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Cada vez hay más motivos para considerar al bitcoin como reserva de valor

El aumento de la regulación no hace sino reafirmar la existencia del mercado de los criptoactivos, dado que busca controlar y poner límites hasta ahora inexistentes, lejos de los vetos.

El aumento de la regulación no hace sino reafirmar la existencia del mercado de los criptoactivos, dado que busca controlar y poner límites hasta ahora inexistentes, lejos de los vetos

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Bitcoin / economia

Fran Leal

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Todo lo que rodea al universo de las criptomonedas ha estado hasta ahora envuelto por una desconfianza que, si bien es cierto que existía, también lo es que ha ido decayendo con el paso del tiempo. 

De hecho, todo parece indicar que nos encontramos en un momento decisivo para el futuro de las criptomonedas. Al menos, eso es lo que ha transmitido esta semana Javier Molina, portavoz de eToro en España, en un webinar titulado ‘Las criptomonedas, ante lo desconocido. ¿Cómo afectará la ofensiva regulatoria al futuro del sector?’ Y es que, efectivamente, la regulación aumenta pero, ¿qué significa esto realmente?

Poner orden entre tanto caos

Según transmitió Molina en el evento, este aumento de regulación desde diferentes autoridades, lejos de suponer un freno para el ecosistema de las criptomonedas, significaría todo un espaldarazo, al venir a ordenar lo que hasta ahora ha funcionado un poco como “el Lejano Oeste”; a fin de cuentas, “legitima todo el entorno de las criptomonedas”, afirmó.

Al respecto, el portavoz de eToro destacó cómo la regulación española se está enfocando en un aumento de la fiscalización, así como en la obligación del ciudadano a dar toda la información sobre los saldos mantenidos, tanto dentro como fuera de España. En cambio, en su opinión, lo que sí resulta realmente disruptivo, y aporta mayor legitimidad a los criptoactivos es la MiCA, la propuesta de la Unión Europea que “viene a poner un poco de orden”, como regulación dentro de la estrategia europea de finanzas digitales que dotará de uniformidad al marco regulatorio. 

Por ejemplo, cualquier empresa que trabaje con criptos tendrá que regularse en función de cuál sea su objetivo, con la obligación de tener una oficina, sucursal o entidad legal domiciliada con identificación en Estado miembro. En definitiva, como subrayó Molina, lo que viene a suponer esta mayor regulación es la aceptación definitiva por parte de las autoridades de que “este mercado existe”, y de la necesidad de poner una serie de condicionantes para ordenar el caos que ha reinado hasta el momento.

¿En qué punto estamos?

Al aumento de la regulación como espaldarazo al ecosistema cripto hay que sumar algo que resulta determinante a ojos de Molina: el aumento de interés por parte de grandes inversores. Es decir, si personalidades del mundo de la inversión clásica empieza a comprar Bitcoin, por ejemplo, para protegerse de la inflación (como ha hecho el multimillonario Paul Tudor Jones, entre tantos otros), esto demostraría que el del bitcoin ha dejado definitivamente de ser considerado como un ecosistema reservado para “cuatro frikis”, para convertirse en una reserva de valor.

A este mayor interés de personalidades individuales, habría que añadir el acercamiento que se está dando por parte de numerosas instituciones e, incluso, de empresas cotizadas, que empiezan a introducir los bitcoins en sus carteras. Así, según expuso Molina, desde Alemania ya se está apostando con fuerza a que la bolsa se volverá digital con este tipo de activos digitales, algo para lo que “ya se está preparando toda la infraestructura necesaria”.

En lo que se refiere al bitcoin, para Molina la apuesta que se está haciendo desde los distintos segmentos no responde a que se considere una divisa, sino más bien por “el lado de la reserva de valor”. Porque su oferta limitada (que se va reduciendo cada vez más), en definitiva su escasez, es lo que hace que crezca su atractivo, por la espera de una rentabilidad asimétrica, que puede tener lugar si continúa creciendo la adopción por parte de instituciones y retailers (como parece que está ocurriendo), se convierte realmente en el oro digital y baja la volatilidad (algo que también parece que sucede). Ahora bien, no hay que olvidar que no todo es bitcoin en el universo cripto.

La apuesta de los bancos centrales

Por otra parte, otro de los elementos que más ayudan a la expansión de este ecosistema es ver cómo los bancos centrales están moviendo ficha en términos de buscar divisas digitales que supongan un equivalente digital al efectivo, con un freno a iniciativas como la de Facebook con Libra, que podrían suponer un freno a sus planes. De hecho, como compartió Molina, en China ya se han hecho pruebas con yuanes digitales en comercios y, al ver que ha funcionado relativamente bien, Europa sin ir más lejos, aunque siempre un paso por detrás, ya está trabajando en esta dirección.

Como conclusión, lo que vemos es un mercado que no para de crecer (alcanza ya los 11.000 millones en un ecosistema de finanzas sin intermediarios). Por lo tanto, todo parece indicar que esa especie de ‘nicho de frikis’, ya no lo es tanto. Y es que, está apareciendo una creciente regulación que en lugar de cerrar puertas al ecosistema lo que hace es poner límites necesarios; la economía real ya hace uso de él; los bancos centrales están actuando y acelerando los procesos, y todo el entorno no para de crecer, con nuevos protocolos y soluciones.