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¿Vamos hacia un mundo sin dinero físico?

El crecimiento constante del ecommerce y el cambio en los hábitos de los comercios y los consumidores son las claves que hacen pensar en una posible desaparición del cash. Todo parece indicar que es posible que suceda a largo plazo, ¿lo veremos?

El crecimiento constante del ecommerce y el cambio en los hábitos de los comercios y los consumidores son las claves que hacen pensar en una posible desaparición del cash. Todo parece indicar que es posible que suceda a largo plazo, ¿lo veremos?

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Fran Leal

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Hace unos años sería impensable pagar el café de media mañana con la tarjeta. De hecho, la mayoría de establecimientos imponía un importe mínimo para el pago con tarjeta. Así, su uso se reducía a compras de un alto importe.

Hoy, la situación ha cambiado drásticamente. Muchas personas, y más aún los jóvenes, parece que se han olvidado de que existe el efectivo y realizan muchas de las transacciones con su tarjeta, ya sea en establecimientos físicos o a través del comercio electrónico.

Un servicio generalizado

Estos cambios de hábitos a la hora de realizar pagos tienen su explicación. Antes, si teníamos o queríamos pagar con tarjeta solíamos preguntar si era posible y ahora es algo que damos casi por supuesto (exceptuando en pequeñas localidades o en el extranjero). Los datos respaldan esta tendencia. Según el último barómetro de Mastercard de medios de pago para medianas empresas, el pago electrónico continúa creciendo en España y el 60 por ciento de los comercios ya está preparado para ello.

Entre los principales alicientes para que los comercios acepten el pago con tarjeta, el barómetro incide en la comodidad, que es algo que facilita las ventas y que existe una demanda real por parte de los clientes. Otros aspectos como la seguridad y la rapidez también se abren hueco entre las empresas como motivos para adoptar este servicio.

¿Veremos desaparecer el cash?

Llegados a este punto, y con los datos en la mano, nos podemos plantear si estamos cerca de ver un mundo sin dinero físico. Gaietà García, profesor de EAE Business School, cree que sí y apunta a que, desde la desaparición del patrón oro, el dinero tiene un valor muy virtual. “Los bancos centrales, tanto en Europa como la Reserva Federal, van emitiendo moneda al ritmo que su política monetaria se lo recomienda, pero las personas lo que vemos son números en nuestra cuenta”, sostiene.

La falta de liquidez, según el experto, es una realidad. “Difícilmente una persona que tenga en una cuenta 180.000 euros, si los quiere físicamente se los traerán en la entidad, porque es una liquidez básicamente virtual; a mi entender, estamos en una crisis de liquidez, hay muy poco dinero físico”, afirma García.

A esto además hay que sumarle la lucha que existe contra “el blanqueo de capitales y el uso para fines ilícitos de fondos líquidos”, apunta. Para este combate contra el fraude, los medios de pago electrónicos aportan soluciones, como nos cuenta Ignacio González-Posada, director de Adquirencia y Aceptación de Mastercard España: “Son más trazables y limpios. A nivel gubernamental, son una lucha clara contra el blanqueo y la economía sumergida, y son más eficientes”. No obstante, González-Posada considera muy difícil saber cuándo desaparecerá el efectivo o si realmente acabará ocurriendo. Eso sí, “a lo que asistiremos, claramente, es al declive de las operaciones en efectivo, en favor de los medios de pago electrónicos, y a la casi desaparición de las tarjetas físicas”, asevera.

El papel de la tecnología

Este descenso acusado del efectivo, e incluso de las tarjetas de plástico, se acentúa por la influencia y los desarrollos de la tecnología en el segmento. Como afirma González-Posada, ya es bastante común ver cómo muchos clientes pagan a través de sus dispositivos inteligentes (smartphones o smartwatches).

García incide precisamente en el papel que tiene la tecnología, que “va a permitir hacer pagos con mediciones biométricas (la retina, el reconocimiento facial, dactilar…). No estamos hablando ya del dispositivo móvil, sino a través de un terminal de lectura biométrica que tiene el propio comercio”. No hará falta llevar ningún tipo de dispositivo; con que vayamos nosotros, será más que suficiente: “Seremos monederos”, bromea García.

Una posibilidad a largo plazo

A pesar de que es plausible que veamos la desaparición del cash, esto parece que tardará en llegar. González-Posada reconoce que en España aún se utiliza mucho, en el 70 por ciento de las transacciones, y “aún estamos lejos de países como Dinamarca, donde un comercio puede, por ley, negarse a aceptar el pago en efectivo”.

Influye igualmente que el efectivo sea el mejor medio para llevar a cabo operaciones fraudulentas o con mala reputación: “Si hay algo que se seguirá pagando en efectivo son los vicios, que son pagos que quieren ocultarse, como el casino o la prostitución”, afirma García.

La conectividad también influirá en este proceso de desaparición, como sostiene el experto de EAE, y a medida que lleguen estos medios a localidades de menor tamaño, la penetración del pago electrónico crecerá con fuerza.

No obstante, aunque los españoles mantengan el efectivo como primera opción de pago, esto no quiere decir que sea su preferida, señala González-Posada en referencia al Índice de Ciudades Cashless llevado a cabo por su compañía. “Los encuestados asumen que el efectivo es la forma de pago más aceptada y, además, existe la percepción de que en España persisten las trabas al pago mediante alternativas al efectivo”, subraya. Por ello, señala como necesidad una labor educacional para el consumidor y alaba la implicación de comercios, gobiernos e instituciones en la innovación del sector.

Camino para recorrer hay aún bastante, con Europa bastante adelantada, pero todo indica que, poco a poco, nos dirigimos hacia un mundo sin dinero físico o, como mucho, con una presencia residual.