EMPLEO

¿Precariedad o flexibilidad? Dicotomía de los nuevos empleos de la economía digital

Los tribunales están dictando sentencias contradictorias en relación con las nuevas relaciones laborales derivadas de la economía colaborativa y las plataformas digitales. Habrá que esperar a que el Supremo se pronuncie y siente así jurisprudencia.

Los tribunales están dictando sentencias contradictorias en relación con las nuevas relaciones laborales derivadas de la economía colaborativa y las plataformas digitales. Habrá que esperar a que el Supremo se pronuncie y siente así jurisprudencia

Empleo precario

Empleo precario / economia

Fran Leal

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Las oportunidades laborales que ofrece el nuevo modelo de economía colaborativa y plataformas digitales es indudable. Ahora bien, dependiendo de quién lo analice (y de su posición en este nuevo escenario), las novedades pueden suponer una regresión en lo que a derechos laborales se refiere.

Por todos es conocido el conflicto de los ‘riders’ con plataformas de delivery como Glovo o Deliveroo. De hecho, son muchas las reclamaciones que han acabado en los juzgados y que, en última instancia, acabarán con el dictamen del Tribunal Supremo.

La precariedad, en el punto de mira

Para analizar en profundidad este asunto, hemos charlado con Mariano Julià, profesor de Relaciones Laborales de EAE Business School. Según el experto, “depende de quién lo mire”. Desde un punto de vista más sindical, al ser empleos más basados en la necesidad, al final “conlleva precariedad y pérdida de derechos”. En cambio, desde el punto de vista de las patronales de las empresas digitales, se vende la idea de la flexibilidad, que es lo que busca la gente.

Lo cierto es que, como han defendido desde las plataformas en múltiples ocasiones, estos empleos están concebidos para que sean compartidos con otros trabajos, más centrados en estudiantes o quienes necesitan complementar sus ingresos con trabajos cortos en espacio y tiempo. En cambio, como señala Julià, la realidad no siempre responde a este ideal empresarial, pues son muchos los casos en los que, por necesidad, se trabaja todo lo posible bajo este modelo.

Una de las causas de esta necesidad es la crisis económica: “Esa gente necesitada coge los trabajos sean cuales sean, y estos nuevos puestos no tienen barrera de entrada y es muy fácil acercarse a ellos”, sostiene.

Pero el debate aún está abierto, porque “a nivel judicial hay sentencias contradictorias”, afirma Julià. Tendrá que llegar el Tribunal Supremo y delimitar, porque “las relaciones laborales de la economía digital están buscando un marco jurídico que, de momento, no tienen y que precisa de un acuerdo entre agentes sociales y económicos”.

Un futuro incierto

De momento, la resolución de este conflicto tendrá que esperar, y sobre todo al poder judicial, “que va a llegar; una vez que entre el Tribunal Supremo, ya no habrá dudas”. Desde la esfera política, el conflicto radica en una “visión distinta de la realidad, en este caso del empleo. Esta vía es más ambigua” y por ello se está dejando en manos de los jueces.

En definitiva, con estas nuevas figuras, “debemos seguir evaluando si optamos por una legislación como la actual o debe haber algún tipo de reforma para adaptar la ley a esto. Aquí está el debate filosófico de base”, asegura Julià. Y es que este conflicto, no solo concierne a las condiciones laborales, sino que también muestra “una traslación de los costes laborales de la empresa al trabajador, por lo que hay que determinar si esto es correcto o no”, apunta el profesor de EAE.

Nuevos modelos mixtos

Fixme es un marketplace para conectar oferta y demanda de servicios de fisioterapia y entrenamiento personal. De momento, están en Madrid y Bogotá, según relata Xandra Etxabe, cofundadora de la plataforma, y tienen un modelo algo distinto en cuanto a la contratación. “Tenemos un convenio para los profesionales, con un salario mínimo por ley y un salario variable en función de las sesiones que venda el especialista”, expone.

Ahora bien, este tipo de negocio, para que sea escalable (pretenden expandirse), no puede permitirse contratar a todos aquellos profesionales que prestan sus servicios. “Lo que queremos es, para escalar más rápidamente, empezar a trabajar con freelancers, cuando tengamos un producto tecnológico más robusto, con el respaldo de la marca, metodología y formación continua”, añade Etxabe.

Por el momento, cuentan con 7 personas contratadas en Madrid y 8 en Bogotá y están comenzando a hacer “las primeras pruebas con freelancers”. Eso sí, Etxabe resalta su intención de cerrar las puertas a la precariedad: “En nuestro sector, hay muchísima precariedad en lo laboral y valoramos mucho aportar estabilidad a los profesionales, sobre todo al primer equipo de lanzamiento”. 

Como se suele decir, lo cortés no quita lo valiente. Por ello, según la cofundadora de Fixme, aunque no puedan contratar a todos los profesionales que prestan sus servicios, por el peso que suponen las nóminas, esto no está reñido con “darles buenas condiciones, con calidad laboral y de vida, porque por mucho que desarrollemos tecnología, lo que aporta valor a Fixme son los recursos humanos. Para nosotros, cuidar a los profesionales es una prioridad”.

Por otro lado, no hay que olvidar que la precariedad no se limita a las condiciones contractuales. Como subraya Etxabe, en estos nuevos modelos de negocio los profesionales tienen que buscarse los clientes, ingeniárselas para llevar a cabo los desplazamientos e, incluso, pagarse la formación que necesiten. Al respecto, en Fixme se han propuesto abarcar y dar respuesta a todos estos ítems, “aunque no podamos contratar a todos”.

En resumidas cuentas, vemos cómo, una vez más, la legislación va un paso por detrás de las realidades que van apareciendo. En este sentido, el conflicto podría llegar a ser ‘lógico’. Ahora bien, entre todos los actores implicados habrá que buscar una salida que garantice los derechos laborales e impida que la precariedad se asiente como modelo. “Es una nueva realidad, de facto, pero la ley va por detrás y se está buscando un marco jurídico sobre el que basarse”, concluye Julià. Habrá que esperar a que se pronuncie el Supremo y siente jurisprudencia al respecto.