Consejo de Kourtney Kardashian: monta unos recreativos en casa

Parece que Kourtney Kardashian (40) está más que dispuesta a quitarle el puesto de excéntrica empresaria a Gwyneth Paltrow. ¿Os acordáis de cuando la actriz comenzó a vender en su web de estilo de vida productos excesivamente caros como consoladores? Bueno, que si eres millonario te da igual, pero si eres de los que les cuesta llegar a fin de mes pues lo mismo te lo piensas un poco más. Pues ahora ha cogido el relevo la mayor de las hermanas Kardashian.

Por si no te habías enterado todavía, Kourtney lanzó recientemente una web de estilo de vida en el que cuenta precisamente eso, su vida. Cómo es su relación con 'Lord' Scott Disick (36) y cómo se apañan para lo del co-parenting, qué cremas utiliza en su rutina diaria, sus vacaciones de ensueño, sus productos preferidos, cómo organiza la decoración de su mansión... Y es aquí donde nos hemos llevado las manos a la cabeza.

Resulta que en uno de los artículos que ha subido a la página de su negocio (escrito por una de sus empleadas, obviamente), aseguran que lo mejor que puede hacer una familia es tener una máquina de pinball en el salón. O bueno, que si tienes sala de juegos pues ahí casi que mejor. Sí, sí... ¡cómo lo leéis! Ya no vale con comprarte una consola y jugar a los videojuegos, ahora te tienes que gastar un dineral en montarte unos recreativos en casa.

Está claro que a Kourtney se le está yendo un poquito de las manos esto de ser gurú 'wellness'. Los motivos que argumenta en el artículo es que ahora los niños y los adultos pasamos mucho tiempo delante de las pantallas de los móviles, tabletas, televisiones... Así que nada mejor para conectar de nuevo con la familia que comprarte unas máquinas antiguas de juegos que cuestan un dineral. Ya si eso pues coméis arroz todos los días que también une mucho.

En fin, ¿cuál será la próxima gran y excéntrica idea de la mayor del clan? Seguiremos informado, eso seguro. Aunque también es justo decir que su familia, en general, es un cúmulo de excentricidades. ¡Qué haríamos sin ellos!