El futbolista Diogo Jota (28) y su hermano André (26), fallecen en un accidente de tráfico en Zamora

Durísima noticia. El futbolista del Liverpool F.C., Diogo Jota, y su hermano, André Silva, han fallecido esta noche en un accidente de tráfico en la ciudad española de Zamora. Los portugueses apenas tenían 28 y 26 años, respectivamente, y su muerte ha sacudido el mundo entero.

Una desafortunada sucesión de hechos

Aunque obviamente todavía se está investigado lo sucedido, fuentes de la Guardia Civil han hecho saber que ha sido sobre las doce y media de la noche cuando se produjo el accidente y han explicado cómo se dio la situación.

Se cree que el origen del accidente fue por el exceso de velocidad que cogieron los hermanos en el Lamborghini que habían alquilado, tratando de adelantar a otro vehículo en la autovía A-52. Este exceso de velocidad habría provocado un pinchazo en una de las ruedas traseras, haciendo que perdieran el control por completo del coche y, por ende, saliéndose de la carretera y teniendo un gravísimo accidente.

Sin embargo, desde la Guardia Civil creen que no fue el accidente en sí lo que provocó el fallecimiento de Diogo y André, sino que fue la explosión del coche lo que finalmente desencadenaría en un trágico desenlace.

Del día más feliz... al más triste

Para añadir todavía más dolor y pena a la situación, por si no fuera suficiente, el delantero del Liverpool F.C., muy conocido en España gracias también a su paso por el Atlético de Madrid (y por los futboleros en general porque era una auténtica estrella del deporte), se casó el 22 de junio con el amor de su vida, la madre de sus tres hijos.

Y ayer mismo, la vida pueden ser así de caprichosa y dolorosa, ambos subieron un emotivo vídeo de su boda junto al pie de foto: "Un día que nunca olvidaremos". Una preciosa publicación, quizá la más romántica posible, y que ahora coge otro tono distinto después de lo ocurrido.

Diogo y Rute formaron una preciosa familia, y los que somos futboleros que pudimos 'conocer' un poco más al portugués por sus ruedas de prensa, por su manera de jugar, por su manera de comportarse en el terreno de juego, se notaba que era un joven con un talento innato, pero trabajador, humilde, sencillo, familiar, tradicional... un futbolista de lo que ya pocos quedan.

No nos podemos ni imaginar por lo que deben estar pasando ahora esos padres al perder a sus dos hijos en el mismo día, en el mismo accidente, y a una edad tan temprana. No nos podemos ni imaginar lo que tiene que estar sintiendo la mujer al ver cómo todo lo que se habrían prometido días atrás en la boda se ha esfumado de la noche a la mañana, como tres hijos se han quedado sin su querido padre.

Tristemente, esto también nos recuerda cómo de frágil puede ser la vida, lo rápido que cambia y que (aunque suene demasiado cliché), hemos de valorar y agradecer cada instante que estamos en vida.

Q.E.P.D. Diogo y André.