Las tres cosas que hemos aprendido de 'La Isla de las Tentaciones'

Los chicos de 'La Isla de las Tentaciones'
Los chicos de 'La Isla de las Tentaciones' / islatentaciones

Hoy quiero confesaros una cosa: yo también veo 'La isla de las tentaciones'. Mientras escribo estas líneas, aún no se han dado a conocer los desenlaces amorosos de Fani y Rubén, Fiama, Andrea, Alex, Susana y todos los demás participantes. Pero el grito de ‘Estefanííiiiiiaaaaaaa’, amigos, ha llegado a Bali.

Os lo cuento porque creo que este tipo de programas permite (con distancia y sin perder de vista que sigue siendo televisión) analizar ciertos comportamientos del ser humanoy detectar factores clave que participan del gran dolor de la humanidad (¡Toma ya!).

Así que he decidido apuntaros 3 lecciones de crecimiento personal que podríamos sacar de La isla de las tentaciones y de, probablemente, todos los programas de telerealidad que se emiten constantemente.

1. La dependencia

Y si no, que se lo digan a Christofer… ¡e incluso a Fani! Uno de los grandes problemas de esta sociedad es el miedo a la soledad. Por no estar solos, muchos viven relaciones que les hacen daño, proyectan su felicidad en su pareja y huyen constantemente de una soledad que les aterra. ¡Ojo! ¿Y si el problema no fuese el miedo a estar solo, sino el miedo a estar consigo mismo? Creo que aprender a estar frente a uno mismo, a escucharse de verdad, ver sus propias luces, sombras, y atreverse a trabajarlos es fundamental para poder relacionarse correctamente con los demás. Tú eres tu pareja más importante y tu mejor amigo/a. Que no se te olvide jamás.

2. La falta de autoestima

¿Cómo podrían Fani o Susana amar a Gonzalo y a Christofer si ellos no se aman a sí mismos? Aunque ambos chicos tengan personalidades muy distintas, es obvio que su amor propio y la imagen que tienen de ellos mismos son pésimos. Christofer no se valora, anteponiendo a su pareja en todo y e anula repetidas veces durante el programa mientras Gonzalo, obsesionado con tapar sus inseguridades tiene comportamientos deplorables una vez tras otra, escenificando actitudes que probablemente él mismo considere penosas. Si ambos se quisieran más y se aceptaran, la cosa cambiaría… y sus relaciones también. Anótalo: no podrás amar ni ser amado/a si no te amas primero.

Absolutamente todos los concursantes caen en la trampa de echarle la culpa a lo exterior de sus males. Que no se os olvide: nada ni nadie más que nosotros mismos somos responsables de nuestra felicidad y de nuestra tristeza. La realidad es neutra y solo nosotros podemos teñirla del color que queramos y nadie puede hacernos sufrir sin nuestro consentimiento. Comparen sino las reacciones de Ismael y de Cristofer: las situaciones son idénticas en ambos casos: sus parejas les han engañado. Sin embargo, uno se destruye y abandona el programa mientras el otro se lo toma todo como un aprendizaje. Todo depende de nosotros y de cómo reaccionemos a las cosas. No hay más vuelta de hoja.

Osiris Martínez
Osiris Martínez / D.R.

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