Jordi Cruz, ¡marsupilami! Presentaba el 'Club Disney' de empalmada

También conocido por el mítico 'Art Attack'.

Jordi Cruz en 'Art Attack'
Jordi Cruz en 'Art Attack' / ART ATTACK

Todxs conocemos a Jordi Cruz y es que en menor o mayor medida ha marcado nuestra infancia. El presentador es conocido por los muchísimos años que trabajó en el 'Club Disney' y sobre todo, su paso por 'Art Attack'. Pero detrás de las cámaras Jordi vivía otra vida, básicamente la de un chaval de 20 años que no quería perderse su juventud y combinaba trabajo y fiesta pues... De empalmada. Él mismo lo confesaba hace unos días.

Acabar de cumplir la mayoría de edad y ser uno de los presentadores infantiles más conocidos de la TV le pasó un poco de factura a Jordi Cruz. En Twitter confesaba que durante estos años él no paró y que incluso llegó a hacer locuras para salir de fiesta y no perderse una mientras cumplía sus obligaciones laborales.

"En Club Disney mis noches de fiesta eran minis de calimocho, alguna copa, muchas risas y bailar todo con mis amig@s . Los sábados a las 7:30 tenía programa en directo. Alguna noche no miraba el reloj e iba directo a trabajar. Con 20 años ir sin dormir no era un problema :)", confesaba en un tuit.

Algunos de los usuarios de Twitter se quedaban locos ante las palabras de Jordi Cruz ya que sí, les ha cambiado un poco más la forma en la que veían al presentador de su infancia. Otros, sin embargo, han empatizado con él diciendo que es lo más normal que puede hacer un chaval de 20 años que se encontraba en pleno éxito. Él les respondía: "Claro. Llegaba a casa. Me duchaba, desayunaba y a currar. A las 13h estaba de nuevo en casa y siestón".

Ahora Jordi Cruz tiene nuevo proyecto, un libro titulado "Mejor no te lo creas" donde cuenta todas estas anécdotas. El presentador habla de cómo consiguió su primer trabajo en el 'Club Disney' apenas cumplida la mayoría de edad donde cobraba 6000 euros al mes. "Madrid es la ciudad que conocí con 18 años, con una casa para mí mismo, un sueldo, un buen trabajo en televisión en el que las audiencias no existían y sabías que el contrato iba a durar hasta el final. Es como vivir la adolescencia con unas condiciones bárbaras. Muchos de mis amigos vivían con sus padres, así que donde se hacían todas las fiestas era en mi casa", recuerda para 'El País'.

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