Volver a los polvos de sol de tu adolescencia: así me enamoré de mi producto estrella del verano

¿Quién no ha tenido un amor de verano? Uno de esos romances que duran poco, pero se caracterizan por una intensidad que ni en las películas de Hollywood. Pues bien, el mío se mantenía oculto en el fondo de un neceser rosa que dejé olvidado en alguna caja durante una mudanza. Obviamente, no habló de ningún chico, que también existieron, pero yo era más de enamorarme de productos de belleza y, concretamente, de los polvos de sol.

Recuerdo que cuando era una adolescente, y todavía no había pisado la universidad, había unos polvos bronceadores que me acompañaban siempre. Es más, los llevaba en el bolso junto a una brocha mini para retocar en cualquier lugar. Y es que la vida me hizo presumida, pero también me dio una tez pálida que no consigue revivir ni cuando llega el mes de agosto. Ahora menos, que no salgo de casa sin mi SPF 50+, y no piso la playa si no es con un gorro como el de tres euros de Shein que no me quito para absolutamente nada. En definitiva, los polvos de sol son un básico para mí.

Volviendo a lo importante, yo venía a contarte que durante muchos años viví obsesionada con los Bronzer Poudre de Soleil de Bourjois, un producto con el que parecía estar bronceada durante todo el año. Recientemente, en una presentación de novedades de belleza y relanzamientos, este cosmético volvió a mi vida y, por mucho que se diga que nunca hay que volver con un ex, he tomado la mejor decisión de mi vida (beauty).

Los polvos de sol que uso cada día

No mentiré, en mi tocador hay varias opciones de bronceadores que van desde formatos líquidos a los que son en barra o los clásicos Terracota. Sin embargo, para venir a la oficina termino optando por mi maquillaje de cinco minutos en el que estos polvos bronceadores de Bourjois se convierten en la mejor opción. La razón está clara, son fáciles de utilizar y siempre quedan bien.

Basta con impregnar la brocha con el producto y aplicar en forma de tres invertido desde frente, pasando por pómulos y la barbilla. El resultado es una piel natural y un efecto buena cara al instante. Tanto que muchas de mis compañeras me preguntan por qué estoy tan morena si todavía no he cogido las vacaciones.

La cosa está clara, hay amores de verano que bien merecen una oportunidad durante todo el año. Y aquí no hablo solo de productos de belleza, también se aplica a temas del cuore.