El auge de los peelings lácteos para darle suavidad y luminosidad a tu piel sin agredirla
Si quieres mimar tu piel y darle un capricho digno de un spa, los peelings lácteos son una opción infalible.
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Si estás buscando un tratamiento que revitalice tu piel, pero sin irritaciones ni rojeces, los peelings lácteos son el último must en el mundo de la belleza. ¿Lo mejor? No necesitas pasar por agresivos procesos para lograr una piel suave, radiante y rejuvenecida. Esta tendencia combina la delicadeza de los ingredientes naturales con resultados sorprendentes, ideales para cualquier tipo de piel.
¿Qué son los peelings lácteos?
Los peelings lácteos son tratamientos de exfoliación química que utilizan ácido láctico como ingrediente principal. Este ácido, que forma parte de los alfa-hidroxiácidos (AHA), se extrae de productos como la leche o ciertas frutas, y es conocido por ser mucho más suave que otros ácidos como el glicólico o el salicílico. Por eso, es perfecto para quienes tienen piel sensible o buscan una alternativa que respete la barrera cutánea.
La magia del ácido láctico radica en su capacidad para eliminar las células muertas de la superficie de la piel mientras hidrata profundamente, algo que no todos los peelings logran. Esto lo convierte en un tratamiento multitarea: exfolia, suaviza e hidrata al mismo tiempo.

Beneficios de los peelings lácteos
- Hidratación intensa: A diferencia de otros peelings, el láctico no reseca la piel. Al contrario, actúa como un hidratante natural, atrayendo agua hacia las capas más profundas.
- Adiós a las células muertas: Elimina suavemente las células que apagan tu piel, dejándola renovada y luminosa.
- Minimiza líneas de expresión: Al promover la regeneración celular, ayuda a difuminar pequeñas arrugas y líneas de expresión.
- Unifica el tono: Si tienes manchas o hiperpigmentación, los peelings lácteos pueden ayudarte a aclararlas con el uso regular.
- Apto para pieles sensibles: Gracias a su naturaleza suave, es menos probable que cause irritaciones o enrojecimientos.

¿Cómo funciona un peeling lácteo?
El tratamiento comienza aplicando una solución de ácido láctico en la piel limpia y seca. Esta solución penetra en la superficie cutánea, disolviendo las células muertas y estimulando la producción de colágeno y elastina. Aunque su acción es suave, no subestimes sus resultados: después de una sesión, notarás una piel más lisa, fresca y radiante.
Dependiendo de la concentración utilizada, los peelings lácteos pueden ser superficiales (perfectos para un glow inmediato) o más intensos (para tratar problemas como manchas o textura desigual).

¿Es para todo el mundo?
¡Casi sí! Uno de los grandes atractivos del peeling lácteo es su versatilidad. Es apto para pieles secas, mixtas, grasas e incluso sensibles. Sin embargo, siempre es recomendable realizar una prueba en una pequeña zona antes de lanzarte al tratamiento completo. Además, si estás embarazada o dando el pecho, es mejor consultar primero con tu dermatólogo.
Como con cualquier exfoliación química, la protección solar es imprescindible después de un peeling lácteo. La piel estará más sensible a los rayos UV, así que asegúrate de aplicar un SPF 50 todas las mañanas y reaplicar durante el día.
También es importante mantener la hidratación de la piel con productos calmantes como cremas con ácido hialurónico, ceramidas o aloe vera. Evita el uso de exfoliantes físicos o ácidos fuertes durante al menos una semana para permitir que tu piel se recupere completamente.
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