Oh my Dog! La familia real británica crece

Fantasía.

La reina Isabel II con bocadillo Cuore
La reina Isabel II con bocadillo Cuore / SplashNews.com

La pasión de la soberana británica por los animales, y más en concreto por los perros de carácter fuerte y pequeña envergadura, es de sobra conocida por todo el mundo. A lo largo de su vida la monarca ha tenido más de tres decenas de compañeros caninos que han sido casi exclusivamente descendientes de Susan, un corgi que recibió como regalo por su 18 cumpleaños allá por 1944. La única excepción fue Whisper, la mascota de uno de los guardabosques de Sandringham que quedó a su cargo tras el fallecimiento de su dueño.

En 2018, tras la muerte de su último perrito de esa misma raza llamado Willow, que pertenecía a la decimocuarta generación de corgis, Isabel II decidió que dejaría de criarlos. Por una parte, se temía que los animales pudieran hacerle tropezar y caerse, y por otra, ella no quería vivir con la incertidumbre de no saber quién los cuidaría si algo le sucediera.

Desde entonces, el único canino que quedaba en palacio era Candy, un simpático 'dorgi' que ahora cuenta por fin con compañía para corretear por los pasillos de las residencias reales tras la llegada de dos cachorritos que la monarca recibió como regalo recientemente. Se trata de los primeros corgis que no forman parte de la descendencia de Susan, pero su presencia ha contribuido igualmente a levantarle el ánimo a Isabel, en especial desde que su marido el duque de Edimburgo ingresó en el hospital hace un par de semanas debido a una condición cardíaca preexistente.

"Resulta inimaginable que la reina no tenga corgis", afirma ahora el periódico The Sun. "Es como si la Torre de Londres se quedara sin cuervos. Solo llevan un par de semanas allí, pero al parecer son adorables y ya se sienten como en casa. Los dos han contribuido a aportar mucho ruido y energía al palacio ahora que Felipe no está allí".

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