ENCUESTA DE CONDICIONES DE VIDA

¿Nacer en un entorno con pocos recursos económicos marca tu futuro?

Seis de cada 10 de entre 25 y 59 años cuya situación económica en la adolescencia fue mala o muy mala tienen en la actualidad ingresos bajos o muy bajos. De esta manera, parece que tu entorno familiar puede marcar tu devenir, pero ¿se puede esquivar?

Seis de cada 10 de entre 25 y 59 años cuya situación económica en la adolescencia fue mala o muy mala tienen en la actualidad ingresos bajos o muy bajos

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Marta Gracia

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El futuro económico de las personas no está marcado desde su nacimiento, pero sí que puede estar condicionado por el entorno en el que crezcas. Según los datos de la Encuesta de Condición de Vida del Instituto Nacional de Estadística (INE), seis de cada 10 adultos de entre 25 y 59 años cuya situación económica en la adolescencia fue mala o muy mala tienen en la actualidad ingresos bajos o muy bajos.

En total hay 2,3 millones de personas de entre 25 y 59 años cuya situación económica en la adolescencia fue mala o muy mala. De ellos, 1,39 millones tienen ingresos bajos o muy bajos, en concreto, el 34,2% muy bajos y el 26,0% bajos. Si se mira el lado contrario pasa lo mismo. Según los datos del INE, el 29,9% de los adultos que tenía en su adolescencia una situación económica buena o muy buena tiene ahora ingresos muy altos y otro 23,6%, ingresos altos. Apenas el 13,2% de ellos tiene ingresos muy bajos.

Mariano Urraco, profesor del CEF-UDIMA, asegura que las desigualdades sociales de partida tienen su correlato en la posición final del individuo, es decir, “las condiciones que has tenido en tu infancia en tu adolescencia determinan la posibilidades educativas que tienes, por lo que se determina el lugar que puedes ocupar en el futuro en términos de ingresos”. Y añade que las reproducciones de conductas sociales reflejan que lo que le pasa al individuo tiene mucho que ver con su entorno más cercano, “sobre todo en un país como España donde la familia juega un papel fundamental en la provisión  de recursos”.

Elisabet Ruiz-Dotras, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, se muestra de acuerdo con Urraco, “el ser humano repite patrones, lo que vemos lo tomamos como normal”. Así, explica que según como tus padres hayan gestionado el dinero es lo que vas a hacer, no siempre va a ocurrir, porque puede que tengas experiencias en la vida o que tu propio carácter marque ‘yo no quiero esto para mi’. “Hay personas que hacen cambio de chip y no repiten patrones”.

El entorno familiar repercute en que se pueda estudiar más o menos y luego a su vez tiene su efecto en dónde se puede colocar la persona en función de los estudios que tenga y también de los contactos y otro tipo de capital social o cultural que tenga su familia.  Una persona tiene de ingresos un promedio similar al que tienen las diez personas con las que tiene más contacto, así que el patrón “no solo tiene que ver con el origen sino también con quien te relacionas”. 

CAMBIAR TU DESTINO

A pesar de que tu situación económica durante la adolescencia puede marcar tu devenir económico, este puede cambiar. Solo el 9,4% de los adultos  cuya situación económica en la adolescencia fue mala o muy mala tiene ingresos muy altos, 217.186 personas en términos absolutos. “En cierta medida es una cuestión de suerte, aunque suene extraño”, apostilla Urraco. El profesor del CEF-UDIMA explica que a lo mejor las posibilidades laborales en tu sitio se han agotado o se limitan a un espacio y tu tienes que emigrar, emigras a otro sitio y tienes más posibilidades de progresar o subir socialmente, pero desde luego es un condicionante muy fuerte. “Lo habitual es que exista una cierta correlación de buena familia buen puesto, de familia humilde puestos más bajos”, señala.

En la actualidad, todos tenemos más dinero que generaciones anteriores, pero, tal y como matiza Mariano Urraco, las posiciones que ocupamos dentro del total de la sociedad es más o menos la misma. Ruiz-Dotras asegura que sí que es posible cambiar, “hay gente que lo hace a través de su experiencia, las personas cuando tocamos fondo es cuando cambiamos o cuando tenemos la educación correcta”. Además, considera “básica” la educación porque “ayuda a que se cambien patrones de comportamiento que hasta ahora se daban por correctos”. 

MAYOR SEPARACIÓN ENTRE RICOS Y POBRES

Históricamente, las crisis han hecho que la brecha entre ricos y pobres se agrande y vaya poco a poco desapareciendo la clase media. A pesar de que, como dice Mariano Urraco, en términos generales tenemos más dinero que antes, asegura que la diferencia entre ricos y pobres se va a hacer más grande, “va a haber más polarización”. Urraco alerta que, por ejemplo, si los niños dejan de ir al colegio, debido al coronavirus, esa brecha será casi imborrable. 

La profesora de la UOC se muestra tajante cuando afirma que “hace tiempo que la clase media ha desaparecido y cada vez más nos vamos a un lado o al otro” y reitera que la clase media desaparece y aparecen los muy ricos y los muy pobres. “El sistema económico tal y como está planeado no favorece para nada que haya tantas diferencias, por muchas becas que haya, el efecto fiscal perjudica a las clases bajas”, explica Elisabet Ruiz-Dotras.

“En el colegio hay una igualación social, pero si se empieza a tener un sistema en el que cada vez nos quedamos más en casa, los niños no van a tener las mismas posibilidades”, afirma el profesor del CEF. En todas las casas no hay acceso a internet, o los niños no tienen un ordenador en el que seguir las clases o una habitación en la que estudiar o hacer los deberes de un modo más autónomo. “Esto puede suponer una crisis más aguda en la igualdad de oportunidades”, señala el profesor y añade que la crisis de la COVID-19 “puede derivar en una crisis generacional que divida a la sociedad en dos, mucho más de lo que se estaba dividiendo”.