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Por qué el oro se ha convertido en el activo más apetitoso para el verano

El panorama global se ha ido torciendo desde comienzo del año hasta ahora. La guerra comercial entre Estados Unidos y China, la posibilidad de la llegada de la recesión, o la escalada del conflicto con Irán tiñen de temores a los ahorradores. En este entorno, la inversión en oro se alza como una de las alternativas. ¿Por qué? Los expertos describen su situación. 

En el entorno actual, la inversión en oro se alza como una de las alternativas. ¿Por qué? Los expertos describen su situación.

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Oro / economia

Héctor Chamizo

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Los precios del metal dorado han aumentado hasta superar la barrera de los 1.400 dólares la onza por primera vez desde 2013. Y es que se ha cargado de razones para impulsarse hacia esos niveles y aún más arriba. Puede convertirse en la estrella del verano, pues el clima le empuja: bancos centrales moderados, bonos con rentabilidades negativas o temores de un ataque militar en Oriente Medio.

Adrian Day, presidente de Adrian Day Asset Management, comenta que "ha habido un cambio dramático en el sentimiento del metal precioso”. En este sentido, considera que puede haber varios factores que favorezcan a que el oro pueda subir durante este periodo estival en comparación con las acciones o los bonos.

Uno de los motivos, explica Day, es que la Reserva Federal abrió la puerta a la reducción de los tipos de interés en Estados Unidos, lo que lleva a “una caída del dólar”. Mientras, el Banco Central Europeo se movió en esa misma línea.

Según Nitesh Shah, director de análisis en WisdomTree, una de las razones por las que el oro puede tener más apetencia es que las crisis macro a menudo son “impredecibles”. Un punto que impulsaría al metal amarillo sería ese tono más laxo por parte de la institución monetaria estadounidense. 

Shah ahonda más en el concepto asegurando que el recorte de tipos debería ser un “aspecto bastante positivo para el oro”. Y es que, históricamente, siempre que se ha reducido el precio del dinero, se ha debilitado el dólar, y después se ha incrementado el precio de este activo. Por eso, añade, no tiene “ninguna razón para pensar que en esta ocasión no va a suceder exactamente lo mismo”. 

Por otra parte, Day concreta que, si a este se le suma que la rentabilidad de los bonos es cada vez más negativa, significa que “hay un mayor atractivo del oro sobre otros activos”. Todo, teniendo en cuenta que los valores en la bolsa se encuentra en Wall Street cotizando en máximos históricos.

A ello hay que sumarle, efectivamente, que las tensiones geopolíticas “se están calentando”, expone Day. Generalmente las maniobras e intervenciones militares son caldo de cultivo para avances en el metal dorado. Por tanto, una escalada de este conflicto durante el verano podría ejercer de trampolín.

Por otra parte, el el experto de Day AM añade que el dinero se está vertiendo en el mercado. En este sentido, los fondos que cotizan en la bolsa respaldados por el oro han visto un aumento de entradas de dinero desde finales de mayo. Otro signo positivo. Si a eso se le suma que bancos centrales, como los de Rusia y China, han aumentado la compra del metal, se concluye que su tendencia alcista podría proseguir.

Hasta dónde puede subir

El siguiente quid de la cuestión es averiguar, si todo este clima favorable se mantiene, hasta dónde puede escalar el precio del oro. Los analistas de Citigroup exponen en un informe que con el panorama actual está justificado una subida hasta los 1.500 o 1.600 dólares la onza en los próximos meses. Estos analistas sostienen que el oro seguirá siendo un diversificador de las carteras “altamente relevante”.

Shah concluye que si se observa el gráfico del metal dorado en la actualidad se puede extraer la conclusión de que a tendido a no caer por debajo de los 1.350 dólares la onza. Siguiendo este esquema, al analista le parece muy razonable que se impulse y consolide por encima de los 1.400 dólares la onza. 

Eso sí, hay puntos que tener en cuenta y que pueden cambiar esta dinámica. Shah asegura que un simple “tuit de Trump” puede cambiar este paradigma. Una normalización del entorno modificaría por completo este escenario y las perspectivas sobre el oro cambiarían. Solo queda esperar.