Financiación

Cuándo pedir un crédito al consumo y cómo hacerlo

Cuando falla la liquidez, el recurso más habitual es solicitar un crédito al consumo para financiarse. ¿Cuándo es el momento más indicado para hacerlo? ¿Qué ventajas puede tener? Es muy importante que tengas claro cuando puedes tener la capacidad de endeudarte.

Cuando falla la liquidez, el recurso más habitual es solicitar un crédito al consumo para financiarse. ¿Cuándo es el momento más indicado para hacerlo? ¿Qué ventajas puede tener? Es muy importante que tengas claro cuando puedes endeudarte

Préstamo

Préstamo / economia

Héctor Chamizo

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Por carta, por correo electrónico… Los bancos se están acostumbrando a hacer una política cada vez más agresiva para intentar que contrates un préstamo para que sufragues algunos gastos que no puedas acometer con tus ahorros: los llamados créditos al consumo. Bien el cambio de automóvil, la compra de muebles para reformar una habitación, la compra de una televisión, etc. Desembolsos importantes.

Son créditos que se solicitan para llevar a cabo proyectos definidos (estudios, reformas, tratamientos, o celebraciones). Por tanto, ¿cuándo es el momento adecuado para pedirlo? Anna Golsa, directora de Marketing de Cofidis, señala que desde la entidad aconsejan pedir un préstamo de este tipo cuando “el usuario realmente lo necesita o cuando se tiene la certeza de que se va a poder devolverlo sin dificultad, aunque las circunstancias personales y laborales cambien durante el plazo de devolución”.

Santiago Ramón y Cajal Asensio, responsable de financiación, Área de Marketing y Estrategia Digital de Ibercaja, considera que es recomendable acceder a este tipo de créditos en el caso de que desees anticipar el disfrute o uso de un bien (o servicio), posponiendo su pago, “bien porque no tienes ahorro o no deseas disponer de él al momento, por muchas razones, para adquirir lo que quieres comprar”. Eso sí, siempre de una manera sensata.

Este tipo de financiación requiere de cierta reflexión por parte del cliente y asesoramiento por parte del banco, ya que un crédito al consumo, añade Ramón y Cajal, conlleva comisiones e intereses que encarecerán el coste total del bien financiado, y el cliente “debe tener capacidad para ahorrar mensualmente la cuota a pagar”.

La base principal sería, por tanto, cuestionarnos si podemos esperar a ahorrar lo suficiente para comprar el bien, si nuestro ahorro mensual nos va a permitir pagar la cuota del préstamo sin perder "calidad de vida", si vamos a mantener nuestro nivel de ingresos mientas dure la operación de financiación o si realmente necesitamos el bien que requiere financiación.

Tomada la decisión de financiar la compra de un bien de consumo, al cliente se le ofrecen múltiples alternativas de financiación. Por poner algunos ejemplos: desde la tradicional de solicitar un préstamo en su oficina bancaria; pasando por los nuevos préstamos on-line que pueda ofrecer su banco; a la financiación que hoy ofrecen las propias tiendas, tanto físicas como principalmente online en las compras por internet.

Tal y como analiza Ramón y Cajal, todo dependerá “del coste del bien a adquirir, del importe a financiar y del plazo para amortizar la operación”, aunque en general la oferta de financiación a nuestra disposición “nunca ha sido tan amplia”, ni a través de tantos canales como en la actualidad. 

¿Cómo debe hacerse?

Es importante hacerse determinadas preguntas antes de decidirse por la contratación de un crédito al consumo. Según Golsa la principal sería “¿para qué necesito el dinero?”. Es decir, si es para un gasto evitable o no. La siguiente y muy importante es cuánto me va a costar el crédito. 

En este sentido es crucial fijarse en el tipo de interés y comparar la oferta del mercado teniendo en cuenta el TAE (Tasa Anual Equivalente), que indica el coste real del crédito. El crédito más caro será el que tenga la TAE más elevada.

Otra cuestión crucial a la hora de contratar un crédito es conocer de qué ingresos se va a disponer durante la duración del contrato y reflexionar acerca del futuro y del mantenimiento del nivel de vida que se tiene en el momento de la contratación. Así, afirma Golsa, no arriesgaremos “la economía personal o familiar”. 

Finalmente, es importante ser conscientes de las consecuencias que puede tener el no hacer frente a las cuotas del crédito. De esta manera, cuando se vaya a tomar la decisión de pedir un crédito al consumo es muy importante que se haga de manera sensata y contando con toda la información económica necesaria.