Los Goya que revuelven el estómago

Los nervios son traicioneros.

Dolor de estómago
Dolor de estómago / ISTOCK

Los Premios Goya han pasado, un año más. Con sus anécdotas frente a las cámaras... Y de las que nos enteramos tiempo después. Como esta, que tuvo lugar hace unos años. Pocos.

Un director de cine, premiado, sale de una de las fiestas que se celebran después de la gala. Se monta en un taxi.

Plano corto.

El director se empieza a encontrar regular: "Será la cena, que le ha sentado mal," dice el conductor.

"O los nervios," argumenta él.

Tienen que parar el coche para que tome aire.

Reanudan el camino y alcanzan la plaza de Colón. Vuelven a tener que parar y... El pasajero tiene que bajarse. Es en una marquesina donde se ve obligado a hacer de vientre, ante la incrédula mirada del taxista y, afortunadamente, nadie más.

El viaje finaliza, metros más tarde, en su hotel. Ya sin incidencias.

Ganar un Goya te deja el cuerpo revuelto, desde luego.

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