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Qué son los beneficios fiscales y cómo me afectan

La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha revisado una decena de beneficios fiscales para analizar si cumplen su función o no y pedir, en su caso, cambios. Pero, ¿qué son estas ventajas fiscales y por qué debe importarme?

La AIReF ha revisado una decena de beneficios fiscales para analizar si cumplen su función o no y pedir, en su caso, cambios. Pero, ¿qué son y por qué debe importarme?

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María Refojos

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En un informe presentado la semana pasada, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) hacía un repaso de una decena de beneficios fiscales para dictaminar si cumplen su función o no

En sus conclusiones, el organismo de control fiscal plantea la necesidad de rediseñar la deducción por planes de pensiones y de revisar los tipos de reducidos de IVA, ya que resultan ineficientes. 

Pero, ¿qué son los beneficios fiscales? Para empezar, podemos definirlos como todas aquellas ventajas tributarias que hacen pagar menos impuestos al contribuyente, ya sea una persona física o jurídica. 

Se aplican mediante exenciones, es decir, que no se paga nada, o mediante mejoras que consiguen una disminución significativa del importe a abonar.  

- Reducciones sobre la base imponible -de las rentas o ingresos-, que elevan la cantidad que nos van a devolver del impuesto correspondiente. 

Tipos impositivos o gravámenes reducidos, que conllevan un porcentaje o cantidad inferior al impuesto general. 

- Deducciones, que lo que hacen es encoger el importe a pagar. 

- Bonificaciones en las cuotas tributarias, que también disminuyen el tipo impositivo a pagar.

Son tanto de naturaleza estatal como autonómica y, en conjunto, suponen “un aliciente a acometer determinados gastos, en la medida que puedan estar sujetos a un beneficio fiscal”, detalla Rafael Ruiz, asesor fiscal, profesor colaborador del CEF y socio de Castellana Consultores.

IRPF

Las deducciones por inversión en vivienda habitual o por maternidad son algunas de las más populares. En términos generales, aquellas ventajas implementadas sobre el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) son las más comunes porque afectan “a la mayor parte de la población”, señala este experto. 

Así, nos encontramos con beneficios fiscales en el IRPF asociados con una determinada actividad, como puede ser la reducción de rendimientos por alquiler de vivienda habitual, destinada a los arrendadores, o la deducción por donativos. Y también se relacionan con la condición de un individuo o colectivo, como puede ser la deducción por familia numerosa o las diversas deducciones por discapacidad de algún miembro de la familia.

De hecho, las ayudas y beneficios fiscales relacionados con la familia representan “casi el 43% de todas las deducciones”, apuntan desde TaxDown, plataforma digital para la gestión de la Renta.

También suponen un importante ahorro para las empresas, que por ejemplo cuentan con ventajas sobre el Impuesto de Sociedades como los tipos especiales de entidades sin fines lucrativos, la deducción por reinversión de beneficios extraordinarios o por I+D+i, o los tipos reducidos en Socimis y Sicavs.

Objetivos

¿Y cuál es su misión? Según explica este experto, la política fiscal es la herramienta con la que cuentan las Administraciones para modular las actuaciones en el territorio español. En este contexto, los beneficios fiscales premian al contribuyente por hacer determinadas cosas o le compensan por una situación o condición específica. 

Se pretende, por ejemplo, “intervenir en determinados mercados favoreciendo el acceso de las rentas más bajas a productos y servicios”. Este sería el caso del IVA superreducido (4%) y reducido (10%) o de las bonificaciones fiscales por alquiler de vivienda, que se aplican tanto a arrendadores y arrendatarios.

También se constituyen para “fomentar una cultura del ahorro” poniendo el foco en los beneficios a los planes de pensiones, de modo que si se reducen las cuantías de las pensiones públicas en un futuro, se puedan complementar con el ahorro generado durante la vida laboral por parte de los trabajadores, explica el socio de Castellana Consultores.

Otra de las finalidades es “derivar a la participación privada determinadas actividades asistenciales a las que no llega la administración pública”, como puede ser el caso de las deducciones por donativos, para que las ONGs presten servicios a los más necesitados.

Ineficiencia

Entonces, ¿qué significa que la AIReF afirme que hay beneficios fiscales que no cumplen su función o que lo hacen regular? Básicamente, que no se han alcanzado las expectativas iniciales con las que se diseñaron.

“A vista de pájaro y con datos históricos, la AIReF puede determinar la eficiencia o ineficiencia del modelo que se creó. No quiere decir que no estuviera bien pensado en origen, simplemente que el devenir ha desvirtuado la idea original”, apunta Rafael Ruiz.

Es importante por dos motivos. En primer lugar, por el elevado coste que supone para las arcas del Estadoel ahorro del ciudadano o la empresa se traduce para Hacienda en dejar de ingresar miles de millones cada año. En concreto, 35.000 millones de euros menos, teniendo en cuenta solamente los 13 beneficios fiscales analizados por la AiREF y que representan el 60% del total. 

Por este “coste de oportunidad en términos recaudatorios”, tanto el organismo de control fiscal como el Banco de España han hecho hincapié en garantizar que cumplen de forma eficaz el objetivo para el que fueron creados. 

Un ejemplo de beneficio fiscal completamente ineficiente, a ojos de la AIReF, es la reducción por aportaciones a sistemas de previsión social (planes de pensiones, mutualidades, etc) en el IRPF, que falla a la hora de animar el ahorro a largo plazo de forma general.

Inequidad

En segundo lugar, se genera una distorsión en la equidad del sistema tributario. Volviendo al ejemplo de los planes de pensiones privados, la AIReF concluye que el beneficio fiscal acaba favoreciendo fundamentalmente a las rentas más altas. 

“Las aportaciones a planes de pensiones requieren no solo de un incentivo fiscal, sino también de que haya una capacidad de ahorro. De este modo, las rentas más bajas tienen más difícil reservar una parte de sus recursos a ahorrar en un plan de pensiones que las rentas más altas”, expone Rafael Ruiz.

Lo mismo sucede con los tipos reducidos de IVA que, según el informe de la institución fiscal, tambien fracasa desde el punto de vista distributivo: “Al disminuir los impuestos al consumo, benefician en una cuantía mayor a las rentas altas, que son las que más gastan”.

Es decir, el menor IVA en hostelería, paquetes turísticos, libros o bares tampoco favorece a la clase trabajadora tanto como se esperaba.