IMPACTO DEL COVID-19 EN LA ECONOMÍA

Las medidas de estímulo post coronavirus deben ser más rápidas para evitar una crisis mayor

Las previsiones de caída del PIB podrían incluso quedarse cortas. Por tanto, es necesario acelerar la toma de decisiones para impregnar de liquidez a mercados, familias y empresas. El futuro económico de todos está en juego.

Las previsiones de caída del PIB podrían incluso quedarse cortas. Por tanto, es necesario acelerar la toma de decisiones para impregnar de liquidez a mercados, familias y empresas. El futuro económico de todos está en juego

Crisis económica

Crisis económica / economia

Fran Leal

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El frenazo en la actividad al que nos hemos visto obligados estas últimas semanas ya está dejando ver su imponente impacto en los datos económicos. De hecho, entre enero y marzo, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el PIB español sufrió una caída del 5,2% respecto al trimestre anterior, un retroceso histórico que deja casi en una anécdota el mayor descenso en la crisis de la década pasada, cuando el peor dato se registró en el primer trimestre de 2009, con un 2,6% de caída.

Previsiones que se quedan cortas

No obstante, los peores números, y por tanto la profundidad de la crisis, aún no los conocemos. Según las previsiones de Goldman Sachs, nuestro país rondaría una caída del PIB en el conjunto del año del 9,7%, si bien recuperaría buena parte (un 8,5%) en 2021. Un comportamiento semejante al que mostraría el conjunto de la zona euro y las principales economías continentales.

Sin embargo, lamentablemente y a pesar de las aterradoras cifras, estas previsiones corren el riesgo de quedarse cortas. Es lo que afirma Juan Carlos Higueras, analista económico y profesor de EAE Business School, autor del estudio ‘La crisis del COVID-19 y su impacto económico’. En su opinión, la caída del PIB en España “podría llegar al 15%”, teniendo en cuenta los datos del INE sobre el primer trimestre y que “lo más grave ha pasado en abril”. En todo caso, habrá que estar atentos a la evolución de la desescalada, cómo se lleva a cabo y a qué ritmo, y “cuando cierre el segundo trimestre veremos qué pasa, aunque el 10% es totalmente seguro”, expone.

Como consecuencia directa, el empleo va a sufrir un impacto brutal: “Lo de abril va a ser tremendo”, afirma Higueras, que muestra su preocupación ante la posibilidad de que los ERTEs se conviertan en EREs. En este sentido, “consideramos que entre el 20% y el 25% de los afectados (en el entorno del millón de trabajadores) se irán al paro”, asevera. 

Esto vendría motivado por el importante peso que ostenta en la economía española el sector turístico que, sin duda, es uno de los grandes perjudicados en esta coyuntura y que tardará en reponerse. El verano, desde luego, no se plantea muy halagüeño. En primer lugar, por la inexistente visita de turistas extranjeros, algo que sostiene buena parte de la industria turística en España. Pero, además, la demanda interna por el momento tampoco podrá recuperar su ritmo, ante las restricciones de movilidad a la población entre provincias. Al respecto, Higueras advierte que al cerca del 15% del PIB que representa el turismo en nuestro país, “hay que sumar comercio y hostelería”. Si a eso le añadimos el peso de la automoción (otro sector claramente perjudicado), “nos vamos a casi el 40%”. En definitiva, “esto va a durar bastante”.

Urgen las medidas de estímulo

Ante este panorama, urge que se pongan en marcha y se apliquen medidas de estímulo, tanto a nivel europeo como estatal, cuanto antes. Es lo que sostiene Higueras, que apunta a la burocracia como uno de los mayores problemas en estos momentos: “Necesitamos que haya liquidez en el mercado, las familias y las empresas, porque tienen que comer hoy, ni dentro de seis meses, ni dentro de un año”. En definitiva, los mecanismos se tienen que activar más rápido para atajar lo antes posible el desastre, si bien “poner de acuerdo a tantos países lleva su tiempo”, advierte.

Para ello, apunta diferentes medidas que están disponibles, todas ellas analizadas en el estudio, como el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el plan del Banco Europeo de Inversiones o los Fondos de Cohesión y Estructurales que no se gastaron el año pasado, entre otras opciones.

En cambio, lo que descarta rotundamente el experto es la viabilidad de los conocidos como coronabonos, y lo hace de una manera ilustrativa. En resumidas cuentas, sería como si en un grupo de amigos, al salir a cenar, siempre hay uno que pide lo más caro y no se priva de nada, pero que a la hora de pagar propone hacer un bote común para hacer frente a la cuenta. “Esto no le sienta bien a nadie, y en este marco, a Alemania o Austria tampoco”, recalca.

Además, en cuanto al riesgo de que algún país tenga que ser rescatado, Higuera enciende las alarmas. Si bien en la crisis de 2008, se tuvo que rescatar a países como Grecia, Irlanda o Portugal, “ahora el riesgo está con 3 de las 4 grandes economías de la UE. Y no pueden caer, porque si cae una, se cae todo”, asegura.

En estos momentos, parece que se está negociando a nivel europeo lo que se ha denominado como fondo de recuperación, que alcanzaría los 1,5 ó 1,6 billones de euros. Sin embargo, y a la espera de lo que pueda salir de esa negociación, “el problema está en cómo se financia y cómo se reparte”, anota Higueras. En cualquier caso, esto no tendría resultados hasta final de año, por lo que a nivel estatal, “el gobierno tiene que poner más medidas de estímulo que se traduzcan en liquidez”, reitera.