Alza de los carburantes

La edad de oro de las gasolineras ‘low cost’

Plenoil, Petroprix y Ballenoil se lanzan a abrir estaciones de servicio e impulsan la competencia de un sector muy monopolizado

Repostaje en una gasolinera de Barcelona.

Repostaje en una gasolinera de Barcelona. / periodico

Sara Ledo

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Unos días antes del Estado de Alarma, el 12 de febrero de 2020, se abrió la primera gasolinera ‘low cost’ en Vigo, con permiso de la del hipermercado Alcampo, tenía ocho empleados y se ubicó al lado de una estación de Repsol. Hoy suma ya quince trabajadores y desde diciembre compite con otra estación de servicio de bajo coste en sus inmediaciones. “Aquí había un pequeño monopolio y nosotros fuimos la primera gasolinera con precios económicos, pero ahora están abriendo muchas más en la ciudad”, cuenta por teléfono Nati Zurdo, encargada de esta pequeña empresa que sirve de ilustrativo ejemplo del auge de las estaciones de servicio baratas, frente a los tradicionales gigantes del sector.

Según un informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) del año 2019, las estaciones de servicio verticalmente integradas se han mantenido constantes prácticamente en número desde el año 2010 y el resto de estaciones abanderadas (la imagen y marca pertenece a una de las grandes distribuidoras existentes y el suministro se realiza en exclusiva por las mismas) han crecido a tasas del 1-2% en el conjunto del periodo. Pero las independientes (imagen y marca propias del empresario y el suministro se realiza sin exclusividad) han tenido un despliegue muy superior, cercano a entre el 2% y el 7%, según los años.

El interés por parte de los usuarios por marcas más pequeñas y desconocidas, pero también más baratas, frente a las clásicas enseñas de los gigantes del petróleo no es nuevo. Los pioneros en avistar este segmento fueron los hipermercados –crearon gasolineras como un negocio complementario con el objetivo de ofrecer al cliente más servicios, pero manteniendo la política de empresa barata, explican fuentes de Alcampo-- y las cooperativas –para dotar a sus socios de gasolina más barata que la que se encuentra en el mercado--.

“Nacimos a finales de los 80 con postes de gasóleo en las cooperativas para dar un producto al socio a un precio más reducido que el que podría encontrase en el mercado normal. Viendo que era un mercado interesante fue creciendo hasta alcanzar al público en general”, explica Josu Lazarra, encargado de la sección de carburantes del grupo AN energéticos, marca comercial propiedad de una cooperativa. “La gente empezó a mirar más dónde repostar, no mirar tanto la marca sino el precio, y si el precio y la calidad es interesante”, añade.

Pero ha sido en los últimos años cuando se ha acelerado, al calor de la crisis económica de 2008 que dio lugar a que el segmento precio proliferase y a eso se sumó una nueva norma en 2013 que permitió abrir gasolineras en cualquier suelo comercial e incentivó el interés de los inversores. “Esta regulación fue fundamental porque antes el emplazamiento estaba cogido por las empresas tradicionales, y esto limitaba las posibilidades de negocio, aunque esa benevolencia del Gobierno se vio afectada por muchas trabas en las comunidades autónomas al modelo de estaciones automáticas”, explica el presidente de la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (Aesae), Manuel Jiménez Perona.

Las estaciones de servicio automáticas son aquellas que carecen de personal o tienen un número mínimo y esa es la mayor crítica entre sus detractores, aunque desde el sector defienden que hay otros tipos de empleo más allá de los encargados del surtidor como aquellos empleados que realizan el mantenimiento, informática o seguridad. En los últimos años, especialmente por la pandemia y los elevados precios de los últimos meses, se han disparado las aperturas hasta incrementarse en un 50%, al pasar de las 882 que había en 2019 hasta las 1.277 a cierre del año 2021, según las cifras de Aesae. Esto supone una cuota del 16% en el mercado de los carburantes, cuatro puntos porcentuales más que un año antes.

