Andrés Iniesta y Anna Ortiz, ¡padres por cuarta vez!

Familia numerosísima.

Andrés Iniesta y Anna Ortiz durante unas vacaciones
Andrés Iniesta y Anna Ortiz durante unas vacaciones / INSTAGRAM

A diferencia de sus anteriores experiencias en la paternidad, precedidas por el habitual comunicado con el que dar a conocer el embarazo, en esta ocasión el futbolista Andrés Iniesta y su esposa Anna Ortiz han dejado pasar los nueve meses de rigor para anunciar directamente la llegada de su cuarto retoño en común, un adorable niño llamado Romeo que, en cuestión de meses, se convertirá en el mejor compañero de juegos de los otros tres retoños de la pareja: Valeria, Paolo y Siena.

"¡Bienvenido, Romeo! ¡Día maravilloso! ¡La mamá y él están geniales!", se ha limitado a escribir el exjugador del FC Barcelona y la selección española, quien ahora milita en el Vissel Kobe de Japón, en su cuenta de Instagram al tiempo que compartía una enternecedora fotografía en la que se pueden apreciar las piernas y piececitos del pequeño. "Muchas felicidades a toda la familia", les ha dirigido en seguida su excompañero y buen amigo Xavi Hernández.

Desde que decidiera abandonar el club de sus amores a mediados del año pasado para poner rumbo al país asiático, donde además de iniciar una nueva etapa en su carrera deportiva también ha querido dejar su impronta en la cultura futbolística nipona con la apertura de una academia para jóvenes talentos, el astro del balón y su familia han tenido oportunidad de llevar un estilo de vida aún más discreto del que ya era habitual en ellos.

Sin embargo, y especialmente durante las primeras semanas que pasaron desde su mudanza, el matrimonio no lo ha tenido precisamente fácil a la hora de "adaptarse" a un nuevo entorno lleno de diferencias culturales y, sobre todo, lingüísticas: todo ello al margen de la hospitalidad y la simpatía que les ofrecieron sus anfitriones nada más poner pie en el país del sol naciente.

"La adaptación no ha sido sencilla, ni en lo deportivo ni en lo familiar, porque las costumbres de los japoneses son radicalmente distintas a las nuestras, pero ahora, por fin, mi mujer y mis hijos y yo mismo nos sentimos adaptados. Ahora toca disfrutar", explicaba en una entrevista reciente a Esquire. "He empezado a chapurrear el japonés porque recibo clases dos veces por semana, pero por lo general funciono con un traductor", añadía sobre sus habilidades con el idioma.

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