pensar en el largo plazo

Inversores menores de 35 años: qué horizonte de inversión elegir y qué rentabilidad esperar

Las dudas sobre el sistema de pensiones cada vez son mayores y el ahorro privado se erige con fuerza como alternativa para tener rentas una vez demos por finalizada nuestra actividad profesional.

Las dudas sobre el sistema de pensiones cada vez son mayores y el ahorro privado se erige con fuerza como alternativa para tener rentas una vez demos por finalizada nuestra actividad profesional.

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Héctor Chamizo

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Invertir es una práctica que siempre se debe hacer pensando en el largo plazo. Más aún cuando se es joven y aún quedan muchos años para jubilarse. Especialmente, porque las dudas sobre el sistema de pensiones cada vez son más grandes y el ahorro privado se erige con más fuerza como alternativa para tener rentas una vez demos por finalizada nuestra actividad profesional.

Es bastante probable que si tenemos menos de 35 años la inversión no esté dentro de nuestras prioridades principales. No obstante, con el entorno de tipos de interés en cero, que parece que se va a prolongar durante bastante tiempo como consecuencia de los efectos de la crisis de la COVID-19, es fundamental trabajar nuestro capital para sacarle un rendimiento positivo cuanto antes. “No podemos esperar a ahorrar pocos años antes de jubilarnos, porque es entonces cuando nos pilla el toro”, dice José Luis Cárpatos, director de inversiones de Gloversia Eafi.

Cuanto antes se empieza a ahorrar, si se hace periódicamente, en el largo plazo se podrá mejorar sensiblemente la inversión que se ha acometido minimizando los riesgos. “En el caso de que no quieras perseguir al mercado, lo mejor es que recurras a profesionales de la inversión desde muy joven o diversifiques tu dinero apostando por fondos de inversión”, expone Antonio Castelo, responsable de renta variable de iBroker.

Los beneficios de las aportaciones periódicas

Cuando se tienen menos de 35 años los expertos recomiendan dos puntos fundamentales: ser constantes y metódicos. “Para ello es importante hacer aportaciones periódicas, especialmente a través de planes de pensiones, con un enfoque de largo plazo, dado que poco a poco el patrimonio que tenemos se irá incrementando, mientras que el riesgo de que se reduzca será mucho más bajo”, añade Cárpatos.

Como consecuencia de hacer aportaciones continuadas y en horizontes temporales amplios, la inversión puede llegar a multiplicarse por dos en 20 años. Si, por ejemplo, hemos hecho una inversión inicial de 10.000 euros y tenemos rentabilidades anuales del 5% a lo largo de dos décadas, terminaremos teniendo un capital de 26.533 euros.

En cambio, en el caso de que hiciéramos aportaciones mensuales de 50 euros durante ese mismo periodo de tiempo, nuestro dinero ahorrado se incrementaría hasta los 46.373 euros. Eso, tomando como referencia un retorno medio neto del 5%, que siempre puede ser más elevado con el paso de los años.

¿A qué se debe este incremento de nuestro dinero? “Al efecto automático que ejerce el interés compuesto, que reinvierte de manera constante los beneficios que tenemos”, comenta Castelo. De igual modo, facilita la inversión a largo plazo, ya que demuestra que cuanto más aguantamos la inversión, la probabilidad de pérdidas se ve absolutamente reducida. Más aún en un mundo post-pandémico en el que el ahorro con bajo riesgo se ha convertido en una máxima que siempre se ha de aplicar.

La apuesta por la bolsa y los fondos de inversión

Al margen de hacer aportaciones periódicas, principalmente a planes de pensiones, una de las opciones que barajan los expertos para hacer trabajar a nuestro dinero es invertir en bolsa. Esta opción permite realizar a día de hoy una prospección que tiempo atrás era inviable: “Las cantidades a invertir pueden ser muy modestas y la rentabilidad se puede obtener vía dividendos o por el aumento del precio de los valores por los que hemos apostado”, dice Castelo.

¿Y cómo hacerlo? Principalmente, se necesita disponer de un bróker online desde el que realizar la inversión que se desee con absoluta libertad y facilidad. “También es necesario conocer en lo que se invierte para evitar desastres a futuro y para ello es muy útil formarse o acudir a profesionales independientes”, apunta José Luis Herrera, analista independiente.

De igual modo, otra opción clásica son los fondos de inversión y las cantidades pueden ser muy asequibles. “Lo más común es actuar mediante especialistas en el manejo de esta estrategia”, argumenta Cárpatos. Eso sí, tampoco es una mala alternativa optar por productos indexados, que están vinculados a determinados índices y gestionados por algoritmos, ya que tienen comisiones muy bajas y los resultados de largo plazo también son atractivos.