Miley explica por qué decidió ir en pelotas todo el rato

La nueva y reencarnada Miley Cyrus habla seriamente en su última entrevista.

Miley Cyrus está renovada
Miley Cyrus está renovada / @Mileycyrus

La Miley Cyrus (24) de 2017 habla de sus vidas anteriores en su entrevista para Harper's Bazaar, y es que su último cambio va mucho más allá de las meras apariencias.

Miley Cyrus
Miley Cyrus / @Mileycyrus / INSTAGRAM

Una Miley más madura y más angelical es la que podemos ver ahora, pero sobre todo, una Miley natural. Tanto es así, que la cantante ha confesado que ella misma se maquilla para las sesiones de fotos, y la verdad es que da el pego.

Está de acuerdo con nosotros en que su antiguo 'look' se desfasó tanto que perdió su significado. Al principio, se convencía a ella misma sobre sus desnudos con la idea de que "las chicas deben poder tener esta libertad". Reconoce que la frase de Beyoncé (35), "las chicas dirigen el mundo", ayudó a que perdiera un poco su camino y lo que realmente era -o quería ser-.

Lo que comenzó, según cuenta, con una niña con peluca, tres kilos de maquillaje y un harem de bailarines cachas mayores que ella, no acabó siendo tan divertido. "Llegó un punto en el que me sentí sexualizada", confiesa Miley; la misma que poco después acabaría subiéndose desnuda a la bola...

Fuera como fuese, la nueva y reencarnada Miley Cyrus se siente "realmente muy lejos" de la que se convirtió en la reina del twerk y que hacía que "la gente se sorprendiera de las cosas que hacía". De todos modos, la cantante que recientemente ha estrenado nuevo single, es consciente de que sus fans siempre han visto a la única Miley Cyrus que existe.

"Quien he sido en el último disco es quien realmente soy. Es solo que he sido un montón de gente diferente porque cambio mucho" afirma Miley, que igual que te dice esto, te suelta que "este cambio no es permanente" y que, hablando sobre mantenerse alejada de la mariguana alude al (sabio) Justin Bieber (23): "Nunca digas nunca".

Vamos, que cualquier día vuelve a subirse a la bola.
Vamos, que cualquier día vuelve a subirse a la bola.

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