Y su intención es ir a más, solo en este 2022 los tres principales operadores de este sector, Plenoil, Petroprix y Ballenoil han anunciado grandes inversiones para el despliegue de nuevos locales en España. Plenoil prevé cerrar el año con un total de 160 estaciones de servicio operativas, desde las 104 que tiene operativas. Petroprix abrirá 30 nuevas gasolineras en España en 2022 y superar las 135 a finales de año; y Ballenoil aspira a instalar más de 22 nuevas estaciones este año y un total de 90 en los próximos tres para alcanzar los 250 emplazamientos. Incluso con su incursión en las nuevas tecnologías como la electricidad o el hidrógeno, en las que las tradicionales están inmersas, aunque solo "cuando sea rentable". "Hoy no se puede pensar en electrolineras porque no pasan coches para cumplir esa función, pero estaremos donde estén los clientes", añade Jiménez Perona.

Precios bajos

En un contexto en el que "el precio de la gasolina era el mismo en todas las gasolineras porque todas las compañías seguían la misma tendencia de subida y de bajada”, recuerda Jiménez Perona, las gasolineras independiente rompieron el mercado (es lo que se denomina un 'maverick' o 'empresa díscola' para Competencia) y las automáticas consolidaron esa tendencia porque pueden reducir al mínimo sus costes fijos y agrandar el margen. “Nuestras estaciones tienen los metros cuadrados necesarios para el punto de repostaje, no más; alquilamos el espacio y la superficie, pero no compramos; no tenemos zona de aparcamiento ni tienda; además, por el día tenemos un empleado, pero por la noche ninguno. Esto lleva a una estructura de precios inferior”, explica el consejero delegado de Plenoil, José Rodríguez de Arellano. "Es imposible ser más eficiente que nosotros porque hemos quitado todo lo superfluo. Solo servimos gasolina 95 y diésel, lo que demandan más clientes. Y cuando quieran electricidad, venderemos electricidad", añade.

Según las cifras de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la diferencia de precio entre las gasolineras más baratas y las más caras pueden llegar a ser del 20%, aunque depende del área, pues mientras en Madrid y Barcelona elegir dónde repostar puede suponer un ahorro del 25%, en otras más pequeñas como Pontevedra, Huelva, Teruel u Orense las diferencias son mínimas. La OCU reconoce que todavía queda un largo recorrido para impulsar este tipo de negocios, pues según sus cálculos "solo una de cada seis gasolineras es barata". En este sentido, mientras la penetración del sector es España es del 16%, según su patronal, en otros países como los nórdicos asciende al 70%.

Más competencia

La estrategia de las gasolineras automáticas es opuesta a la de los operadores tradicionales que defienden sus precios más altos porque, dicen, incluyen aditivos en la gasolina que reducen el consumo y mejoran la lubricidad del motor, alargando su vida y reduciendo las emisiones de CO2 --algo que los operadores independientes niegan—, pero sobre todo porque tienen un modelo de negocio más que ofrece servicios mucho más allá del repostaje como la tienda de conveniencia, restauración o el lavado, según apunta el director general de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP). “Es como tomarte una cerveza en la plaza de Oriento o hacerlo en tu barrio”, apunta Víctor García Nebreda, secretario general de Agrupación Española de Vendedores al por Menor de Carburantes y Combustibles (AEVECAR).

En cualquier caso, la existencia de los dos formatos demuestra el auge de la competencia del sector y garantiza que cada consumidor puede optar por el modelo que más les convenga con el foco en el precio o en los servicios prestados. Coinciden en esta afirmación tanto el sector de las petroleras como el de las gasolineras automáticas y también la CNMC, en un informe previo a la pandemia (2019), el regulador decía que las gasolineras automáticas tienden a ser más baratas que las gasolineras tradicionales y esto provoca un incremento de la presión competitiva sobre el resto, “beneficiando también a los consumidores que siguen acudiendo a las gasolineras tradicionales”. “Si te ponen al lado una estación de servicio que es diez o doce veces más barata tienes que intentar, en la medida de lo posible, acoplarte. A veces lo haces con mejores servicios o con una mejor atención al cliente. Pero con la llegada de las crisis, los clientes ponen el foco en el precio”, añade García Nebreda.

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