Finanzas Personales

Consejos financieros para que tu boda no te lleve a la quiebra

Nos encontramos en una época del año en la que se celebran muchas bodas. Sin embargo, hay muchas personas que tienen bastantes dificultades para conseguir costear un evento de esta magnitud. Aquí tienes algunas recomendaciones para que este día no se convierta en un gran quebradero de cabeza.

Aquí tienes algunas recomendaciones para que este día no se convierta en un gran quebradero de cabeza económico

Boda

Boda / economia

Héctor Chamizo

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El día de tu boda puede convertirse en el día más feliz de tu vida, pero el proceso hasta llegar a él puede ser un auténtico tormento. El gasto medio de este tipo de celebración en España asciende hasta los 20.000 euros, según un estudio de Bodas.net, Esade y Google. Una cantidad nada desdeñable y que puede arruinarte si no sigues los pasos adecuados.

¿Qué opinan los expertos sobre esto? ¿Cuáles son los principales puntos a seguir? Erika Ramiro, fundadora de Presume Boda, empresa de organización de bodas, apunta que lo más importante es “planificar”. Es decir, hacer una lista de prioridades y “ponerte en mano de profesionales que puedan orientarte sobre dónde es mejor invertir y dónde se puede ahorrar”.

De esta manera, aunque muchos no lo crean, contar con un organizador de bodas puede ser una idea muy acertada. Principalmente, porque pueden ayudarte a que no se te dispare el presupuesto, tal y como describe.

En este aspecto coincide Airin Rojas, directora de Nupcial, la primera comunidad de profesionales de bodas en España, que explica que lo principal es “tener claro lo que se quiere y lo que no, para que no se incluyan cosas innecesarias”. E, igualmente, “planificar con el tiempo necesario”, además de pedir siempre “mínimo tres presupuestos a diferentes profesionales”.

¿De qué prescindir?

Una vez sabemos la importante de elaborar un plan que seguir con detalle, el segundo paso es conocer de lo que podemos prescindir para no tener problemas económicos para la organización de ese día tan único.  Siguiendo este esquema, Ramiro dice que todo depende de la importancia que cada pareja “le dé a los detalles”. Por ejemplo, te puedes casar por el juzgado y prescindir de la iglesia o ceremonia civil y pasar directamente a la celebración.

Varios elementos de los que podrías prescindir como medida de ahorro podría incluir los regalos a los invitados, el viaje de novios, alquiler de coche para la ceremonia, o la decoración extra del espacio.

Asimismo, Rojas añade que se puede reducir mucho el presupuesto, por ejemplo, disminuyendo la lista de invitados, “prescindiendo de la parte de imprenta en las invitaciones o reduciendo el presupuesto para un vestido de novia”. De igual modo, la decoración en exceso “tampoco interesa”.

Cómo no comprometer tus ahorros con la luna de miel

Otro punto interesante que muchos quieren saber es cómo hay que hacer para que el presupuesto te llegue para que no comprometa el viaje de luna de miel con tu pareja. En la opinión de Ramiro hay muchos factores que influyen pero a grandes rasgos se pueden ajustar en algunas partidas económicas.

Entre otras, “el lugar de celebración”. Tal y como afirma, “se puede ahorrar mucho eligiendo casarse en la casa de campo de la familia en vez de una finca de bodas”, por ejemplo. 

Otra opción de ahorro la podemos encontrar en el vestido de novia. Un gran gasto suele ser este, por lo que “dejar en manos de la modista de confianza el vestido, comprar uno de temporadas anteriores o optar por comprarlo online”, puede ajustar el coste total de la boda, destaca Ramiro.

Asimismo, una alternativa es realizar una boda íntima. Y es que cada vez son más los novios que optan por hacer este tipo de celebraciones. Sólo con familia y amigos cercanos, en muchos casos se decantan por casas rurales que se alquilan para el fin de semana y que “tienen un coste inferior en muchos casos al alquiler de una finca de bodas”.  

Para Rojas es fundamental que cada pareja haga una boda “acorde a su presupuesto”, de esta manera habrá una planificación con tiempo para poder “ir ahorrando el tiempo que sea necesario”. Por tanto, es mejor hacer “algo pequeño y bien planificado” más que optar por algo grande donde “luego se vea que no se ha llegado al nivel que exigía el evento en cuestión”.