FINANZAS PERSONALES

¿Cómo preparar un buen presupuesto familiar?

El comienzo del año es un buen momento para reorganizar las finanzas personales y desarrollar técnicas que permitan un mayor control sobre ingresos y gastos que eviten situaciones económicas complicadas. 

El comienzo del año es un buen momento para reorganizar las finanzas personales y desarrollar técnicas que permitan un mayor control sobre ingresos y gastos que eviten situaciones económicas complicadas

Presupuesto familiar

Presupuesto familiar / economia

María Valero (iAhorro)

María Valero (iAhorro)

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En este punto preparar un buen presupuesto familiar es clave para forjar una economía familiar equilibrada y próspera. Elaborar un presupuesto del hogar es una forma clara de conocer cuáles son los ingresos y a qué se destina el dinero gastado. Así es posible identificar patrones de gasto e ver en qué aspectos es posible tomar decisiones para ahorrar basadas en información real.

El objetivo principal del presupuesto es no incurrir en déficit, o lo que es lo mismo, no llegar a gastar más de lo que se gana (de forma general, salvo situaciones imprevistas y causas justificadas). 

¿Cómo hacer el presupuesto?

Para hacer el presupuesto, el primer paso es delimitar el tiempo. Hay presupuestos de muchos tipos: anuales, semestrales, mensuales, quincenales o semanales. Un buen punto de partida es realizar un presupuesto mensual ya que permite una mayor recopilación de datos y así poder ir haciendo modificaciones conforme avancen los meses y se recoja información útil. En cuanto al soporte, es posible hacerlo de forma tradicional, con papel y lápiz, o bien valerse de la tecnología a través de plantillas, hojas de cálculo o aplicaciones móviles. Elegir uno u otro solo dependerá de la comodidad que aporte a cada persona y sobre todo del nivel de compromiso y utilidad que aporte. 

Tras ello, el presupuesto ha de recoger todos los ingresos que se experimentan en el mes. Esto supone apuntar los ingresos por trabajo y demás rentas que se cobren de forma casi segura, por lo que no es recomendable incluir ingresos que no se sepan que se van a recibir o ingresos por trabajos muy esporádicos. Aquí también hay que incluir la rentabilidad de las inversiones o la renta por un inmueble alquilado, por ejemplo. 

Después de recoger los ingresos, hay que recopilar todos los gastos fijos que haya. Para ello, es útil hacer una revisión de los movimientos bancarios y dividir los gastos en función de la categoría, por ejemplo: vivienda (alquiler/hipoteca), préstamos y tarjeta de crédito (cuotas), suministros y telecomunicaciones (agua, luz, gas, Internet, teléfono, televisión, etc.), transporte (abono transporte, gasolina), seguros, etc. Aquí hay quien también incluye una partida de ahorro o destinada a crear un fondo de emergencia para imprevistos. 

Además, se puede hacer una previsión y un cálculo de los gastos que sean variables, es decir, aquellos que ocurren cada cierto tiempo y que son más flexibles que por ejemplo pagar la cuota de la hipoteca, como podrían ser los gastos en viajes, en ocio, el gasto en ropa y complementos, etc. 

Es el momento de comparar los ingresos con los gastos. Lo más importantes es que los ingresos deberían ser superiores a los gastos. Pueden ocurrir dos cosas, que el resultado sea positivo, es decir que haya un saldo positivo a final de mes y por lo tanto que se tiene un control de la economía y se puede planificar qué hacer con ese saldo positivo. La otra opción es que el saldo sea negativo. Si es así, hay que eliminar o reducir gastos. Lo habitual es que sean los gastos variables los más prescindibles y de los que poder recortar en para reducir gastos e incrementar el ahorro y la liquidez. Esta comparación sirve para reflexionar sobre las pautas y hábitos de gasto mensual y comenzar a plantearse objetivos mensuales de ahorro que incluso se pueden establecer como una partida de gasto fijo más. 

El siguiente paso es establecer una disciplina en cuanto a la gestión del presupuesto. Es recomendable apuntar todos los gastos que se realicen de forma diaria, así como cualquier ingreso extra que se genere. Así se puede hacer una comparación mes y mes y comprobar si lo presupuestado se ha cumplido o no e identificar oportunidades para eliminar gastos superfluos o la posibilidad de reducir los fijos cambiando de compañía de suministros o de tarifas, es decir, aplicar medidas correctoras. 

Ventajas del presupuesto familiar

Llevar a cabo un presupuesto, sin duda, tiene aspectos muy positivos. Permite crear un plan para el dinero y asignarle una tarea por partida de gasto. Facilita la toma de decisiones en cuanto al dinero ya que se ha identificado claramente cuál es el destino del dinero y, por lo tanto, atendiendo a las prioridades, se pueden reducir o eliminar gastos o aumentar el dinero destinado al ahorro. 

Y es que una de las principales ventajas de un presupuesto es conocer la capacidad de ahorro de cada familia, lo que, sin duda, servirá para el futuro, bien para asegurar un porvenir llegada la jubilación, por ejemplo, o para establecer una meta (compra de una vivienda, de un coche, o cualquier otra gran meta). En este sentido, también sirve para conocer cuál es el grado de endeudamiento de la familia, qué volumen de los ingresos se destinan al pago de deudas de hipoteca, préstamos al consumo o tarjetas de crédito. 

Sin duda, el presupuesto es una herramienta útil, pero que requiere de constancia, disciplina y cierto esfuerzo para que sea una tarea que aporte resultados y beneficios a las finanzas personales. 

María Valero (iAhorro.com)