¿Recesión en septiembre?

La clave estará en los bancos centrales, porque si no pueden contener la inflación irán a elevadas subidas de tipos y darán lugar a una depresión

Puerto de Shenzen, en China, país cuyos confinamientos por el covid han desajustado las cadenas de suministro

Puerto de Shenzen, en China, país cuyos confinamientos por el covid han desajustado las cadenas de suministro / Activos

Jordi Cuenca

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El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, anuncia una "profundísima crisis", la Airef no la ve "de momento" y la vicepresidenta económica Nadia Calviño y el Banco de España directamente la descartan. ¿Quién tiene razón? Quizás no ayude a llegar a una conclusión esta sentencia del historiador de la economía Jordi Palafox: "La predicción económica es un ejercicio destinado al fracaso". No obstante, hay hechos indudables, el principal una insólita inflación que está ya en el 10,2%, los efectos crecientes de la guerra en Ucrania sobre la energía y las materias primas alimentarias y los desajustes en las cadenas de suministro provocadas por el covid, sobre todo por los confinamientos en China.

"Pocas veces ha existido un consenso mayor de que tras el verano se producirá un deterioro todavía más acusado de la situación económica. Que técnicamente sea una recesión o no [dos trimestres seguidos con caída del PIB] es irrelevante", apunta Palafox, quien recuerda que ya en términos reales el PIB español "está cayendo con fuerza, porque si, según el Banco de España, este aumentará en 2022 un 4 % y la tasa de inflación será en diciembre casi el doble, es obvio que la economía se está contrayendo. Y de manera relevante".

Mercados

El director de Renta 4 Banco en València, Juan Espinós, asegura que los mercados bursátiles y financieros, que siempre "van por delante de la economía real», están en la misma línea y apunta dos factores que anticipan ese escenario: «la caída del precio de las materias primas, como el níquel y el cobre, que es un indicativo de contracción en el consumo; y el bono de Estados Unidos a diez años, cuyos intereses están bajando porque los inversores descuentan que la Reserva Federal (Fed) no va a subir tanto los tipos como quisiera». En su opinión, existe, por tanto, «una alta probabilidad de crisis a la vuelta del verano y la gran incógnita es si será técnica o profunda". Como la Gran Recesión, vamos.

En buena medida, el futuro depende de qué hagan los bancos centrales. Vicente Pallardó, director del Observatorio de Economía Internacional de la Universitat de València, recuerda lo que sucedió a finales de los años setenta del siglo pasado, cuando la crisis del petróleo dio lugar a un período de inflación muy elevada que obligó al entonces presidente de la Fed, Paul Volcker, a elevar los tipos de interés por encima de los dos dígitos para contener los precios, lo que a su vez generó una crisis a principios de los 80 de la que aquel país salió con las políticas ultraliberales de Ronald Reagan.

Pallardó cree que estamos en una situación "similar" y que los bancos centrales "han tardado en reaccionar". "Con la inflación desatada, la economía debilitándose y los tipos subiendo, hay más de un 50% de posibilidades de recesión a finales de 2022 o principios de 2023", según afirma, antes de añadir que los tipos "van a seguir subiendo para frenar la inflación, no la actual, que se va a mantener unos meses, sino para que no se transmita a las expectativas, es decir que la subida de precios no se traslade a todos los ámbitos, como salarios o alquileres. Si eso pasa, vamos a un desastre porque los bancos centrales tendrán que actuar como Volcker".

Los bancos centrales "quieren convencer a la gente de que la inflación se controlará en unos meses para que los ciudadanos asuman que la pérdida de poder adquisitivo es temporal. Van a subir de forma enérgica los tipos en los próximos meses y después analizarán cómo se comportan los salarios o los precios de las empresas. Si están contenidos, se pararán, pero si no es así resucitarán a Volcker y en 2023 tendremos una recesión seria".

Deuda pública

El economista, por otro lado, considera que si la guerra se prolonga y se produce un cierre en el suministro de gas y petróleo por parte de Rusia a Europa, "aumentarán las posibilidades de recesión". Otra clave, en su opinión, es la deuda pública, que "está desatada". Y los mercados ya empiezan a mirarla con inquietud: "El Banco Central Europeo debe convencerlos de que va a ser efectivo en el control de las primas de riesgo de Italia y España".

Joaquín Maudos, desde un cierto optimismo, asegura que "no estamos ni mucho menos" en una situación de recesión técnica, "ya que lo que se anticipa es una menor tasa de crecimiento, pero siempre con un PIB cada vez mayor". El director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) apunta la existencia de "muchas incertidumbres que se juntan en una especie de tormenta perfecta", como el final del conflicto bélico, la posición de bloqueo comercial frente a Rusia después de la guerra, el restablecimiento de las cadenas de suministro tras el covid o la evolución del precio de la energía y las materias primas.

En su opinión, la gran incógnita está en cuál será la subida de tipos por parte de los bancos centrales para hacer frente a esa inflación. "Si la subida es intensa, eso frena el crecimiento, pero será el coste a asumir para contener los precios. Y no es fácil reducir una inflación con subida de tipos cuando el origen de la misma es sobre todo de oferta (por subida de los costes de producción). No sabemos cuán sensible será el BCE al menor crecimiento, pero está claro que si se ciñe a su mandato, que es la inflación, debe actuar con contundencia", dice.

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