'Sor Perry' habría sido el otro nombre artístico de Katy

Katy solía boicotear los conciertos de Madonna y Marilyn Manson. Así fue su infancia de 'divertida'.

Katy Perry religiosa
Katy Perry religiosa / GETTY

Katy Perry (32) era más cristiana que la Virgen María, pero lo de ir a misa cada domingo empezó a venirle mal. Así lo ha contado a Vogue USA.

Katy confiesa que es la 'oveja negra' de la familia, y es que sus padres son pastores cristiano-evangélicos y la criaron como tal, apartándola de las concepciones del modernismo: ella lo define como vivir en "la burbuja dentro de la burbuja".

Es por lo que afirma que empezó a educarse a partir de los 20 años, cuando voló fuera de casa y comenzó a preguntarse por todo lo que no entendía, como relacionarse con gays, lo que antes no le permitían.

Vamos, que Katy no ha acabado casándote de milagro.

Katy Perry religiosa
Katy Perry religiosa / GETTY

"Conocía a Madonna (58) o Marilyn Manson porque boicoteábamos sus conciertos". Dice que acudía junto a su familia con panfletos que citaban 'Cómo Encontrar A Dios' y los repartían. Perry afirma que aún recuerda la primera vez que vio en concierto a la Reina del Pop, y dice que se sentía rara, pero a la vez interesada.

Quién iba a decirle que años después tendría la oportunidad de hacer ESTO:

KAty Perry y Madonna en la portada de V Magazine
KAty Perry y Madonna en la portada de V Magazine / V Magazine

La intérprete de 'Roar' también habla de la Navidad durante su infancia, y es que dice que "mi casa era una iglesia día tras día, no celebrábamos Halloween y Jesús era quién nos daba los regalos en Navidad".

Katy Perry se fue de casa a los 13 años y fue cuando descubrió la música de Queen, y lo recuerda así: "Jamás había escuchado una explicación tan imaginativa de cómo vivir tu vida". A los 17 años, se mudó a Los Ángeles para perseguir la carrera que quería y a partir de aquí, TODOS conocemos cómo siguió la vida de esta 'california gurl'.

Katy nos ha transportado con su música a mundos donde la empalagosidad no hartaba, ¡y es que nunca el dulce supo tan bien!

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