NUEVAS INVERSIONES

La gran revolución ya está aquí: cómo invertir en smart cities

Desde los años 90, el impulso de la tecnología ha creado facilidades y abierto nuevos horizontes sobre las ciudades tal y como las conocíamos. Las llamadas smart cities están íntimamente relacionadas con el avance tecnológico y las grandes armas que nos ofrece. Es una tendencia que irá creciendo en el futuro y que se puede aprovechar desde el punto de vista de la inversión.

Las llamadas smart cities están íntimamente relacionadas con el avance tecnológico y las grandes armas que nos ofrece. Es una tendencia que irá creciendo en el futuro y que se puede aprovechar desde el punto de vista de la inversión

Smart Cities

Smart Cities / economia

Héctor Chamizo

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La conectividad e integración que permiten este tipo de ciudades está siendo uno de los principales elementos a considerar en la proliferación de empresas tecnológicas que se centran en integrar sistemas, “gestionar recursos y ahorro de energía en términos nacionales e internacionales”, según exponen los expertos de Abra Invest. 

A día de hoy ya contamos con ciudades que están completamente integradas en Estados Unidos. Unos ejemplos serían Nueva York, Washington, o Boston; en Europa Amsterdam y Berlin, se han situado como las pioneras “en apostar por esta disrupción tecnológica”, añaden estos expertos. 

En este sentido, en los próximos años, se espera que muchas poblaciones den un paso al frente y se sumen a este tipo de tecnología. Dicho de otro modo, que apuesten claramente por esta integración cuyo gasto mundial se sitúa en la actualidad en los 80.000 millones de dólares, según los datos de la consultora IDC. Y es que se estima que de cara a 2021 esa cifra ascienda hasta los 135.000 millones de dólares, por lo que el crecimiento será, previsiblemente, notable. 

Si hablamos de España podemos decir que ya se encuentra como uno de los países a la cabeza en la apuesta por las ciudades inteligentes, según se observa en los datos publicados por la Red Española de Ciudades Inteligentes (Reci). Se trata de un organismo que dispone ya de unas 60 ciudades que han iniciado proyectos de Smart cities. 

Por otra parte, el índice Iese Cities in Motion (ICIM) desarrollado en 2017, que realiza determinados análisis como los patrones del capital humano, el medio ambiente, la gestión pública o la capacidad de la penetración internacional, sitúa a Madrid en el número 28 de la clasificación y a Barcelona en el 35. Un posicionamiento que responde al interés por la sostenibilidad que hasta ahora han tenido sendas ciudades.

La oportunidad de esta temática como inversión

Tal y como analiza José Luis Cárpatos, director de inversiones en Gloversia Eafi, en estos momentos más de la mitad de la población mundial reside en zonas urbanas y se prevé que en los próximos años el porcentaje “se incremente hasta un 75%”. Este número de personas representaría cerca del 80% del PIB mundial y la apuesta por mejorar el entorno mediante estas urbanizaciones inteligentes “generaría mucha mayor productividad”, lo cual termina repercutiendo desde el punto de vista de la inversión. 

Por tanto, el experto añade que es importante construir, hacer una organización adecuada y administrar y gestionar las ciudades con una mayor sostenibilidad y soluciones “más inteligentes”, lo cual mejora la calidad de vida de los ciudadanos. En esta línea, son precisamente estos cambios los que crean un enorme interés para invertir “por la capacidad de crecimiento que ello tiene en el largo plazo”. 

Las Smart Cities pueden “favorecer el empleo; reducir el coste de la vida; limitar el tiempo en desplazamientos o reducir la delincuencia hasta en 40%”, en opinión de Ivo Weinoehrl, gestor de Pictet SmartCity. Así, las empresas relacionadas con urbanización pueden “incrementar sus ingresos más de 15%”, agrega. 

Esto se debería a que la infraestructura de las ciudades tiende a evolucionar desde “necesidades mínimas, cuando son poco atractivas para vivir y trabajar, hasta cubrir necesidades humanas más avanzadas”, entre las que se incluyen el cuidado de las personas mayores o las infraestructuras ambientales. 

Por tanto, Weinoehrl expone que dicha temática supone “una gran oportunidad para invertir en un universo cuyo valor actual es aproximadamente cuatro billones de dólares y que probablemente siga aumentando” durante los próximos años.