CASAS CÉNTRICAS EN Lo alto de barcelona

El Eixample se eleva de nuevo con áticos en módulos prefabricados

RAMON COMORERA / BARCELONA

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La urbe racionalista que concibió el genio de Ildefons Cerdà para el Eixample barcelonés, expresión y expansión de la nueva fuerza histórica burguesa fuera de la vieja ciudad medieval, es ya una anciana de 155 años, pero goza de una excelente e incluso reforzada salud. En tan largo tiempo, sin embargo, numerosos han sido los cambios que ha encajado la retícula de calles y viviendas, con pasos adelante y atrás en esquinas, interiores de manzana, calles, pasajes o plazas. Una nueva mutación singular empieza a notarse en el margen derecho del magma cuadriculado. Es la creación con módulos prefabricados, novedad rigurosa aquí, de áticos y pisos en azoteas de edificios que cuando se construyeron no agotaron su edificabilidad. El ayuntamiento informó ayer de que ha dado ya nueve «meditadas» licencias a la empresa La Casa por el Tejado, que tiene seis obras en marcha y prevé 17 en el 2015, a parte de 44 en proceso de concreción económica y más de 200 en estudio.

De las llamadas remontas, construir sobre lo edificado hasta donde permita la normativa, ha habido siempre con mayor o menor impacto sobre las fachadas y la línea del horizonte. La originalidad estriba ahora en usar bloques de producción industrial instalados y acoplados en poco tiempo por vía aérea en espectaculares operaciones de las que en una semana se habrán podido ver dos. El pasado domingo (fotos), una grúa gigante puso dos de estas viviendas en lo alto de paseo de Sant Joan, 59. Mañana, se prevé lo mismo multiplicado por tres en Aragó, 359, para dos áticos y cuatro pisos.

El aumento de plantas en el Eixample se puede hacer hasta baja más cinco en las calles de 20 metros, las habituales de la trama Cerdà, y baja más seis en las avenidas o paseos más anchos. Todo lo que no llegue ahí es volumetría disponible que los técnicos de La Casa por el Tejado han censado en los últimos dos años, no solo en Barcelona sino también en Madrid, Bilbao o Pamplona.

INVERSORES / El paso siguiente es captar inversores y después negociar la compra del llamado derecho de vuelo, potencial de edificación por arriba que puede tener la comunidad de propietarios o personas concretas del edificio o de fuera de él.

Joan Artés, arquitecto, profesor universitario y fundador y gerente de La Casa por el Tejado, explicó ayer que en esta operación «los vecinos propietarios ganan por partida doble». Por una parte, logran una compensación económica que los dos bandos no han querido revelar. Por otra, se realizan obras a cargo de la promotora para rehabilitar la fachada, la escalera, el ascensor y otros servicios comunes que en muchos casos necesitan modernizarse al ser construcciones más que centenarias, unos trabajos que la comunidad pospone por su coste.

Las obras duran de tres a cuatro meses frente a un mínimo de 18 de una ejecución con hormigón y ladrillos. Además, las molestias y ocupación de zonas comunes son mucho menores. La clave del negocio radica en el reducido peso de los módulos prefabricados respecto de una obra clásica. Las estructuras metálicas con paredes, techo, suelo y divisiones interiores, de gran eficiencia energética y fabricadas por una empresa asturiana, no obligan así a acometer una compleja y cara operación para reforzar los cimientos, algo necesario en un proyecto convencional. Las viviendas tienen entre 80 y 100 metros cuadrados, jardín, terraza, cubierta vegetal, y acceso al ascensor en planta.

PATRIMONIO / La compatibilidad estética y funcional de la fachada añadida con la original y con el resto del entorno es objeto de «especial atención» por la comisión que vela por la preservación del patrimonio y los cambios arquitectónicos del Eixample. Y también por los servicios de urbanismo del distrito, informaron fuentes municipales, que no ocultaron que «esta cuestión se ha debatido bastante». «Es una experiencia nueva, se han tenido que retocar proyectos para las licencias y, aunque todo es opinable, debe haber siempre un equilibrio», añadieron.

Artés explicó que su empresa «es de arquitectos, no de promotores», y que trabajan también para «mejorar el centro de la ciudad, para completarla y hacerla más eficiente y sostenible». Criticó los atentados que se cometieron durante el franquismo con añadidos abusivos y descontrolados. Y concluyó: «Buscamos la armonía de la nueva fachada desde el valor añadido de combinar arquitectura antigua y contemporánea».