Consejos a la hora de invertir

Cómo saber si necesito un asesor financiero

En nuestro país, la figura del asesor financiero es una gran desconocida o, en otros casos, su necesidad es subestimada. Aunque en otros territorios de nuestro entorno es común desde hace décadas, es ahora cuando en España está empezando a cobrar fuerza. ¿Todo el mundo necesita utilizar este asesoramiento a la hora de gestionar su dinero? Te lo contamos.

Asesoramiento financiero

Asesoramiento financiero / economia

Héctor Chamizo

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En primer lugar, cabe definir lo que se entiende por asesor financiero. Se trata de aquella persona capaz de ayudar en la gestión de la economía de personas o bien empresas, según sus ingresos, su patrimonio y sus necesidades y objetivos futuros. Además, el analizará otras circunstancias, pasadas o futuras que ayudaran a realizar una adecuada planificación no solo financiera sino en muchos casos dará soluciones de ámbito fiscal.

En pleno siglo XXI y con el avance tecnológico cada vez hay más herramientas de inversión lo que dificulta los inversores a saber qué tipo de mecanismos usar y en que invertir. De esta manera, hoy en día, tal y como describe Patricia Mata, directora de Imdi Funds, “es imprescindible pedir ayuda a un profesional de las finanzas para que te aconseje y te acompañe durante todo el camino de las inversiones”. 

Un asesor financiero no solo tiene los conocimientos necesarios para poder orientar al cliente hacia el buen camino de las inversiones, pero también tiene los mejores medios de información y ejecución a su disposición, lo cual, añade Mata, “incrementa las posibilidades de beneficio a corto o largo plazo en sus inversiones”, de ahí a la necesidad de recibir un asesoramiento. 

En opinión de Belén Alarcón, socia y director de asesoramiento patrimonial de Abante, con la figura del asesor financiero se consigue “profesionalizar nuestras inversiones y hacer un ejercicio de planificación financiera” que parta de nuestra situación personal y financiera y “tenga en cuenta nuestro perfil de riesgo, nuestro horizonte temporal y nuestros objetivos, nos va a ayudar a sacarle más partido a nuestro ahorro para poder lograr los objetivos que nos habíamos marcado cuando decidimos acudir a los mercados financieros”.

En este sentido, contar con un asesor financiero nos va a obligar a pensar en el futuro y a proyectar nuestra vida. Cuando queremos invertir a largo plazo para un objetivo futuro como puede ser la jubilación, necesitamos, inevitablemente, pensar “en qué vamos a querer hacer cuando dejemos de trabajar”, apunta Alarcón. 

De este modo, nos va a permitir “cuantificar nuestro objetivo” y saber “qué rentabilidad le tenemos que exigir a los mercados”. Una vez que conocemos eso, sabremos cuál es nuestro déficit, es decir, “la diferencia entre lo que tenemos ahora y podemos seguir ahorrando y lo que necesitamos”, describe. 

En este punto vamos a poder ver cuánto dinero vamos a tener en el futuro si seguimos ahorrando e invirtiendo de la forma en la que lo estamos haciendo y cuánto podemos tener si ahorramos más y asumimos más riesgo con nuestras inversiones.

La búsqueda del asesor adecuado

Es evidente que hay gente con mayor conocimiento en la materia sin necesidad de ser profesional. Aun así, es necesario el asesoramiento profesional ya que puede “aportar una idea más global sobre los mercados, porque está encima de ellos constantemente”, asegura Mata. 

Además, conseguirá los mejores precios de todo aquello que se compre ya que habitualmente cuentan con mesa propia de renta fija y variable lo que les permite “encontrar el mejor precio y un menor coste de gestión”, agrega. Esto facilita al cliente que, si en un momento dado quiere comprar cualquier tipo de activo, nacional o internacional, tiene acceso “constante e inmediato a los mercados”. 

Por otra parte, para todos aquellos que tienen menos experiencia con los mercados, deben encontrar un asesor que se adecúe a sus necesidades, ya que cada persona con su dinero tiene diferentes expectativas. Para esto, es necesario que el asesor transmita confianza y que en ningún momento intente utilizar tecnicismos para que el cliente no entienda de que se está hablando. Lo más importante en un asesor es la transparencia, integridad, innovación y calidad.

Tal y como sostiene Alarcón, siempre hay que buscar un asesor financiero que entienda “cuál es nuestro punto de partida”, es decir, de cuánto dinero disponemos, cuánto podemos ir ahorrando y para qué queremos invertir. Debe entender nuestro horizonte temporal de inversión y nos tiene que ayudar a comprometernos con ese plazo para que evitemos dejarnos llevar por “nuestras emociones en momentos de nerviosismo y caída en los mercados”. 

Así las cosas, debemos buscar un asesor financiero que nos ayude a entender el concepto del riesgo y de la rentabilidad, para que así invirtamos “en el producto financiero que más nos convenga y nos ayude a conseguir la rentabilidad final que necesitamos para cumplir con nuestros objetivos”, analiza Alarcón.

En definitiva, nuestro asesor también tiene que tener en cuenta otras cuestiones, como el plano fiscal, porque hay que recordar que los impuestos que pagamos por nuestras inversiones reducen la cuantía final que obtenemos, y por eso resulta tan importante elegir un producto financiero que también nos convenga fiscalmente, para maximizar de esta forma nuestro ahorro.