SALARIO

Expectativas salariales: ¿queremos cobrar un sueldo imposible?

Las empresas apuntan a que las expectativas salariales de los empleados están por encima de lo ofertado. Sin embargo, los trabajadores ven cómo su sueldo no llega a fin de mes. Y el acceso a la vivienda se hace cada vez más complicado.

Las empresas apuntan a que las expectativas salariales de los empleados están por encima de lo ofertado

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Marta Gracia

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Ocho de cada diez empresas reconocen que tienen problemas para encontrar a trabajadores que cubran las vacantes a pesar de que hay algo más de 3 millones de parados. Una de las razones que dan, según un informe de Adecco e Infoempleo, es que los candidatos tienen expectativas salariales superiores a las ofertadas. Sin embargo, se ve como los españoles tienen problemas para acceder a una vivienda en parte por los bajos salarios. ¿Piden los españoles un sueldo imposible?

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, la ganancia media anual por trabajador fue de 23.646,50 euros en el año 2017, con un aumento del 2,1% respecto al año anterior. Carlos Cid, profesor de EAE Business School, apunta que “aún arrastramos el lastre salarial de la crisis y la recuperación salarial, en líneas generales, no se ha concluido”.

José Ángel López Palomo, experto en Compensación y Beneficios y Profesor de retribución del CEF-UDIMA, comenta que hay varias circunstancias por las que las expectativas salariales son más altas como la recuperación económica, la alta formación o la moderación salarial de los últimos años. López Palomo señala que los candidatos se enfrentan a los procesos de selección con más información salarial de mercado sobre la retribución de los puestos a que aspiran y con una mayor cultura retributiva que incrementa su capacidad de negociar de una manera más competitiva.

Asimismo, el profesor de CEF-Udima explica que los candidatos acceden a las ofertas de empleo con mayor formación, cualificación y experiencia profesional, lo que hace que su nivel de exigencia salarial sea, consecuentemente, más alta. “A su vez, el mayor dinamismo del mercado laboral de los últimos meses, particularmente en determinados sectores de actividad, presiona al alza las expectativas retributivas de los candidatos”, añade.

MARGEN DE MEJORA

Después de los años de moderación y recortes, en 2019 se está produciendo un repunte de los salarios, según el Ministerio de Trabajo, el incremento salarial pactado en los convenios colectivos hasta mayo ha sido del 2,2%, el mayor aumento desde 2010, que ha venido acompañado igualmente del incremento del salario mínimo interprofesional (SMI) y del acuerdo entre Gobierno y sindicatos para elevar los salarios de los funcionarios públicos.

Este aumento, apunta Jorge Guelbenzu, director general de Infoempleo, tendrá su repercusión este 2019, por lo que se verá en cifras a partir del año que viene. Carlos Cid, profesor de EAE Business School, asegura que “el lastre de la crisis aún no se ha cerrado del todo”. Pero es cierto que, si enlazamos el sueldo con la problemática de los precios de los alquileres, es razonable que la población joven, sobre todo, considere que le cunde menos el sueldo.

Por su parte, López Palomo explica que la cuestión es que hay una visión muy reduccionista de la retribución y “pensamos que la mejora salarial solo es posible a través del incremento del salario bruto, pero hay otros elementos que permiten incrementar la expectativa de cobro de los empleados”. Así ejemplifica con la retribución variable ligada al cumplimiento de objetivos, la retribución en especie a través de la concesión de determinados beneficios sociales, la retribución flexible o servicios en especie que tienen un tratamiento fiscal ventajoso en la normativa del IRPF. Incluso, añade que mediante la puesta en marcha de medidas relacionadas con el denominado salario emocional “que contribuyen a incrementar la satisfacción, el compromiso y el bienestar de los empleados”.

Asimismo, asegura que todavía estamos “pagando” la pérdida de poder adquisitivo de los últimos diez años como consecuencia de que el avance acumulado de la inflación, en torno al 13%, fue superior a incremento de los salarios, que bajaron un 4% en términos reales (ajustados por la inflación). Esta situación ha tenido su punto de inflexión en 2018, donde los incrementos salariales estuvieron en torno al 2% y la inflación cerró en el 1,2%, y en 2019 se consolida este cambio de tendencia pues los incrementos salariales (2,2%) están siendo superiores al incremento de la inflación (0,8%), luego el poder adquisitivo se está viendo incrementado en 1,3 puntos porcentuales.

DIFICULTAD PARA ACCEDER A LA VIVIENDA

Los expertos coinciden en que la evolución de los salarios no va al mismo ritmo que el precio de la vivienda. Uno de los principales problemas de los jóvenes actualmente. Ferrán Font, director de Estudios de Pisos.com, asegura que el problema de la accesibilidad a la vivienda es la evolución de los salarios. Font explica que el precio de la vivienda, más allá de la burbuja inmobiliaria, ha ido evolucionando de manera sostenida, “pero la de los salarios ha ido muy por detrás”.

Fotocasa e Idealista han traducido este problema a cifras. La principal conclusión que han sacado es que los españoles destinan de media el 34% de su salario mensual al pago del alquiler, además ese porcentaje crece ya que en los dos últimos años ha crecido 2,9 puntos porcentuales. El problema se agrava en Madrid, ya que se destina el 51% del salario mensual para pagar una vivienda en alquiler y en Cataluña se destina el 49%. Se trata de las dos comunidades autónomas con los precios más elevados

Respecto a la compra de vivienda, de media, los españoles tienen que destinar 6,4 años de salario bruto íntegro para ser propietarios, algo más que en 2017, cuando el tiempo necesario eran 5,7 años. En Madrid y País Vasco se destina más de 9 años de salario íntegro al pago de una vivienda de compra.

López Palomo asegura que el comportamiento de los salarios y, consecuentemente, la poca capacidad de ahorro de los empleados puede influir en el acceso a la vivienda, particularmente en personas que han accedido al mercado laboral recientemente, “pero sería muy reduccionista limitarlo exclusivamente a esto”.