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Las 4 disrupciones que van a marcar la economía en el mundo post pandemia, según Pimco

El escenario sigue dominado por una “incertidumbre radical” en la que serán determinantes las consecuencias del shock de la pandemia, su propagación y las medidas que se tomen, plantea la gestora de fondos de inversión.

El escenario sigue dominado por una "incertidumbre radical" en la que serán determinantes las consecuencias del shock de la pandemia, su propagación y las medidas que se tomen, plantea la gestora.

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María Refojos

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Si bien la guerra comercial entre EEUU y China o el cambio climático hacían pensar, a finales de 2019, que este 2020 iba a suponer un punto de inflexión para la economía, la bofetada de realidad ha superado cualquier pronóstico. La crisis derivada de la COVID-19 ha hecho saltar todas las alarmas y, aunque los disparadores a priori son los mismos, el grado de incidencia y la intensidad se prevén mucho mayores.

El escenario sigue dominado por una “incertidumbre radical” en la que serán determinantes las consecuencias del shock de la pandemia, su propagación y las medidas que se tomen, plantea Pimco en su último informe de ‘Perspectivas Seculares’. Y esta incertidumbre actuará como gasolina en los fuegos que la gestora de fondos de inversión ya había visto prender en 2019 y que pueden impactar con fuerza en la economía real. 

Se trata de cuatro desafíos macroeconómicos globales con capacidad de ser disrupciones estructurales, es decir, de provocar cambios profundos y duraderos en la economía y en la sociedad. Aseguran los tres economistas responsables del análisis -Joachim Fels, Andrew Balls y Daniel J. Ivascyn- que estas tendencias “se han visto amplificadas por la crisis” y que “la disrupción está aumentando de escala”.

Los cuatro agentes disruptivos

Estos factores son China, el populismo, los riesgos climáticos y la tecnología. Pimco estima probable que se intensificarán a largo plazo y apunta a dos cuestiones que podrían influir en su evolución, ya sea de forma positiva o negativa: el avance de la pandemia y el rumbo que adopten las políticas fiscales.

- El auge de China como potencia económica: el gigante asiático ha logrado mantener el pulso de su crecimiento, gracias a un sorprendentemente rápido control del coronavirus, y está aún mejor posicionada como potencia económica.

De acuerdo con el informe, la mayor robustez de China representa una disrupción “para los productores de alto valor añadido del resto del mundo” e incluso “cuestiona el orden geopolítico establecido” en el que, hasta la fecha, el trono lo ocupa EEUU. La gestora también pone de relieve el “renovado énfasis” del país en su plan estratégico, centrado en reducir su dependencia de la tecnología y de los mercados mundiales. 

- El populismo no ha tocado techo: entendido como proteccionismo económico y nacionalismo político, los cuales “probablemente se verán reforzados por la recesión provocada por la pandemia”. En los últimos años se ha hecho patente como estas corrientes ideológicas han revivido en la sociedad y en la arena política. Así, de la mano de una polarización creciente del debate público, estos expertos consideran que el aumento de las desigualdades que puede propiciar la pandemia avivará todavía más los sentimientos populistas. 

- Los riesgos climáticos siguen estando presentes: el cumplimiento de la Agenda 2030 ha quedado relegado a un segundo plano ante la urgencia de dar respuesta a la crisis sanitaria, económica y social que ha generado la COVID-19. Sin embargo, Pimco incide en que los daños que el cambio climático produce tanto en la vida humana como en la actividad económica “se han hecho más evidentes y acusados este año, poniendo el foco en las catástrofes medioambientales”. 

Por otro lado, destacan que a pesar de esta situación de parada técnica, existen también riesgos relacionados con el hecho de que la transición hacia una baja emisión de carbono concentra cada vez más atención de políticos, empresas e inversores. 

Haciendo referencia a Mark Carney, ex gobernador del Banco de Inglaterra y uno de los miembros del Consejo Asesor Mundial de Pimco, estos riesgos procederían de un ‘momento Minsky’ climático, un aviso que ya emitió anteriormente y que implicaría el desplome de los precios de los activos ante la posible incapacidad del sistema financiero de adaptarse con la suficiente rapidez y eficacia a la construcción de una economía verde. El reto sería anticiparse para poder prepararse para estos cambios.

- El papel de la tecnología: la incorporación de las nuevas tecnologías está actuando como agente beneficioso en diversos escenarios, desde el sanitario en cuanto a la respuesta global a la pandemia, como el industrial o financiero. Y la tecnología ha visto amplificada también en estos meses su intervención como agente disruptivo

En este sentido, el informe señala que aunque es probable que los patrones de trabajo y consumo tiendan a regresar a los niveles previos a la crisis una vez superada la pandemia, “el poder económico adicional que han ganado las empresas tecnológicas, tanto las establecidas como las nuevas, las convertirá en un factor de disrupción aún más potente”. 

Recuperación y secuelas económicas

Con estos cuatro factores en el radar, desde Pimco recuerdan que nos encontramos ante la recesión económica más profunda desde la Gran Depresión, donde la situación sanitaria y las respuestas fiscales y monetarias marcarán el horizonte a largo plazo. Por eso vigilan la repercusión de los estímulos programados por la Unión Europea, de la mano del fondo europeo de recuperación que empezará a desembolsar las ayudas en 2021, y del resultado de las elecciones estadounidenses de noviembre.

Y, aunque vislumbran una recuperación en la que se registrará “un par de años de crecimiento superior a la tendencia”, estos economistas alertan sobre las “secuelas económicas” que derivarán de la pandemia. 

Así, el crecimiento podría verse limitado por los efectos que el aumento del desempleo causará sobre la productividad laboral y por el frenazo en la inversión empresarial, motivado por el elevado grado de incertidumbre. También ven como posible lastre a la recuperación a largo plazo la ‘zombificación’ del sector corporativo derivada de las ayudas "masivas" de gobiernos y bancos centrales .