Hay gente rica, y luego está Lady Gaga: bufandas de billetes como complemento

Presumiendo, que es gerundio.

Lady Gaga y su actuación en el evento 'One World: Together at Home'
Lady Gaga y su actuación en el evento 'One World: Together at Home' / GTRES

La aparición de Harry Styles en la última gala de los Grammy luciendo varias boas de colores supuso la confirmación de que este accesorio se convertiría en uno de los favoritos de las estrellas de la música en los próximos meses. En materia de moda, siempre se puede confiar en Lady Gaga (35) para que le dé una vuelta de tuerca incluso a las tendencias más extravagantes, bien sea poniéndose gafas de sol con los cristales recubiertos de piedras preciosas o con un traje hecho de chuletones de ternera que quedará para siempre en la memoria de todos.

Ahora la cantante ha reinventado el concepto de boa sustituyendo las plumas por billetes de cien dólares para su último viaje a Las Vegas a bordo de un jet privado y acompañada de los miembros de su colectivo Haus of Gaga. Desde luego, se trataba del complemento más acertado si lo que quería era elevar (aún más) el precio de su ya de por sí carísimo atuendo, que incluía un bolso Kelly de Hermés, valorado en más de veinte mil dólares.

La gran duda es si el dinero era auténtico o más falso que los billetes de 3 euros, pero si tenemos en cuenta el pasado de la artista, todo parece indicar que se trataría de billetes totalmente reales. Y es que, si cuando el vestido de filetes, éstos eran de verdad (con lo que tendría que oler eso), ¿cómo no van a ser de verdad los billetacos que se ha puesto de bufanda?

Con este despliegue de poderío, no nos extraña que al cuidador de sus perros le supiese a poco el dinero que le dio para pagar sus gastos en el hospital después de haber sido tiroteado cuando le secuestraron a sus peluditos. Por si no lo recuerdas, el hombre pidió ayuda a sus seguidores de las redes sociales para que le ayudaran a costearse un ambicioso viaje en carretera por Estados Unidos que, a su juicio, le ayudaría significativamente a "curarse emocionalmente".

De forma más concreta, Fischer necesitaba recaudar dinero para adquirir una flamante autocaravana nueva que sustituyera a su Ford Falcon (también conocido como una tartana muy seria), que ya no estaba operativo, y que le permitiera conducir con comodidad por las grandes carreteras del país norteamericano.

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