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Ahorrar desde el instituto también es posible

Los adolescentes aspiran a la independencia a todos los niveles, también en sus gastos. Por eso, la concienciación sobre el ahorro es fundamental. ¿Se puede ahorrar desde el instituto? Llevando la metodología adecuada, los expertos creen que sí.

Los adolescentes aspiran a la independencia a todos los niveles, también en sus gastos. Por eso, la concienciación sobre el ahorro se presenta como una acción fundamental.

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Héctor Chamizo

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Una de las posibles lagunas que tiene el sistema educativo actual es la carencia de formación financiera. Así lo han señalado los expertos durante muchos años. Los adolescentes aspiran a la independencia a todos los niveles, también en sus gastos. Por eso, la concienciación sobre el ahorro se presenta como una acción fundamental. ¿Es posible ahorrar desde el instituto? Llevando la metodología adecuada, los expertos creen que sí.

Saber gestionar las finanzas personales desde adolescentes no sólo nos ahorrará sufrimiento en el momento en que de verdad nos debamos enfrentar a la vida, sino que nos servirá de ayuda para desarrollar otra serie de habilidades que nos serán de utilidad en otros aspectos de la vida, como puede ser la disciplina o la responsabilidad.

El denominador común de los adolescentes es que se enfrentan a un mundo laboral hostil, en el que “unos aceptan trabajos precarios, otros deciden salir al extranjero y muchos tardan en emanciparse”, escriben los expertos del Instituto Santalucía. Así, la independencia económica no es “fácil de conseguir” al mismo tiempo que viven “situaciones significativas” desde la perspectiva financiera.

Ante este difícil escenario, las medidas de ahorro domésticas “deben convertirse en prácticas habituales para conseguir un equilibrio ingresos-gastos y poder ahorrar”, tal y como resaltan estos expertos.

Por tanto, ¿cómo se puede ahorrar desde la adolescencia para crear unas finanzas personales absolutamente sostenibles? Hay una serie de prácticas que se pueden utilizar para llevar a la vida diaria. De este modo, los objetivos resultarán más alcanzables.

La reducción de gastos como punto de partida

Lo primero de todo que se debe hacer ya desde el instituto es “tener un control de gastos bastante escrupuloso”, Antonio Castelo, responsable de renta variable de iBroker. Además, esa disminución, agrega, a de hacerse como una “acción automática”. Pueden utilizarse los cupones de descuento del supermercado que suelen caducar sin salir de la cartera, comparar precios de todos los establecimientos y apostar por las marcas blancas. Son alternativas para recortar de lo que no se necesita.

El recorte de gastos domésticos, como puede ser apagar el ordenador cuando no se está usando, dar una segunda vida a productos que ya creíamos inservibles, apagar las luces, no derrochar agua e incluso reducir el consumo de la calefacción al mínimo son prácticas “habituales para hacer un uso eficiente de la energía” y ahorrar en consumo.

En este sentido, aunque estas personas nos sean completamente independientes, comenzar a hacer estas prácticas “puede favorecer el ahorro a futuro con una constancia en estos hábitos”. Cuanto antes nos acostumbremos, más pronto se notará en las cuentas cuando se produzca la emancipación.

Trabajar durante la adolescencia

Puede parecer obvio, pero no lo es. Trabajar durante la adolescencia facilitará saber lo duro que es “ganar el dinero del que ahora disfrutas a través de tus padres”, afirma José Luis Herrera, analista independiente.

Se podrá descubrir la cantidad de tiempo que es necesario dedicar “para obtener cantidades de dinero que ahora dedicas a los caprichos que te financian en tu hogar”, destaca. Esto no es sino una fórmula para que se pueda valorar mucho más “el tiempo libre del que se dispone y para saber diferenciar entre aquello que verdaderamente se necesita de lo que “simplemente es un capricho pasajero”, añade. Eso sí, todo ha de hacerse con proporcionalidad y no dejando aparcados los estudios.

La técnica de compartir como ahorro

La técnica más básica de ahorro que puede llevar a cabo un joven independiente es “compartir”, tal y como aseguran los expertos del Instituto Santalucía. Esto puede ejemplificarse con el tema de la vivienda, en el que el alquiler y todos los gastos que arrastra se dividen a partes iguales.

Además, la firma asegura que los adolescentes han incorporado a su cultura de ahorro compartir otros bienes “como el coche o los espacios de trabajo”, lo cual es una notable diferencia sobre otras generaciones. Con este tipo el flujo de gastos será inferior y la capacidad de ahorrar será más elevada.

Limitar el riesgo que asumas

Hay que acostumbrarse lo más pronto posible a las probables consecuencias que pueden tener las decisiones que se tomen, porque el futuro viene marcado por nuestras acciones del presente. Nadie espera que con 15 años tengas claro cómo va a ser tu vida con 50, pero se debe tener en cuenta que los actos de hoy pueden repercutir en el futuro.

Por eso Castelo indica que se puede arriesgar en las estrategias de ahorro que se tomen, pero sin llegar “a ser un temerario”. Se debe tener claro qué es lo peor que puede pasar para, en la medida de lo posible, “protegerte de las consecuencias negativas de tus actos”. Eso también permitirá el ahorro en el largo plazo.