocional es clave para que las compañías consigan atraer talento y retenerlo. Sin embargo, no es tan sencillo. “Lo primero que hay que tener claro es cuál es el talento estratégico o clave para esa organización. Y lo segundo es saber qué propuesta de valor busca ese profesional. No es lo mismo un perfil cualificado tecnológico en banca que perfiles comerciales en una teleoperadora, por ejemplo”, explica Miguel Valdivieso.

Mouné coincide e invita “a los responsable de RRHH a llegar a su puesto de trabajo y reflexionar sobre qué tiene la empresa que guste a los trabajadores”.

Precisamente, la comunicación interna (que ahora se reinventa también con términos como el employer branding) tiene mucho que ver con las emociones de los trabajadores hacia la empresa. Carolina Mouné explica que es importante ser transparentes con la estrategia de la compañía, trabajar con los jefes de equipo para que generen buen clima y preguntar a los empleados su opinión.

“Tener empleados que hablen bien de ti es la mejor manera de atraer talento. Tienen que estar orgullosos y satisfechos de su empresa”, concluye Valdivieso.