Irina Shayk y Tom Brady son pareja o, al menos, tienen cenas románticas en Nueva York

Apenas ha pasado una semana desde se pudo confirmar que Tom Brady, exmarido de Gisele Bündchen, y la modelo Irina Shayk habían iniciado una discreta relación sentimental. Una vez revelado su secreto, parece que los dos enamorados tampoco tienen intención de hacer demasiados sobresfuerzos pro esconder su amor de las miradas indiscretas. De hecho, el diario The New York Post ha recogido varios testimonios sobre la cena romántica de la que disfrutó la pareja, esta misma semana, en uno de los locales de moda del popular y concurrido barrio de Tribeca, en Nueva York.

El legendario exjugador de fútbol americano y la modelo, madre de una niña de seis años con el actor Bradley Cooper, acudieron por separado al restaurante Sushi Azabu, en el sur de Manhattan, y se sentaron (obviamente) en una zona reservada. Pese a su intento de disfrutar de la más absoluta privacidad, los comensales situados en la barra les vieron pasar y les identificaron rápidamente. Lógicamente, nadie pudo pedirles fotos o importunarles durante tan íntima velada, pero la noticia de este nuevo encuentro no ha tardado en difundirse.

"Yo estaba en la barra, acabando de cenar, cuando vi a Tom Brady entrar en el establecimiento. Al rato apareció Irina, a la que llevaron a la misma estancia en la que ya se encontraba Tom", ha expresado uno de los testigos al citado medio. "Sólo estaban ellos dos. Se refugiaron en su pequeño mundo. Claramente no querían estar rodeados de gente", ha añadido sobre el carácter precavido de la pareja.

El mismo informante asegura que Brady lucía un atuendo muy informal -camiseta holgada, vaqueros y zapatillas-, mientras que la maniquí rusa optó por un look mucho más "elegante y sofisticado" para lo que claramente era "una cita en toda regla". Aunque ya han pasado tres meses desde que se les vinculó sentimentalmente por primera vez, cuando trascendió que la pareja se había dejado ver en actitud cariñosa en una boda, Brady y Shayk mantienen viva la emoción de los primeros encuentros furtivos.