Nick Cannon y el tatuaje en honor a su hijo fallecido

Pocas noticias nos han sido tan difíciles de escribir como la de la muerte del hijo de cinco meses de Nick Cannon y Alyssa Scott. El que fuese marido de Mariah Carey anunciaba en directo en su show que el pequeño había fallecido y desde entonces han sido continuas las muestras de cariño que ha recibido a través de las redes sociales. Sin embargo, él mismo ha querido compartir el gesto que ha tenido con Zen, así se llamaba el bebé, para llevarlo siempre en su piel. Nick Cannon ha decidido tatuarse al pequeño convertido en un ángel en las costillas y este ha sido el resultado.

Nick Cannon relató qué le pasó a su bebé

El niño llegó al mundo el pasado junio de 2021 fruto de la relación que Cannon mantenía entonces con Alyssa Scott, y se convirtió en el cuarto retoño en sumarse a la prole del exmarido de Mariah Carey (52)en menos de un año. Según ha explicado Cannon, él se percató muy pronto de que el recién nacido tenía una cabeza bastante grande y tosía a menudo.

Aunque ni la madre del bebé ni él le dieron demasiada importancia al hecho de que respirara de una forma un tanto extraña, ellos decidieron llevarle a lo que pensaban que sería una revisión rutinaria con el médico. Fue entonces cuando descubrieron que su hijo tenía un tumor maligno y padecía una condición llamada hidrocefalia, por la que tuvo que ser intervenido de urgencia para drenar el líquido que se le había acumulado en las cavidades del cerebro.

El estado de salud de Zen comenzó a empeorar rápidamente a partir del pasado día de Acción de Gracias y su famoso padre se centró en pasar el mayor tiempo posible a su lado e incluso pudieron ir juntos a la playa antes de que el pequeño falleciera el pasado fin de semana.

"Ese fin de semana hice un esfuerzo por pasar el mayor tiempo posible con mi hijo Zen. Nos levantamos el domingo y Alyssa y yo fuimos con él al mar. Después regresé a Nueva York para el show… Pero en el aeropuerto recibí una llamada para volver con él". Decía tremendamente devastado y con lágrimas en los ojos. Un durísimo golpe, sin duda.